- Los expertos estiman que la producción de automóviles en todo el mundo se reducirá en 7,1 millones este año debido a la falta de semiconductores, un problema a nivel mundial que puede tener su final durante la primera mitad de 2022. Sin embargo, en esta crisis influyen otros factores como el transporte o el incremento de los precios, que no tienen fácil solución. Gonzalo Fornos, director de Procurement & Operations de LKS Next y vicepresidente de ARCE (Asociación española de profesionales de compras, contratación y aprovisionamientos), analiza las causas y las perspectivas de esta crisis que está lastrando la recuperación tras la pandemia.
En los últimos meses se habla mucho de semiconductores, pero ¿qué es un semiconductor?
—Es una pieza muy importante de los circuitos integrados, necesaria a la hora de fabricar un chip. Es un material que puede ser un vidrio, una resina, y que lo que hace fundamentalmente es dejar pasar la electricidad o no por un determinado circuito integrado. No únicamente hay semiconductores o chips en los coches, sino en un ordenador portátil, un teléfono, una lavadora, una tablet, en una cámara... En principio, parece que afecta mucho más a los coches porque el sector de la automoción representa un porcentaje muy significativo de nuestro PIB, el 10%, y representa el 18% de las exportaciones a nivel español. En un vehículo podemos encontrar hasta 14.000 chips y se estima que, en el año 2030, los chips lleguen a ser casi el 20% del despliegue de materiales de un vehículo. Es un problema hoy y un problema a futuro.
¿Y cómo hemos llegado a esta situación?
—Podemos hablar de una tormenta perfecta. En primer lugar, con la pandemia, el sector de la automoción se ve obligado a interrumpir su producción, sin embargo, hubo un pico de demanda importante de todo lo relacionado con la electrónica de consumo. La gente comenzó a teletrabajar y todo el mundo quería tener un equipo, por lo que, en consecuencia, se incrementaron las ventas de ese tipo de productos. Como consecuencia, los fabricantes de chips modificaron sus cadenas de producción, los adaptaron a esta nueva demanda coyuntural que les sobrevenía. Y tampoco fue suficiente porque, de hecho, tanto Apple como Samsung se vieron afectados y el Iphone SE y el Ipod Pro sufrieron retrasos y se suspendió la salida del nuevo modelo del Samsung Galaxy Note. ¿Qué pasa? Que cuando de repente otra vez empezaron a funcionar las fábricas y fueron a hacer sus pedidos, veían que la producción estaba comprometida y, por lo tanto, no pudieron reanudar su actividad con normalidad a través de pedidos nuevos.
Es muy importante tener en cuenta también la deslocalización de la cadena de producción, ¿no?
—La fabricación de semiconductores, de chips, está muy concentrada en el mundo, prácticamente el 50% de la producción lo tiene una empresa que se llama TSMC que está en Taiwán. Entre Taiwán, Corea del Sur y China tienen el 80% de la capacidad de producción a nivel global. Esa concentración perjudica a la diversificación de proveedores, con lo cual supone un problema. Pero el abastecimiento de los chips, el cuello de botella, es uno de los problemas.
¿Cuáles son los otros?
—Al tener las cadenas producción tan deslocalizadas, hace que se incremente la necesidad de movilidad, es decir, tienes que traer esos componentes a España para ensamblarlos y ahí aparece un segundo problema: el transporte. La situación actual del transporte tiene varias derivadas, una de ellas es el transporte marítimo, que es el punto de conexión de esta cadena de suministros. Requiere de contenedores y no hay tantos contenedores como es necesario para atender a toda la demanda. Lo que ocurre es que muchas veces es más barato retener el contenedor, aunque esté vacío, en el país de destino que enviarlo de vuelta vacío. Y lo que pasa es que hay contenedores en estos momentos que, estando vacíos, no se pueden utilizar y hay escasez de contenedores. Para muestra un botón: en agosto de 2020 transportar un contenedor a España costaba entre 3.000 y 4.000 dólares, hoy en día te puede costar hasta 18.000 dólares.
Se ha multiplicado por cinco.
—Sí, se ha encarecido sustancialmente el transporte y, por otra parte, los tiempos de entrega se han dilatado también hasta cuatro veces. Esto es un problema muy importante que no únicamente afecta a los chips. Y por otro lado están los precios. El índice de precios industriales ha subido un 18%, es la mayor inflación desde el año 1980, en lo cual está influyendo el precio de la energía, influye también el incremento de los precios del ensamblado de los bienes intermedios. Esto hace que sea bastante más caro producir de lo que era antes y todo eso están afectando a que el índice de producción industrial sea el tercer mes consecutivo que se haya reducido. En los últimos tres meses se ha reducido un 2,5%, esto preocupa al sector industrial porque las cuestiones que están afectando no parece que tengan una fácil resolución.
¿Cuándo cree que se normalizará la situación?
—En el corto plazo no parece que se vaya a resolver. Según los expertos, el desabastecimiento de los semiconductores puede ir reconduciéndose durante la primavera de 2022, algunos hablan incluso del verano. Pero además de la crisis de abastecimiento, hay que tener en cuenta estos otros factores que también están mermando y mucho la producción industrial y lo que es la rentabilidad de esa producción industrial.
Y mientras se reconduce la situación, ¿qué se puede hacer?
—Todos tenemos parte de responsabilidad en cuanto a soluciones. La dependencia que tenemos de los países asiáticos es tremenda, tenemos que empezar a pensar cómo podemos resolver la capacidad de producción. En Europa llevamos muchos años pensando en el ahorro, en reducir presupuestos, en ajustarlos a la situación coyuntural que vivimos desde el año 2008 y probablemente tendríamos que haber hecho más inversiones y favorecer más investigación y desarrollo alrededor de esta industria. Por lo tanto, los gobiernos tienen que empezar a fomentar iniciativas supranacionales para intentar aumentar la capacidad productiva de semiconductores en Europa. Ya Intel ha anunciado que probablemente incremente la capacidad productiva mediante una fábrica nueva en Europa, de momento no ha desvelado el país en el que está pensando situarla. Estados Unidos parece que lo tiene mucho más claro. El Gobierno de Joe Biden ha creado un fondo de 50.000 millones de dólares para apoyar a empresas como Intel para situar dos fábricas nuevas de semiconductores en Arizona. Hay que tener en cuenta que son fábricas muy costosas -puede llegar a costar del entorno de los 12.000 a los 18.000 millones de dólares-, las máquinas que hay que comprar son muy especializadas y la mano de obra también es muy cualificada. Adicionalmente, hay que tener en cuenta que las materias primas para fabricar esos semiconductores también sufren de escasez. Con lo cual todo esto hace que el desarrollo de nueva capacidad productiva sea bastante difícil en el tiempo, entre 12 y 18 meses.
Europa, entonces, va por detrás.
—Europa ha estado más aletargada y está analizando cuál es la manera más inteligente de aumentar la capacidad productiva. Porque puedes aumentar capacidad productiva fabricando, puedes hacerlo diseñando los chips. Europa tiene previsto dedicar 800 millones de euros al aumento de la capacidad productiva, también en España, en los Perte, se han incluido ciertas partidas para fomentar el desarrollo de capacidad productiva alrededor de los semiconductores, se está moviendo, se está hablando con multinacionales para ver si entre todos se puede resolver esta situación pero está en esa fase.
La digitalización seguirá creciendo, ¿nos encontraremos situaciones similares en el futuro?
—Sin duda, nos vamos a encontrar con situaciones similares, la dependencia de los países asiáticos es una cuestión que lleva encima de la mesa muchísimos año. Probablemente ahora lo que tenemos que hacer es repensar si este modelo es el más adecuado para hacer cadenas de suministro resilientes y que nos afecte lo mínimo posible. Que van a aparecer nuevas situaciones, no me cabe la menor duda, al final estamos hablando de que la demanda va a ser cada vez mayor.
"El desabastecimiento de los chips es uno de los problemas, pero también está el transporte y el incremento de los precios"
"La dependencia de los países asiáticos es tremenda, tenemos que pensar cómo podemos resolver la capacidad de producción"
"La demanda de productos digitales va a ser cada vez mayor, no me cabe duda de que van a aparecer nuevas situaciones como esta"