El lema de Ouka resume la filosofía de esta empresa y de la mujer que la puso en marcha y la impulsa: Maialen Borda. Ametsik gabeko bizia, izarrik gabeko gaua (Una vida sin sueños es como una noche sin estrellas) reza el lema que guía el negocio de Borda, que soñó y se preparó para ser diseñadora pero que hoy dedica todo su tiempo y energía, que no es poca, a sus dos comercios multi-marca de Arrasate y Beasain, y a mover y promocionar su producto a través de distintas herramientas de venta online.

Ouka fue elegida por la Cámara de Gipuzkoa como Empresa Comercial Guipuzcoana 2018, destacando “su modelo de gestión, espíritu emprendedor, iniciativa, implantación de tecnologías en la empresa, orientación al cliente y compromiso con el entorno”.

ubicación adecuada Ouka nació en 2014 en Arrasate ”con ropa de chico, chica y con calzado de marcas conocidas”. Maialen Borda reconoce que “el éxito” de su proyecto, que ha pasado de uno a seis trabajadores en cuatro años, poco tiene que ver con la suerte y mucho con “trabajar duro”.

Inexperta en el trabajo por cuenta propia, comenzó abriendo un negocio “con pocos medios” en Arrasate. “Intentamos buscar geográficamente un lugar lejos de las grandes cadenas y de la competencia más fuerte”, explica Borda. La cosa fue bien y en junio abrió su segundo punto de venta en Beasain, donde tiene también el almacén.

Hace pocos años Ouka activó su primera web de la mano de la Cámara de Comercio, con una subvención del Gobierno Vasco, y tanto Maialen como su equipo participaron en una formación para poder manejarla. Aquel fue el inicio de la experiencia online, que ha ido enriqueciendo poco a poco aunque, asegura, que lo que “más mima” es la venta en tienda, directamente al cliente.

“Utilizamos como herramienta las redes sociales, Instagram y Facebook, que son las que más influencia tienen en nuestro caso”, explica. Inmerso en las obras del local de Beasain, el equipo ha dejado un poco de lado la web de la empresa, que piensan reactivar y mejorar de forma inmediata.

Curiosa y activa, Maialen Borda, “no con fines económicos sino para conocer más de cerca su funcionamiento”, comenzó a vender sus productos vía Amazon. “Sé que mucha gente, a nivel de proveedores, está en contra de esta herramienta, pero nosotros la utilizamos más para poder hablar luego con propiedad y ver las diferencias, porque en Amazon trabajan los mejores informáticos y podemos obtener información que no extraemos de nuestras pequeñas webs”, añade.

“El tiempo pasa deprisa pero si miras atrás ves que el camino andado es largo”, subraya Borda, que recuerda que tampoco resultó tan sencillo pasar “de ser empleada a jefa”, ya que previamente había trabajado en distintos lugares, incluidos algunos comercios de primer nivel en Donostia.

“Cuando abrí mi primera tienda, usando algunos tejidos que tenía, introduje una pequeña colección que yo diseñé y confeccioné, pero ahora no sigo en ello porque veo que la gente demanda un producto más asequible y rotativo en su armario”, añade esta emprendedora, que reconoce que, además, en la actualidad no tiene tiempo “ni para coser un botón”.

No tiene cuantificado al “100%” el volumen de su facturación procedente de la venta online, porque en muchos casos se hacen reservas de lo visto en Instagram pero se acude a recoger el pedido y pagarlo a la propia tienda.

“Nos ha pasado a veces que colgamos una foto en Instagram y nos ha venido un chico para comprar lo mismo a su madre o su pareja”, asegura Maialen Borda. Cuenta también otra historia, la de una clienta fiel que compraba mucho online tanto para ella como para su marido y “al final conseguimos que viniera a conocernos a la tienda. Ahora cuando llega su cumpleaños o cualquier otra ocasión, se acerca su marido para que le asesoremos en la compra”.

“La facturación que tenemos en tienda es la que cuidamos, porque es la que nos da la posibilidad de seguir creciendo”, puntualiza Maialen, que asegura que para acertar hay que escuchar. “Nosotros hemos asumido aportaciones de los jóvenes sobre marcas para incluirlas en las tiendas y también hemos metido marcas jóvenes del entorno”.

“Nos gusta dar pequeñas oportunidades. Por ejemplo, en alguna ocasión los dibujos de nuestras bolsas nos los han hecho diseñadoras de aquí. Luego la gente pregunta por quién los ha hecho y ayudamos a que se den algo a conocer”, destaca.

Pese a todo, Ouka apuesta “por la formación” en tecnología ya que de este modo los distintos miembros del equipo pueden ir alimentando las herramientas online. Pero esta formación también es importante para otorgar mayor atractivo a las tiendas: “Hablamos del visual merchandising, cómo se colocan y se rotan los productos en la tienda y escaparates”.

clientela local Consciente de la competencia existente en el sector, eligió cuidadosamente dónde abría sus tiendas. “Sabemos que tenemos siempre el mismo cliente, no hay turismo, y queremos cuidarle, generarle una experiencia. Para que vuelvan, cuidamos cómo ponemos el producto, lo que trasmitimos, la música o el olor”.

“Hay quien dice que todo el negocio comercial se va a volcar en las plataformas online, que van a desaparecer las tiendas pequeñas, y yo no estoy de acuerdo”, manifiesta, optimista y convencida de que “el plan de dar una vuelta, mirar unos escaparates y comprar algo” no es fácilmente sustituible.

Pero también es consciente de las dificultades de abrir un negocio. “Ver cómo se cierran bares o tiendas da pena, porque la gente se ve obligada a salir fuera del pueblo y el pequeño comercio da comodidad, incluso cuando se compra algo y hay que cambiarlo”.

“A veces para la misma persona vienen distintos amigos o familiares a comprar y les vas dando pistas”, explica Borda, que subraya que otras de las virtudes de Ouka radica en que su equipo está formado “por personas de entre 25 y 56 años”, que aportan distintos puntos de vista y que hacen más sencillo llegar a un público distinto, “desde los 15 a los 70 años”.

Los productos que Ouka vende se mueven rápido. Hay una persona que ha asumido el control de ese movimiento, que se encarga de “hacer las entre tiendas, controlar las reservas de cada comercio y cómo el producto está colocado en cada uno de ellos”. En el caso de la venta online, el pedido puede salir de cualquiera de las dos tiendas y “las chicas están preparadas para enviarlo, contestar al cliente y cualquier eventualidad que se presente”. Otra cosa es cuando se hace la venta por Amazon, que requiere de un etiquetado específico. En ese caso, el producto sale del almacén de Beasain.

A futuro no descarta abrir nuevos puntos de venta aunque lo prioritario es “seguir mejorando” con lo que ya funciona. Ahora toca enriquecer la web porque observan que “cuando no se invierta en ella” se nota. “Queremos darle más importancia porque sabemos que tenemos un posicionamiento muy bueno y la propia web tiene muchas posibilidades”.

Y, mientras, Maialen con su furgoneta sigue viajando para adquirir productos y acudir a formaciones, para aprender y también, para enseñar. “Hemos llegado a dar charlas sobre transformación digital, explica”.

Pocas recetas milagrosas hay para el éxito más allá del esfuerzo y la formación: “Al abrir la primera tienda hice de todo, tanto que a día de hoy soy capaz de tapizar cualquier butaca. Cuando la miro ahora veo lo que ha cambiado y cómo he ido alcanzando los objetivos que me marco cada año, porque también es necesario ser realista con las metas”.