La naturaleza ha sido para muchas generaciones el espacio de juegos por excelencia. Trepar a los árboles, cazar lagartijas o insectos, construir chozas con troncos? son solo algunas de las muchas experiencias que brinda esta fuente inagotable de estímulos que, según los expertos, respetan y favorecen el desarrollo saludable de los más pequeños y sus procesos de aprendizaje. De ahí que en los últimos años, y a pesar del apabullante dominio tecnológico, los parques alternativos vayan haciéndose un hueco. En unos meses Oñati contará con el suyo propio. En San Martín, la instalación bautizada con el nombre de Baratzeko pikua invitará a los niños a entretenerse con la tierra, la hierba, la madera o el agua. Será una alternativa para divertirse, a la vieja usanza.

El nuevo equipamiento de ocio que se extenderá en los 900 m2 que ocupa la parcela enclavada entre los bloques de viviendas 18 y 20 del barrio de San Martín tiene listo su proyecto. La empresa Lur Paisajistak ha diseñado los elementos naturales que se encajarán en este parque urbano, que rompe con los convencionales mobiliarios de ocio infantil para crear espacios sugerentes a través de los sentidos, dirigidos a toda la familia.

La puesta a punto de Baratzeko pikua traerá consigo una inversión de 164.500 euros (con IVA), que queda recogida en los presupuestos municipales de este año. Ahora se abre la fase de licitar la obra que tiene un plazo de ejecución de dos meses, y se espera que culmine en verano. “Vamos a intentar poner en marcha el parque durante la temporada estival”, asegura el alcalde, Mikel Biain.

Un tobogán integrado en el talud, pavimentos de corteza y arena, grandes neumáticos reciclados en formato de jardinera o banco, juegos de troncos colocados en horizontal y vertical, plantas aromáticas, árboles frutales y un rocódromo son algunas de las atracciones que se han propuesto conquistar a los txikis en Oñati. La instalación de San Martín es la segunda pieza que conforma el gran puzle del plan para revalorizar el paisaje Olaran, que en su conjunto prevé intervenciones por valor de casi un millón de euros.

Cambiar la fisonomía urbanística de distintos parques, dar respuesta a las nuevas necesidades sociales, así como poner en valor elementos del patrimonio etnográfico y cultural que confluyen en el eje del río Olaran son los objetivos de este ambicioso proyecto, que despegó el año pasado con la inauguración de Ur uhinak, el parque intergeneracional con chorros de agua interactivos y mobiliario saludable que alberga el barrio de San Lorenzo, frente a Eltzia.

De este modo, la actuación paisajística proyectada en las dos orillas del río Olaran se irá desarrollando por fases. A San Lorenzo le seguirá en los próximos meses San Martín y, a partir de ese momento, los responsables municipales tendrán que decidir el siguiente asalto de un plan que también contempla actuaciones de calado en el bosque de Aldakiño-Olapoto, el entorno de Natur Eskola y el estanque de Olakua.

fuentes, rocódromo, un tipi... Seis son los espacios en los que se distribuirá la zona verde flanqueada por los bloques residenciales 18 y 20 de San Martín, junto a las huertas. El acceso se realizará por medio de un camino que combinará dos pavimentos: de hormigón, en la parte central, para los pequeños con dificultades de movilidad, y de piedras en los laterales. “Para darle notoriedad y un cierto halo de misterio, se construirá un túnel verde con una estructura en forma de arco de hierro que se cubrirá con la planta trepadora del falso jazmín”, reza el plan de Lur Paisajistak.

En el centro del nuevo equipamiento de ocio infantil, organizado en una plaza circular, se ubicarán tres fuentes de bomba manual sobre una solera de hormigón decorada con cantos rodados. La peculiaridad de este txoko reside en que serán los propios usuarios los que tendrán que darle a la manivela para extraer el agua, a semejanza de los antiguos pozos.

Junto a las fuentes se adecuará otra estancia diferenciada que presidirá una higuera -Pikondoaren plaza-, a la que podrán trepar los chavales, además de recoger sus frutos. En el suelo, de pequeñas piedras, se colocarán neumáticos de gran tamaño que harán las funciones de asientos y que se rellenarán de tierra y plantas aromáticas. “En los bordes de uno de los caminos de montaña de Ormaiztegi y Legazpi hemos encontrado varias hayas secas, ocho de las cuales proponemos traer a Oñati; estos árboles pueden hacer volar nuestra imaginación con su aspecto gigante”, apunta Iñigo Segurola en alusión al espacio que han llamado Erraldoien plaza.

Por su parte, en la zona baja del talud se habilita una especie de graderío de tierra con neumáticos dispuestos uno encima de otro, mientras que en el área central los troncos de alerces cogen forma de un tipi (tienda de indios) para el juego infantil. El suelo se acondiciona a base de corteza de pino y la pared que limita con las viviendas se empleará a modo de pizarra para dibujar. El último espacio, emplazado en el otro extremo que bordea la parcela, se reserva para el rocódromo, que se distinguirá por un llamativo mural de grandes círculos en tonos blancos y negros.

Otra de las particularidades será el tobogán integrado en el talud del que se podrá bajar desde el nivel superior de la urbanización. A esta altura, en la inclinación de la ladera, se plantarán cerezos japoneses y en las inmediaciones, avellanos, que renovarán la imagen de la plazoleta que acoge los columpios y que convertirá sus dos zonas ajardinadas en una única.

De esta manera, Baratzeko pikua permitirá explorar el mundo natural por medio del juego. Tiene su punto de partida en la reflexión impulsada dentro del proyecto Ciudad de los niños, tal y como explica Segurola, que también sostiene que el de Oñati será el primer parque de Gipuzkoa de estas características “tan completo”. En definitiva, un equipamiento del siglo XXI dispuesto a regalar magia.