donostia - No es habitual que un paciente al que no le han atendido como debiera acabe denunciando la presunta negligencia. El médico continúa siendo una figura respetable y los enfermos, a pesar de sufrir las consecuencias de supuestos errores, no están habituados a ejercer sus derechos, menos aún en el País Vasco, comunidad que “tiende a silenciar estos episodios” por encima de otros territorios. Pese a ello, un total de 131 guipuzcoanos trasladaron el año pasado sus quejas por lo que entienden una mala praxis médica, cuyas consecuencias son variables, desde un problema de salud agravado por aguardar más de la cuenta en la lista de espera, a otros desenlaces irreversibles.

El número de quejas se mantiene estable en Gipuzkoa con respecto a la estadística de otros años, según refleja la memoria de la asociación El Defensor del Paciente. No así en el conjunto del Estado, donde las negligencias “siguen aumentando lamentablemente”.

Carmen Flores, presidenta de esta agrupación en activo desde hace dos décadas, revela que el año pasado atendieron un total de 14.802 casos (372 más que en 2015), de los cuales 841 fueron con resultado de muerte (35 más que en 2015). Son todas ellas, por el momento, presuntas negligencias médicas hasta que los tribunales no dictaminen lo contrario.

Retomando el caso guipuzcoano, cabe preguntarse si 131 denuncias son muchas, pocas, o un mal menor teniendo en cuenta las miles de intervenciones que se realizan al cabo del año, siempre con el factor humano como telón de fondo.

La presidenta de la asociación entiende que, más allá de las cifras, que puedan estar sujetas a diferentes interpretaciones, lo “lamentable” es “la actitud paternalista” en la que sigue inmerso el sistema sanitario, “con los ojos vendados, silenciando los errores médicos”.

Aseguradoras Dice que reflejo de ello es lo que sucede con las cláusulas de confidencialidad que se incluyen en los acuerdos indemnizatorios por parte de las aseguradoras médicas, “tan de moda durante 2016, para que la opinión pública no sea conocedora de este tipo de situaciones”.

Entretanto, un estudio elaborado por la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, basándose en los certificados médicos de los hospitales, revela que la tercera causa de muerte en Estados Unidos son los errores médicos, tras las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Dicha investigación atestigua que cada año se producen más de 250.000 fallecimientos por esta causa y como solución para reducir las negligencias médicas proponen que en las historias clínicas se anote si una complicación médica contribuyó a la muerte del paciente. “En España esto sería una utopía”, sentencia Flores. La presidenta de la asociación lamenta que, aunque poco a poco se van denunciando más casos, prevalece la inacción. “Es como si los pacientes ya dieran por perdido el partido antes de jugar. Han sufrido las consecuencias de un error médico pero no actúan y, analizando la situación por comunidades, es algo que ocurre de un modo especialmente llamativo en Euskadi. Los pacientes deben perder el miedo a denunciar. Denunciar a un médico no es denunciar a Dios”, se enoja Flores.

la parte oscura de sanidad Como dice Javier Arechabaleta, abogado especializado en negligencias médicas en el País Vasco, nadie pone en duda que Osakidetza “sigue siendo el buque insignia” de la Sanidad. Pero advierte del mismo modo que eso no puede justificar el silencio ante un error médico. Acostumbrado a ver “la parte más oscura” del sistema sanitario, se revela ante los dramas que llegan al despacho. Parejas jóvenes que han perdido a su bebé en el parto, que padece parálisis cerebral o sufre lesiones del plexo braquial. “Hablamos de problemas relacionados con obstetricia. La sanidad pública vasca hace ostentación de haber reducido la práctica de las cesáreas, lo cual implica un ahorro de dinero, pero el problema está en las consecuencias. No sé si son muchos o pocos casos, no me dedico a las estadísticas, pero que en pleno siglo XXI, con los medios que tenemos, alguien decida jugársela en el parto no es admisible. No lo es si el resultado es cualquiera de los problemas que estamos viendo, algunos de ellos irreversibles”, denuncia.

Entiende que los criterios de ahorro económico no pueden prevalecer sobre la salud, y menos aún teniendo en cuenta que esas prácticas pueden tener un recorrido de ida y vuelta, con un coste superior al que se quiere evitar. “¿Cuánto cuesta resarcir del daño causado a un niño con parálisis cerebral debido a un error de cálculo médico? Son situaciones que se nos plantean, algunas muy duras, incluso con resultado de muerte. Por eso, antes de meter a pleito a una persona que ha perdido a su hijo es necesario estudiar bien la situación. Atendemos a parejas que llegan victimizadas, hechas polvo, a las que hay que hablar sosegadamente para que no sufran un dolor añadido. Situaciones, en todo caso, que hay que denunciar”, zanja el letrado.

La presidenta de la asociación admite, en todo caso, que sigue siendo muy complicado conseguir una sentencia favorable.

El paciente demandante debe manejarse siempre en el terreno de los supuestos en los que, por la omisión de una prueba diagnóstica o tratamiento, se le ha privado de una posibilidad de curación. Lo difícil es conocer y demostrar si el desenlace habría variado en caso de que el médico hubiera actuado como era exigible.

Un confuso escenario en el que las compañías de seguros de los Servicios de Salud se manejan como pez en el agua.

Así lo entiende la Asociación El Defensor del Paciente, que considera que “actúan únicamente con criterios mercantilistas y nunca van a proponer acuerdos aceptables a las víctimas y perjudicados de negligencias médicas”. La asociación censura que, por lo general, los pacientes afectados suelen ver reducida la indemnización en más de un 80% de los casos. “Por ejemplo, no practicar un TAC cuando debía realizarse, le sirve al médico para reducir significativamente la cuantía porque esa falta de prueba provoca que no se conozca si el paciente habría sobrevivido”.

Expone otro caso, como por ejemplo cuando un médico no solicita la biopsia de un nódulo de características malignas para confirmar o descartar la enfermedad. “Si posteriormente se demuestra que era maligno y que fue la causa de la muerte, nunca sabremos qué habría sucedido de haber sido diagnosticado y tratado en el momento que debió hacerse la biopsia.”

Al hilo de esto, critica que no es de recibo que, en determinados casos, esta línea de actuación haya provocado “verdaderas injusticias, como indemnizar una tetraplejia con 12.000 euros o fallecimientos con 6.000 euros”, denuncia la presidenta de la asociación.

Denuncias. Un total de 131 guipuzcoanos trasladaron el año pasado sus quejas por supuestas negligencias médicas. La Asociación El Defensor del Paciente registró en el País Vasco 512 casos, 341 de ellos en Bizkaia y otros 40 en Araba.

Hospitales. Los centros sanitarios más demandados fueron el Hospital Universitario de Cruces, el de Basurto, el Hospital Universitario Donostia, el de Galdakao-Usansolo y en quinto lugar el Hospital Universitario de Araba.

Servicios y patologías. Las más denunciadas por los pacientes en el País Vasco son Cirugía general, Urgencias, Traumatología, Ginecología y Obstetricia y Oncología.