Síguenos en redes sociales:

La basura pone a Meruelo en el mapa de Gipuzkoa

A 180 kilómetros de Donostia, esta pequeña localidad cántabra, de tan solo 1.974 habitantes, será durante los próximos cuatro años y hasta que la incineradora de Zubieta esté operativa, el destino de los residuos que se generan en Gipuzkoa

La basura pone a Meruelo en el mapa de Gipuzkoa

primero fue Itsasu, en Iparralde. Después Funes, en Navarra. Y finalmente, Meruelo, en Cantabria. La crisis de las basuras en Gipuzkoa ha puesto sobre el mapa municipios de los que muchos ciudadanos no habríamos oído hablar si no llega a ser porque se han convertido en destino de nuestros residuos.

A 177 kilómetros de Donostia, tras dos horas y cuarto de viaje por autopista, se encuentra San Miguel de Meruelo, un pequeño pueblo cántabro que no llega a los 2.000 habitantes (1.974 según el último censo).

Por sus calles no hay puerta a puerta, ni siquiera quinto contenedor. De hecho, algunos de sus vecinos no tienen reparos en reconocer que todavía se recicla “poco”, aunque se muestran “a favor” de este pequeño gesto en favor del medio ambiente. Sin embargo, conocen de buena mano la situación que vivimos en Gipuzkoa. “¿Pero eso no es muy incómodo?”, preguntan los vecinos sobre el sistema implantado por Bildu en una veintena de pueblos durante la pasada legislatura. La terraza de la cafetería Brigrantium, en la arteria principal de la localidad, se convierte en un improvisado debate sobre gestión de residuos. Es mediodía y el tiempo acompaña. Los mercurios marcan 15 grados y algunos vecinos aprovechan el calor de los rayos de sol para apurar sus pitillos a la intemperie. Son autocríticos. “Aquí podría hacerse -reciclar- bastante más”, asevera Rosa, que aunque es natural de Bilbao, desde hace tres años reside en Meruelo , donde también vive su hijo. “¿Habrá un término medio, no? -cuestiona- Ni tan estricto como en Gipuzkoa, ni como se hace aquí”.

La noticia de que Gipuzkoa comenzará a enviar camiones de basura al vertedero que tienen a seis kilómetros les ha pillado por sorpresa, aunque al contrario que lo ocurrido en Funes, donde los vecinos se movilizaron contra la basura orgánica enviada, aquí consideran que se trata de una “buena noticia”. “¡Cómo vamos a tener pegas! Si trae trabajo y dinero, adelante. Con la crisis que hay, estamos como para quejarnos”, coinciden varios vecinos.

Esta misma sensación se percibe en el Ayuntamiento. Desde que saltó la noticia, en el despacho de Evaristo Domínguez, el alcalde desde hace 38 años, se han recibido varios currículum de personas dispuestas a trabajar en el centro de residuos de Meruelo. “Los estaba repasando”, comenta el primer edil, aunque cree que “no hará falta contratar a nadie. Al fin y al cabo, la basura va a venir al vertedero y solo hay que amontonarla y cubrirla de tierra. Para eso, con nuestros palistas tenemos suficiente”.

No obstante, en el Consistorio sí critican la forma en la que han conocido la noticia. “Nos enteramos por la prensa. Creo que entre instituciones la comunicación debería ser fluida”, lamenta Domínguez, aunque trata de no dar mayor importancia a este hecho. “Lo que sí pensamos es que los responsables -de Medio Ambiente-deben venir y explicar con detalle en qué consiste este acuerdo para que el vecino que tenga dudas pueda elaborar las preguntas”, indica.

Además, tampoco esconde que si la decisión dependiera del Pleno municipal diría que “no”, ya que “Meruelo ya ha sido suficientemente solidario con el resto de Cantabria”. “Mañana puede ser Asturias el que tenga problemas y entonces, ¿también tendríamos que admitirlo?”, se pregunta el primer edil.

La principal preocupación del Gobierno local es “qué sucederá si Gipuzkoa no ha resuelto su problema en cuatro años”, pero asumen que el acuerdo alcanzado entre GHK y el Gobierno de Cantabria apenas va a influir en su día a día, pese a que las previsiones hablan de un traslado de entre 20 y 25 camiones diarios. “Dadas las características de las instalaciones, el trasiego de camiones no afecta porque se construyó una carretera desde la salida de la antigua nacional que va hasta el vertedero, por lo tanto no molesta”, explica.

Tampoco el olor que emana de una instalación de estas características parece preocuparles. El vertedero se encuentra a seis kilómetros del núcleo urbano, una distancia que se traduce en más de 20 minutos de camino serpenteante monte a través. Así, la espesa vegetación no deja huella de esta macroinstalación que apenas se percibe en el pueblo. “Yo llevo tres años viviendo aquí y ni un solo día he notado el olor del vertedero”, sentencia Rosa. También en esto coincide el alcalde de Meruelo, que señala que “en todo el año el olor se nota como mucho un par de días y no es peor que la apertura de un silo de ganado”. “Pero tampoco somos tontos y no es la fábrica de Heno de Pravia. Estamos hablando de basura”, recuerda.

un macrocomplejo Llegar al vertedero no es tarea fácil. Ninguna señal marca el camino y la carretera es laberíntica, con numerosas curvas y cruces que llevan inevitablemente a tener que preguntar más de una vez por el destino. La carretera, estrecha, recorre los montes de la cuenca del río Campezo, aunque casi no hay tránsito de vehículos. Solo camiones que van y vienen del complejo. Y algunos caminantes. Y es que la zona es frecuentada por muchos excursionistas del lugar, ya que ofrece unas vistas envidiables desde la cima, donde prácticamente se encuentra el vertedero.

Pero el complejo de tratamiento de residuos es mucho más que un vertedero. Se trata de un engranado de plantas que dispone de vertedero, planta de reciclaje, planta de pretratamiento de lixiviados, estación depuradora de aguas residuales y una planta de generación de energía eléctrica mediante biogás (incineradora). Este macrocomplejo, gestionado por la empresa pública Mare, recibe la basura de los 102 municipios cántabros, o lo que es lo mismo, la basura que generan medio millón de personas. Además, resulta clave en el desarrollo económico de Meruelo, ya que emplea a 168 personas.

De hecho, este entramando de infraestructuras ha estado directamente ligado al crecimiento de Meruelo. “Hace unos años apenas teníamos 1.000 habitantes; hoy somos más de 1.900”, señala su alcalde.

Ahora, Cantabria tiene todas las miras puestas en el rédito económico que va a sacar del acuerdo con Gipuzkoa. Tal y como ha admitido el diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, esta solución es “económicamente cara”, y su coste supondrá un 50% más de lo que costaba verter la basura en Lapatx (Azpeitia). De hecho, Gipuzkoa pagará 96 euros por tonelada vertida, si bien el precio variará en función de la cantidad de basura que se traslade a Meruelo. Ello dispara la operación a más de 20 millones de euros en cuatro años para Gipuzkoa

Y para Cantabria, esto podría repercutir, directamente, en un descenso de la tasa de basura que abonan sus ciudadanos. Sin embargo, en Meruelo no están del todo conformes con esta situación. “Sí que se ha comentado que existe la posibilidad de que se baje el canon a todos los municipios, pero todos son todos y aquí el que soporta la situación es Meruelo. No podemos ser los 102 ayuntamientos iguales cuando solo es uno el que soporta en sus instalaciones esta situación”, remarca Domínguez. Por ello, el Consistorio revisará de qué forma afecta el acuerdo entre las dos administraciones al convenio firmado entre Meruelo y el Gobierno cántabro. “Si la empresa pública va a recibir un dinero por esta oferta, quizás a Meruelo le corresponda algo. Pero eso lo trataremos en negociaciones internas”, señala el regidor.

Mientras tanto, Gipuzkoa y Cantabria ultiman los preparativos para que los primeros camiones salgan el lunes en dirección a Meruelo.