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Exprimiendo al máximo el invierno

A tan solo unos días para que finalice la estación estival, las recientes nevadas caídas en la sierra de Aralar atrajeron a familias y amigos dispuestos a pasárselo bomba

Exprimiendo al máximo el invierno

El invierno da sus últimos coletazos y, tras el temporal del fin de semana, toca enfundarse las botas y subir a los montes cercanos para disfrutar de la nieve, que cubre el paisaje dejando estampas de pura diversión, ya sea en familia o con los amigos. San Miguel de Aralar, destino habitual para pasar una mañana con los trineos, no tuvo la aglomeración a la que se acostumbra cuando los copos se dejan ver por sus laderas, pero no fueron pocos los que se animaron a acercarse a este punto, sobre todo guipuzcoanos.

Desde Donostia llegaron Álex y Daniel Loidi junto a sus padres que aprovechan el invierno para aprender a deslizarse con los esquís y la tabla de snowboard. "De momento están aprendiendo y venimos aquí con ellos para que practiquen", comentaba su padre, que ayer se convirtió en su monitor personal.

Para disfrutar aún más tranquilos de las cuestas nevadas de Aralar, esta familia donostiarra prefirió comer primero en su furgoneta y comenzar a prepararse a las 13.30 horas, cuando la mayoría de visitantes ya comienzan a irse. "Así tenemos más espacio y la nieve está pisada, porque si está recién caída se hunden y casi no pueden avanzar", explicaba el padre.

Al modo más tradicional bajaba la pendiente la familia Vega Tolosa, también guipuzcoanos, quienes a pesar de ir equipados con varios trineos, hicieron también buen uso de plásticos que nada tenían que envidiar a los vehículos más modernos. Los niños disfrutaron con las bajadas, pero lo mismo o más se divirtieron sus padres, Sonia Tolosa y Juanan Vega, que con cada bajada parecían dejar años por el camino. "Nosotros hemos comprado los trineos, así que también tenemos que disfrutarlos bromeaba Sonia. Siempre quieren tirarse los txikis, pero nosotros no nos quedamos atrás".

Recursos caseros El plástico en la nieve es muy recurrido, y no solo para deslizarse con ellos por las pendientes. Bien lo sabe Saioa Arrieta, que como no fue capaz de encontrar unas polainas lo suficientemente pequeñas como para ponérselas a Ekaitx Hurtado, uno de sus hijos, improvisó unas con una bolsa de plástico y unas cuerdas. "Cuando nosotros éramos pequeños nuestras madres nos las ponía así a todos", recordaba.

Niños, jóvenes y adultos se los pasaron bomba, pero tampoco se quedaron atrás las mascotas, que no paraban de corretear pese a que en algunos puntos la nieve les llegaba casi hasta el hocico.

Un grupo de amigos guipuzcoanos subió hasta el santuario de San Miguel de Aralar con sus dos Golden Retriever, que no paraban de jugar entre ellos y con sus dueños. "No paran quietos. Ellos se lo pasan muy bien, aunque nosotros también disfrutamos mucho de la nieve", comentaba uno de ellos, que se lamentaba de la niebla, que no dejaba ver el paisaje. "El año pasado sacamos unas fotos geniales desde aquí, pero así no se puede ver nada", apuntaba.