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El cruel ensayo de Gernika

La villa armera también sufrió duros bombardeos durante la Guerra Civil, hace precisamente 75 años

El cruel ensayo de GernikaFoto: Indalecio Ojanguren/Archivo municipal de Eibar

LA CIUDAD MÁRTIR. La prensa de la época llamó de esta forma a Eibar, a finales de abril de 1937, días después de que fuese tomada por las tropas sublevadas contra la II República. Los periodistas de uno y otro bando, aunque ofrecieron versiones distintas, coincidieron en describir la villa armera como un lugar destruido por las llamas, lleno de escombros y desolación.

Porque, aunque el número de víctimas civiles no fuese tan elevado como en otros enclaves, Eibar también sufrió unos intensos bombardeos hace 75 años. Ocurrió precisamente los días 24 y 25 de abril, justo una jornada antes de que la aviación alemana e italiana bombardeara Gernika durante un lunes de mercado, cuando los mismos autores volvieron a ensayar -el 31 de marzo lo habían hecho en Durango- contra la ciudad eibartarra.

El laureado expelotari Miguel Gallastegi (Eibar, 1918) tenía 19 años cuando tuvo lugar aquel terrible episodio. Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y el avance de los requetés a lo largo y ancho de Gipuzkoa, prácticamente todo el territorio salvo Eibar y Elgeta había quedado en manos de los sublevados para finales de septiembre. "Yo había debutado en el frontón dos meses antes. Para entrenar, bajaba de mi casa natal -el caserío Asoriartza- hasta el frontón Astelehena. Los soldados comían en los cuadros traseros, mientras que los delanteros quedaban libres para jugar", recuerda Gallastegi, que en la actualidad tiene 94 años.

Así fue como entró en contacto con el batallón Amuategui, formado principalmente por socialistas eibarreses, cuyo jefe me avisó de que me iban a llamar para ser soldado. Y así, pasó a formar parte del batallón, como ayudante del chófer que llevaba la comida al frente. Así fue como presenció buena parte de los hechos que tuvieron lugar por aquellas fechas. Hoy recuerda, gracias a su prodigiosa memoria, aquellos momentos tan duros de la historia eibarresa.

El ataque definitivo sobre Eibar le pilló a Gallastegui en el monte Eguarbitza, en el que coincidió con sus amigos Sarasketa y Lafuente, mientras se escondían de la aviación en las "grandes hayas" que allí había. "Vimos cómo los requetés pusieron su bandera en la cima. Los gudaris y los milicianos volvían en retirada", recuerda, afable, en el salón de su casa.

Gallastegui decidió entonces volver al caserío natal. "Pasábamos un miedo terrible, sobre todo por las noches. Queríamos saber lo que estaba pasando", añade.

El episodio que describe el veterano expelotari es, precisamente, la coyuntura en la que los franquistas rompieron el mítico frente de Intxorta y tomaron Elgeta para encaminarse hacia Eibar, después de siete meses en los que milicianos y gudaris habían resistido heroicamente el embite de los rebeldes.

Fue en ese trance cuando, el día 24, el municipio sufrió un severo bombardeo a partir de las 16.00 horas. Para entonces, Eibar había permanecido mucho tiempo en una zona caliente de la contienda y ya había sufrido los rigores de la guerra. No en vano, se habían ordenado dos evacuaciones previas -en septiembre de 1936 y enero de 1937-, de modo que se trataba por aquel entonces de un núcleo militarizado, con limitada presencia de civiles.

Durante los bombardeos, quienes aún seguían allí se escondían en alguno de los 16 refugios habilitados en el casco urbano. "Una bomba de 50 kilos cayó al lado de la Casa del Pueblo y atravesó la cubierta de madera de un refugio adyacente. Como tenía una explosión retardada, reventó en el interior", relata el historiador eibartarra Jesús Gutiérrez, autor del libro La Guerra Civil en Eibar y Elgeta (2007). Como consecuencia del impacto fallecieron varias decenas de personas, entre los que también había civiles.

"gran ensañamiento"

Bombas de 50 y 100 kilos

Gutiérrez acaba de realizar una nueva investigación que presentará el próximo miércoles, con motivo de la conmemoración de la destrucción de Eibar, y que saca a la luz nueva documentación sobre los aviones y el armamento utilizado en los ataques.

Aunque las autoridades declararon el mismo día 24 la evacuación definitiva de Eibar, al día siguiente los aviones italianos volvieron a la carga. Salieron a las 11.00 horas desde el aeropuerto de Gasteiz. "Eran siete aviones y cada uno podía llevar hasta un tonelada; entre todos, 21 bombas de 100 kilos y 103 de 50 kilos lanzados desde una altura aproximada de 1.500 metros", detalla el historiador. Una dosis armamentística que demuestra el "gran ensañamiento" con el que se atacó Eibar, cuna de la II República. "Y se daban dos aspectos que combatían los franquistas: el movimiento de izquierdas y el abertzalismo", añade.

Las bombas rompedoras e incendiarias dejaron 182 casas y edificios totalmente destruidos, que afectaban a un total de 842 viviendas. Salvo la iglesia de San Andrés, prácticamente todo el centro quedó devastado.

El balance más triste, sin embargo, fue el de los muertos. Los días 24 y 25 fallecieron en Eibar un total de 52 personas, a los que conviene añadir los 182 que perdieron la vida previamente. Hasta el final de la Guerra Civil, se registraron alrededor de 250 muertos.

La devastación que se aprecia en las imágenes de aquellos días no solo corresponde los bombardeos, sino también a los siete meses en los que Eibar se encontró en la línea del frente. "Igual que en Gernika, los franquistas lanzaron el bulo de que ellos no habían sido", algo incierto, según afirma Gutierrez. Aunque sí parece cierto que algunos combatientes incontrolados incendiaron algunos edificios en su retirada, la mayor parte de la destrucción ya se había cometido.

La reconstrucción física requirió más de una década, mientras que otras heridas más profundas siguieron abiertas durante años. Eibar, igual que Elgeta, fue incluida dentro del Plan de Regiones Devastadas, junto con Gernika y Amorebieta. Eibar y Durango fueron, según comenta Gutierrez, la señal "de lo que luego iba a ocurrir en Gernika". "La población se había convertido en objetivo militar directo", recuerda.