Estocolmo, París, Londres, Jerusalén, Florencia o Berlín son algunos de los destinos turísticos internacionales elegidos por millones de turistas cada año; acuden hasta ellos atraídos por su arte, su gastronomía, su historia, su clima o sus tradiciones.
Además de ser conocidas por su atractivo turístico, estas ciudades dan nombre a determinados síndromes, los cuales responden a determinados conjuntos de reacciones físicas y mentales que algunas personas experimentan o han experimentado a lo largo de la historia en relación con ellas.
¿Quién no ha oído hablar del síndrome de Estocolmo? Pues bien, junto a este hay otros menos conocidos, pero también muy curiosos. Algunos de ellos son:
1- Síndrome de Estocolmo
Ocurre cuando una persona secuestrada desarrolla sentimientos de simpatía, lealtad o incluso amor hacia sus captores. Su origen se remonta a 1973 cuando, durante un robo al Banco de Crédito de Estocolmo (Suecia), un ladrón tomó como rehenes a cuatro trabajadores. En estos casos, los secuestrados malinterpretan la ausencia de violencia de su captor como un acto de humanidad, por lo que consideran la respuesta de la Policía como algo hostil y por ello se ponen del lado del secuestrador.
2- Síndrome de París
Se refiere a la reacción de shock o desilusión que experimentan algunas personas al visitar París (Francia) y encontrar que no cumple con las expectativas idealizadas que tenían de la ciudad. La primera vez que se detectó este síndrome fue en 2004 en un turista japonés quien presentaba un cuadro de ansiedad, mareos, sudoración, delirios e incluso alucinaciones.
3- Síndrome de Jerusalén
Presenta un conjunto de síntomas psicóticos, como ansiedad extrema, delirios, visiones y alucinaciones, que experimentan algunas personas que viajan a Jerusalén (Israel), generalmente debido a la carga emocional y espiritual asociada con esta ciudad sagrada. Quienes experimentan este síndrome entran en un estado mental en el que pierden el contacto con la realidad y creen que son un personaje de la Biblia, incluso el mismo Dios, y que tienen una misión especial en la Tierra.
4- Síndrome de Florencia
También conocido como Síndrome de Stendhal, ocurre cuando una persona se siente abrumada por la belleza artística y cultural de la ciudad de Florencia (Italia) llegando a experimentar mareos, confusión, ansiedad, alucinaciones e incluso pérdida del conocimiento. La primera vez que se registró fue en 1817 cuando el autor francés Henri Beyle (Stendhal) visitó la Basílica de la Sagrada Cruz y sintió una especie de éxtasis.
5- Síndrome de Lima
El secuestrador presenta todo tipo de sentimientos positivos hacia la víctima y es precisamente el síndrome inverso al síndrome de Estocolmo. Data de 1996 cuando 14 secuestradores hicieron decenas de rehenes entre los cientos de invitados a un evento en la embajada japonesa de Perú. En cuestión de días, todos fueron puestos en libertad.
6- Síndrome de Berlín
También conocido como síndrome comunista o síndrome del Muro de Berlín, se traduce en el miedo a la libertad y lo sufren aquellas personas que han estado sometidas a una imposición ideológica, a un pensamiento único, convirtiéndose así en prisioneros mentales donde no cabe la libertad física, psicológica, moral ni política.
7- Síndrome de Bombay ("Síndrome de la India")
Se refiere a una serie de síntomas psicológicos y físicos que experimentan algunos visitantes de la India, como estrés, fatiga, diarrea del viajero y ansiedad, debido a la abrumadora experiencia cultural, social y ambiental del país. Los turistas pueden obsesionarse con practicar meditación o pasarse días enteros haciendo yoga.
8- Síndrome de Londres
Se produce cuando los rehenes deciden no cooperar con sus captores. Se remonta a 1980 cuando la embajada iraní en Londres (Inglaterra) fue tomada por separatistas iraníes. Uno de los rehenes plantó cara a sus captores y fue lanzado por una ventana.
Lo cierto es que el hecho de que estas ciudades compartan su nombre con uno de estos misteriosos síndromes no les resta atractivo turístico y puede considerarse como una peculiaridad más. Sin embargo, este tipo de trastornos no pueden tomarse a la ligera ya que, como hemos visto, pueden afectar muy seriamente a la salud de quien los sufre.