Esta semana nuestros pasos nos guían hasta un lugar para muchos aún por descubrir. Nos referimos al parque natural de Valderejo, un espacio protegido en el que tendremos la oportunidad de realizar diversas rutas entre paisajes hermosos y una gran diversidad de flora y de fauna.
Para llegar a este paraje en el corazón del territorio alavés tenemos que poner rumbo a la localidad de Lalastra, un pueblecito con mucho encanto en el que tendremos la oportunidad de conocer el centro de interpretación (conocido como la casa del parque) y todos los secretos de este entorno para captar cada detalle antes de embarcarnos en nuestras posibles rutas.
Al adentrarnos en este edificio, ubicado en lo que antiguamente era la escuela del valle, encontraremos una exposición interpretativa donde descubriremos un área con paneles y maquetas interactivas sobre la flora, la fauna y la geología del parque, con mención especial a las aves carroñeras.
Y por si eso no fuera suficiente, también encontraremos un museo etnográfico en la antigua sede del Ayuntamiento de Valderejo, donde encontraremos elementos artesanales y rurales: cestería, apicultura... A este lugar se puede acudir en familia, con amigos o el colegio, pues cualquier opción es buena para descubrir este paraje natural tan mágico como desconocido para muchos.
1. Senda del río Purón
Empezaremos por una de las rutas más conocidas y hermosas de este parque. Para emprenderla, basta con que tomemos el camino que se encuentra señalizado frente al centro de interpretación.
Una vez que hayamos tomado esa senda, descubriremos paisajes maravillosos, pasaremos de caminar entre árboles a una zona abierta y escarpada, hasta encontrar el arroyo. Atravesaremos una puerta de madera, donde el paisaje cambia, y escucharemos el murmullo del río Purón que pronto empezará a acompañarnos.
Pasaremos incluso por un poblado en ruinas antes de encaminarnos al desfiladero que une Valderejo con el valle de Tobalina, en Burgos. Y es que habrá puntos en los que estaremos en Euskadi y al siguiente en Burgos a lo largo de este recorrido de alrededor de hora y media y dificultad media.
Esta ruta no es circular, por lo que si no nos ha ido a buscar alguien al final del camino, en la localidad burgalesa de Herrán, nos tocará emprender el camino de vuelta.
2. Senda de Santa Ana
Para los más aventureros hemos escogido la única ruta de dificultad media-alta de las nueve que encontraremos en este parque, y que oscilan entre la dificultad media-baja y la media.
Se trata de la senda de Santa Ana, a la que accederemos desde Ribera por la carretera que antes daba acceso a Villafría. Una vez en el camino, atravesaremos un prado por donde cruza un arroyo, para ascender por un campo e internarnos en un bosque.
“Se llega a una pista en mal estado que hay que seguir hacia la izquierda durante pocos metros para seguir por el sendero a la derecha, paralelo a una alambrada”, recuerdan desde la Diputación.
Después, llegaremos al collado de Santa Ana, desde donde podemos acceder a la cumbre o empezar el descenso que nos llevará hasta el desfiladero del río Purón, pues las sendas pueden combinarse. Si hemos optado por esta ruta, tendremos que seguir el camino inverso al que seguimos al arrancar la senda del río Purón o llegar a Herrán si optamos por esa otra vía.
A tener en cuenta
Si nos vamos a embarcar en alguna de estas rutas, debemos tener en cuenta determinados aspectos a la hora de hacerles frente. En el centro de interpretación podremos hacernos con un mapa donde elegir la ruta que más nos apetezca hacer, y en el pueblo de Lalastra tendremos que aprovechar para llenar nuestras cantimploras y botellas, pues una vez iniciados los recorridos ya no encontraremos más fuentes de agua.
También es aconsejable acudir con ropa y calzado cómodos si nuestro propósito es recorrer alguna de las nueve sendas que discurren por este paraje, y que además podemos enlazar para recorrer más de una.
En la web de la Diputación Foral de Álava también encontraremos toda la información de la red de sendas (que se encuentran muy bien señalizadas a lo largo del camino) si queremos planificar nuestro recorrido antes de acercarnos al lugar, al que podemos acudir en coche, que podemos aparcar en la localidad de Lalastra.
El camino hasta allí nos llevará algo más de una hora si salimos desde Bilbao, una desde Vitoria, algo más de dos desde Donostia y cerca de dos desde Pamplona. Tras la caminata, podemos reponer fuerzas en el restaurante del pueblo o en el merendero que encontraremos tras la casa del parque.
Además, los coles también pueden organizar visitas a este espacio tan lleno de magia y vida, donde emprender rutas y aprender absolutamente todo acerca de este parque y de las especies que allí habitan.
Planes alternativos
Ya que nos encontramos por la zona, algunas cosas que podemos hacer nos conducen al corazón de Valdegovía, donde nos espera, imponente, la casa torre de los Varona, cerca de otro lugar que merece una visita, Angosto.
Sobre todo si nos acercamos en septiembre, pues el primer domingo del mes se celebra la feria de Angosto, donde decenas de puestos inundan las campas del santuario repletos de manjares, productos artesanales y todo aquello que podamos imaginar.
Allí podemos aprovechar para pernoctar en el camping de Villanañe, repleto de bungalows, y explorar la ya mencionada casa torre. Y es que esta está repleta de historia, pero también de secretos.
Este ejemplo de arquitectura militar nada más y nada menos que del siglo XIV nos ofrece al fin y al cabo la opción de contemplar una colección de papeles pintados que recubren las paredes de varias de las estancias y que se encuentran fechados entre los siglos XVII y XVIII.
Y sobre la historia de la casa, descubriremos que esta asegura que allá por el año 680 un almirante visigodo, Ruy Pérez, mandó construir esta torre. La zona había sido abandonada por los romanos y los visigodos la fueron conquistando, quedándose estos en el valle. “Este almirante ordenó construirla en un enclave estratégico.
Se dice que aquí descansó Don Pelayo, después de la Batalla de Guadalete, (711) empezando desde aquí la reconquista”, explican desde la oficina de Turismo de la localidad.
Pero sin duda lo más reseñable es la historia de su nombre, o más bien de su apellido, pues esta torre nos trae la historia de María Pérez, una mujer que luchó en el bando de Doña Urraca de Castilla que estaba en guerra con el rey de Aragón. Por su valentía, el rey la llamó Varona, un apellido que portarían tanto ella como sus descendientes en una leyenda que ha pasado de generación en generación.
La visita a este palacio no dejará indiferente a nadie, sin duda.