Siguiendo el arroyo de Arritzaga nos internamos en los relieves abruptos de la vertiente norte de Aralar para conocer uno de sus rincones más extraordinarios. Entre hayas y roquedos se abre la escotadura de un profundo cañón muy transitado en tiempos pasados. Si preguntamos en Amezketa nos dirán que es el camino de la mina, pues en su cabecera fue donde los vecinos extrajeron cobre en la mina de Burruntzun desde 1732 hasta mediados del pasado siglo. En los momentos de mayor pujanza, la mina llegó a contratar a trescientos empleados y disponía de iglesia. El recorrido es hoy un exclusivo placer reservado a senderistas.

Por esta senda transitaron los vecinos y las provisiones de la mina y bajaba el mineral sin perder de vista la regata de Arritzaga. Hoy el estrecho sendero discurre entre silencios y apegado a la pared de roca y entre hayas, fresnos y robles. El arroyo sigue tallando las rocas calizas evidenciando su origen marino. Si observamos las piedras será fácil descubrir fósiles como ammonites, gasterópodos, belemnites y braquiópodos... que atestiguan su formación bajo el mar, durante el Jurásico, hace 150 millones de años.

Nada más llegar a Amezketa se impone el cañón, tupido de vegetación pero con unas inconfundibles paredes verticales, que orientan la ruta a tomar. Por carretera, una vez sobrepasada la iglesia y dejando el pueblo atrás, seguimos los carteles que, entre caseríos, indican hacia Aralar. Una pista transitable para vehículos lleva hasta un aparcamiento, a la izquierda, donde aparcamos. La senda comienza unos metros más adelante, junto a un panel de las estaciones megalíticas de Aralar, ya que la actividad pastoril en estas agrestes montañas calcáreas, en las que el verde es color permanente, se remonta a tiempos prehistóricos.

Nos encontramos con el arroyo en una curva cerrada, que discurre cantarín entre grandes rocas envueltas de verdor. Luego cruzamos el arroyo Arritzaga, por el puente de Berazeaga, para situarnos en su margen derecha. Entre hayas, la senda trepa ladera arriba dejando que el río labre su lecho rocoso. Apenas se divisa el barranco hasta que, imponente, asoma el pitón de Anduitz, un espolón rocoso que rodeamos y que es uno de los más característicos perfiles de Aralar, como un gran dedo de roca. 

A medida que avanzamos la roca se hace con el panorama mientras los canchales abruptos e inmensos se levantan a nuestra izquierda sobre la senda. En la vertiente opuesta son las repoblaciones de pino, roble americano y alerce las que tapizan la ladera.

Sabremos que hemos alcanzado el rincón más abrupto de la sierra de Aralar, después de Las Malloas, al alcanzar la vertiente oriental del Larraone (1.198 m) porque, en la orilla opuesta del barranco, se distingue la cascada de Ondarre uniéndose ruidosa, entre la vegetación tupida que la rodea.

Cardo azul ('Eryngium bourgatii')

Cardo azul ('Eryngium bourgatii') JUAN CARLOS MUÑOZ

Entramos en la parte más rocosa del itinerario pues atravesamos el anticlinal que es a su vez donde se distinguen las diferencias geológicas entre los materiales cretácicos y jurásicos de la sierra creando superficies como mesas de roca en contraste con el afilado desnivel del cañón. A medida que el sendero toma altura las pozas y las cascadas se suceden con el constante discurrir del agua a su través en un continuo salto de escalones de piedra.

La presencia de estos materiales calizos, ricos en mineralización, es la razón de que una vez remontado este tramo tan bello y de sonido hídrico, se distingan las ruinas industriales de las minas de cobre de Buruntzuzin. Poco antes nuestra senda se habrá unido con el sendero GR 121 que, denominado la Vuelta a Guipúzcoa, circunvala el territorio provincial a lo largo de 301 kilómetros.

La mina explotada irregularmente por empresas locales y alemanas -durante la Segunda Guerra Mundial-, principalmente para obtener cobre, aunque también hubo explotaciones de zinc y plomo, tiene aún su huella en este encantador rincón del barranco, el más íntimo, donde se han conservado parte de las instalaciones que han perdurado hasta nuestros días favoreciendo un turismo industrial.

En la parte superior del barranco quedan las bocaminas de donde llegaba el mineral al cargadero, y en vagonetas partía hacia Amezketa por cable sustentado en torretas de madera. 

El cableado era impulsado por un sistema de poleas del que queda parte de la instalación, así como algunas de las vagonetas. Además del antiguo cargadero, imponente muro de sillería con las tolvas oxidadas, aún se puede contemplar el lavadero del mineral y una caseta de trabajo reconvertida en pequeño museo.

La naturaleza ha recobrado sus dominios en su bonito tejado vegetal y ahora el silencio y el verdor de los pastos envuelven esta zona. Ladera arriba se distinguen la pequeña zona tabular donde se halla la majada de Arritzaga con su gran haya. Si vamos entre mayo y octubre serán las ovejas latxas, vacas y manadas de caballos los únicos protagonistas del paisaje pues Aralar es un hermoso territorio pastoril asociado a las cabañas custodiadas por sus viejas hayas trasmochas y grandes fresnos, donde cuidan los rebaños y elaboran los deliciosos quesos Idiazabal

Actualmente el entorno está afeado en tramos por las pistas de acceso a las cabañas. Esta infraestructura viaria abunda sobremanera por la sierra de Aralar pero no justifica el que parajes naturales tan hermosos como el barranco de Arritzaga se vea amenazado por un nuevo trazado de pista en proyecto. 

Después de pasar junto a una segunda caseta al pie del roquedo y ajustada al cauce de la regata de rocas cubiertas de musgo, el barranco se abre y entra en zona de praderías de montaña donde se salpican las chabolas. La vida rural y la ganadería son seña de identidad aquí, pero sin alterar los valores naturales. 

Iniciamos el camino de regreso por la misma ruta, un continuo descenso que permite salvar los casi setecientos metros de desnivel hasta el inicio.

Ficha práctica

  • Tipo de recorrido: Ida y vuelta, dificultad media.
  • Punto de partida: Amezketa, sierra de Aralar en su vertiente guipuzcoana.
  • Distancia: 5,7 km.
  • Tiempo: 2 h 30 min.

No te puedes perder: Para entender el paraíso kárstico que es la sierra de Aralar hay que ir al centro de Interpretación del parque natural de Aralar, en Ataun, en la casa de Arbitrio de Lizarrusti. Cuenta con actividades e itinerarios guiados que aportarán ideas enriquecedoras.

Además desde Ataun, si visitamos el museo de mitología Joxe Miel Barandiaran, podremos descubrir las cuatro rutas mitológicas -Barandiaran, Berrenoa, Jentilbaratza y Sarastarri- gracias a las leyendas recopiladas por Barandiaran. Es un paseo por la importante labor de recuperación del patrimonio inmaterial de Euskal Herria que realizó el etnólogo y antropólogo, pues recuperó las creencias, historias y leyendas populares ligadas a personajes mitológicos y lugares de la geografía vasca.

De hecho, en la fiesta de San Martín, cada 11 de noviembre, la leyenda vuelve a cobrar vida con la representación Jentilen Etorrera -Llegada de los Gentiles -. Al caer la tarde se apaga el alumbrado público y se encienden en el monte las hogueras que indican la llegada de los gentiles al pueblo.


RUTAS POR EUSKAL HERRIA

GUIPÚZCOA Arritzaga

Del libro Rutas a foces, gargantas y desfiladeros de Juan Carlos Muñoz y Mar Ramírez

Editorial: Sua Edizioak