Si las estadísticas no engañan, Gipuzkoa y Donostia están registrando aumentos récord de población, cuando, paradójicamente, cuentan con una baja tasa de natalidad que discurre en un descenso permanente e incapaz de equilibrar a los fallecimientos, con lo que esos incrementos se están produciendo por la vía de una inmigración que viene a este territorio en busca de oportunidades de trabajo.

Los últimos datos, que ponen de relieve el récord de población que ha registrado Gipuzkoa en 2023, al alcanzar los 730.000 habitantes, de los que el 10% son extranjeros, una situación que también se ha dado en Donostia que cuenta ya con 189.093 ciudadanos con un 15% de su censo de origen extranjero, están relacionados con la llegada de foráneos para trabajar y cuyo número compensa el crecimiento vegetativo negativo que parece ya instalado en nuestra sociedad.

Esta es una realidad, a la que tarde o temprano y en un corto plazo de tiempo, va a registrar la sociedad vasca en un proceso en el que el 25% de la población será de origen inmigrante y ocupará las vacantes existentes en nuestras empresas como consecuencia del envejecimiento de las plantillas y de la falta de relevo por personal oriundo. Una situación que ya se está produciendo en muchos países europeos, como Alemania, donde el 26% de su población es extranjera o tiene un progenitor de origen inmigrante y en Holanda que tiene una tasa de inmigrantes del 24%.

Sorprende que esta nueva Euskadi no esté siendo tenida en cuenta por los partidos políticos que durante estos días, nos están demandando nuestra confianza para depositar el voto en las elecciones del próximo domingo. Solo el PNV contempla en su programa electoral un apartado destinado a afrontar uno de los grandes problemas que tienen nuestras empresas como es la falta de profesionales para ocupar los 5.000 puestos de trabajo que están vacantes a día de hoy.

Según un estudio de Confebask, publicado hace algunos meses, se estima que en los próximos 30 años la población vasca en edad laboral va a perder cerca de 240.000 personas. Recientemente, un estudio elaborado por Mondragon Unibertsitatea revela que más de la mitad de las empresas vascas creen que la falta de talento y las dificultades para encontrar el personal cualificado adecuado está lastrando ya su competitividad e impidiendo su crecimiento, a pesar de reunir las condiciones necesarias para ello.

Según los expertos, la situación es tan dramática que, en este momento, en el que Ud. está leyendo estas líneas, alrededor de 1.000 puestos de trabajo podían ser ocupados de manera inmediata, si hubiera los trabajadores necesarios con los perfiles requeridos. El problema es que la ausencia de talento ya no solo se circunscribe al sector industrial, sino que se ha extendido a otras actividades económicas como la sanidad, hostelería, construcción, etc.

Para atajar este problema que se agrava de manera importante con el tiempo es necesario la existencia de una alianza público-privada que ponga en marcha políticas dirigidas a conseguir un posicionamiento de Euskadi en el mundo como un país atractivo para atraer talento inmigrante que pueda desarrollar su vida profesional entre nosotros.

En este sentido, el PNV parece que ha reconocido la gravedad de la situación al proponer en su programa electoral la constitución de Basque Talent Center, una entidad que “permitirá avanzar y profundizar en el desarrollo de talento en el ámbito de la competitividad territorial de Euskadi en beneficio de los diferentes sectores y agentes que forman parte de la economía vasca”.

La entidad, que es heredera de la iniciativa Basque Talent, puesta en marcha, recientemente, por el Gobierno Vasco, para el desarrollo, retención y atracción de talento, tiene como objetivos alinear la educación a las demandas del mercado laboral cada vez más cambiante y colaborar con las instituciones, empresas y clusters para equilibrar la oferta y la demanda de los nuevos perfiles requeridos por las empresas.

Los apoyos necesarios para la integración del talento internacional, incluyendo el acceso a la vivienda y a los servicios educativos, así como el desarrollo de programas de inclusión social y cultural, se presentan como elementos estratégicos en esta propuesta, junto con la simplificación de la homologación de los títulos extranjeros y la impartición de cursos de postgrado y doctorado para estudiantes internacionales.

Esta propuesta electoral revela que el grave problema de la falta de talento que tienen nuestras empresas empieza a cuajar a nivel político e institucional. El problema, es que no solo estamos llegando tarde a una lucha internacional por la captación de profesionales cualificados en la que participan países de la talla de Alemania, Canadá, Reino Unido, etc., junto con los países escandinavos, sino que Euskadi debe estar presente en aquellas naciones emisoras de talento para realizar campañas de promoción y dar a conocer nuestras singularidades y fortalezas como un país industrial con un alto nivel de calidad de vida y de bienestar social, innovación, seguridad, etc.

Se debe hacer lo mismo que el Gobierno alemán, a través de su Servicio Federal de Empleo, que está desarrollando un curso de aprendizaje de la lengua germana con 250 médicos y enfermeras colombianos con el fin de que obtengan un mínimo nivel de conocimiento del idioma teutón y puedan trabajar en un plazo de tres meses en centros sanitarios de ese país. Canadá ha firmado un convenio con el Gobierno de Colombia y el Colegio de Ingenieros que va a hacer posible que en los próximos años, 40.000 profesionales de todas las ramas de la ingeniería puedan trabajar en ese país.

Y todo ello, con la ventaja de que en una semana un colombiano puede estar ya trabajando en una empresa alemana con permiso de residencia, la titulación profesional homologada y todos los papeles en regla, mientras que, en el Estado con la nueva normativa aprobada, recientemente, el tiempo de espera se ha reducido a dos o tres meses, cuando antes era superior al año. Algo parece que hemos avanzado.

Esta circunstancia ha hecho que algunos agentes económicos vascos ya se han movilizado en varios países de Latinoamérica para captar talento cualificado, debido, por un lado, a que no existe la barrera del idioma, y, por el otro, porque disponen de un nivel académico alto. En los próximos meses, veremos trabajando en nuestras empresas a profesionales de Colombia, México, Perú, Chile y Brasil. Se da la circunstancia de que Brasil cuenta con profesionales con un nivel muy alto en determinadas especialidades tecnológicas, mientras que el atractivo de los chilenos, no está tanto en los niveles salariales que pueden percibir y que pueden ser parejos con los existentes en Euskadi, sino en esas fortalezas que tenemos como país en términos de bienestar social como es el contar con una buena sanidad pública, así como el alto nivel de seguridad ciudadana que existe en nuestras calles.

El reto que tiene Euskadi por delante es muy importante porque de esos trabajadores inmigrantes que están llegando y que continuarán haciéndolo en los próximos años, dependerá la continuidad de nuestro estado de bienestar social, teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento de la población oriunda, como consecuencia del bajo índice demográfico, así como los cambios que la existencia de este alto porcentaje de población inmigrante puede producir en una sociedad como la vasca que, en algunos aspectos, conserva elementos poco permeables. Por eso, sería una buena iniciativa adelantarse y conocer cómo han afrontado esta circunstancia países como Alemania, Dinamarca o Suecia que cuentan con una importante población inmigrante. Cuanto antes, mejor.