El privilegio de haber colaborado en tres gabinetes de gobierno del Lehendakari Ardanza, entre 1985 y 1995, me ha dado la extraordinaria oportunidad de conocerle, de admirar su entrega y templanza, su dedicación y compromiso para con Euskadi y poner en valor su profunda y distinguida contribución al estado actual de nuestro país. Trayectoria que, por encima de todo, merece mi máximo agradecimiento a su confianza y apoyo, más allá de su permanente entrega al país, a lo largo de toda su vida.

Sin duda, su largo y fructífero ejercicio durante estos años, precedidos por puestos de responsabilidad institucional como la Alcaldía de Arrasate y el de Diputado General de Gipuzkoa, en su momento de transformación desde un Gobierno Provincial a un Gobierno Foral, bastaría para destacar su trabajo y servicio al país y recibir el reconocimiento de la sociedad vasca. Sin embargo, vivimos tiempos en los que, al parecer, hay demasiada gente que desconoce el origen, desarrollo y logros que han hecho posible el que hoy disfrutemos de un país como el que tenemos. Muchos que no parecen reparar en la complejidad del camino recorrido, en la dureza de una virulencia violenta que asoló el país destruyendo o entorpeciendo nuestras ilusiones y proyectos colectivos de futuro, los múltiples obstáculos que hubieron de superarse para conseguir y mantener la democracia y garantizar los derechos que hoy disfrutamos, han de recibir la información necesaria para comprender el valor de lo realizado bajo su mandato.

Recordar hoy a nuestro Lehendakari Ohia, José Antonio Ardanza, es sinónimo de señalar y explicar su protagonismo clave en todo esto, en cuyo desarrollo nos ha dejado su huella personal.

José Antonio Ardanza, fiel a su compromiso vital con Euskadi y con el Partido Nacionalista Vasco, supo hacer de la Institución no solamente un símbolo de máxima representación, sino el instrumento esencial para la convocatoria de pensamientos e ideologías diversas, orientables hacia la solución de los complejos problemas, situaciones críticas y pilares esenciales sobre los que construir un futuro mejor, una nación mejor, una sociedad más próspera.

Vivió desde el rigor y la fortaleza, la confrontación y superación de crisis de gran magnitud: la parálisis con que se había condenado al Parlamento Vasco tras la LOAPA, consecuencia de los sucesivos golpes de Estado y el no desarrollo del anhelado Estatuto, estrangulando el primer Gobierno vasco del año 80; la compleja y delicada crisis en el seno del EAJ-PNV y en sustitución del Lehendakari Garaikoetxea, la violencia (política, económica y social) padecida, la intensidad de una crisis económica intermitente. El Lehendakari Ardanza construyó puentes con quienes entendió resultaban imprescindibles desde la diferencia, tejió un Acuerdo de Legislatura con el PSOE y el Gobierno español y, más tarde, promovió y presidió el primer Gobierno de Coalición en el Estado (PNV-PSOE), propició el Acuerdo para la pacificación y nacionalización del país (Acuerdo de Ajuria Enea), lideró el tripartito nacionalista (PNV, EA, Euskadiko Ezkerra)... y una larga sucesión de elementos clave que han fortalecido nuestro desarrollo. En dichos marcos, no resulta fácil encontrar proyectos, considerados hoy, de éxito, que no se hayan producido, asentado o reforzado en ese largo período, 1985-1995.

Hombre serio, riguroso, disciplinado, trabajador, con un elevadísimo sentido del deber y el compromiso, transcendiendo a terceros, siempre al servicio de una Euskadi, cada día mejor. Un Lehendakari que ha seguido, hasta el final, pendiente del acontecer diario, transmitiendo su ponderado consejo y opinión, cultivando el encuentro y comunidad de todos aquellos que hemos tenido la suerte de trabajar conjuntamente, a lo largo de tantos años.

Convivimos con él y le recordaremos, agradecidos, permanentemente.

Un hombre entregado a sus dos grandes amores: Euskadi y su familia. Mari Glori, Nagore, Aitor, besarkada berezi bat.

Eskerrik asko, Lehendakari.

Goian Bego.

Jon Azua fue vicelehendakari y consejero de Industria y Energía del gobierno de José Antonio Ardanza entre 1991 y 1995