No diría que hay más exigencia a nivel profesional, sino más bien a nivel personal; sabemos lo que queremos hacer y a lo que aspiramos, entrenamos dándolo todo. Nadie te dice lo que tienes que hacer”, explica Nahia Garrido (Urretxu, 2007) cuando se le pregunta por su rutina deportiva en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) Blume de Madrid.

La deportista guipuzcoana se ha convertido en una de las promesas de la natación vasca. Su currículum es apabullante para su corta edad. Quedó quinta en el pasado Mundial junior celebrado en Israel en septiembre de 2023 en la prueba de 200 metros espalda, a tan solo 26 centésimas de colgarse la medalla de bronce; en diciembre de 2022, fue segunda en la final de los 100 metros de espalda del Campeonato de España absoluto; además, Garrido ostenta los récords de Euskadi en la distancia de los 100 y 200 metros espalda. 

Esta temporada ha dado un importante salto en su carrera deportiva y entrena en el CAR de Madrid, en el barrio de Moncloa, bajo las órdenes del entrenador inglés Robert Greenwood. Sobre la fama de expeditivo y duro que arrastra desde los tiempos de la Federación Británica de Natación, parece ser que ya no queda mucho. “No diría que es duro, solo que tiene las cosas claras y sabe cómo hacerlas”, zanja la nadadora.

Por la mañana, Garrido entrena de 7:30 a 10:00 horas y después acude a sus clases de Bachillerato en la rama de Ciencias. Algunas tardes entrena de 16:00 a 18:15 horas y los sábados por la mañana también suele meterse a la piscina. Libra los domingos, donde aprovecha para “dar un paseo, ver alguna película o comer fuera”, especifica. 

Nahia Garrido

Nahia Garrido Gipuzkoako Igeriketa Federazioa

La guipuzcoana ha caído con buen pie en la capital madrileña y, más concretamente, en el grupo de nadadores de la Federación Española de Natación. “En general me llevo bien con todos, pero me suelo juntar más con las chicas: Marina, Alba, Laura…”, dice. De su nueva vida en Madrid lo que más le cuesta es pasar del euskera al castellano en el primer curso de Bachiller. Adaptarse al idioma está siendo un hándicap. 

Sus inicios

Garrido es una de esas alumnas que tiene claro lo que quiere estudiar después en la universidad: Enfermería. La nota mínima que suelen pedir para entrar en este grado suele ser alta, y normalmente obliga a los estudiantes a obtener más de 11 puntos. En 2023, en la Universidad Autónoma de Madrid, la nota de corte se situó en 12,45. Ella es consciente de la dificultad: “Intentaré tirar por ahí, y si no, estudiaré alguna rama que esté relacionada con la Enfermería”.

Nahia Garrido Gipuzkoako Igeriketa Federazioa

A Nahia Garrido su vocación le viene de familia, ya que su madre, Sonia, es enfermera en Elgoibar. De pequeña hacía atletismo “y un montón de cosas más”. “Era hiperactiva”, subraya. Empezó tarde en la natación.

En la preadolescencia se apuntó al club de Natación de Legazpi y unos años después, durante el coronavirus, pasó al Tolosaldea IKT, donde empezó a destacar como una especialista en los 100 y 200 metros de espalda. “Los primeros años son los más importantes porque te acostumbras a hacer un movimiento concreto y, si luego lo tienes que corregir, es más difícil”, apunta. 

Nahia Garrido durante el campeonato en Belgrado Gipuzkoako Igeriketa Federazioa

En el club guipuzcoano se topó con el entrenador Joseba Zubeldia, con quien aprendió bastantes cuestiones técnicas y tácticas. “Me han corregido técnicamente todo lo que han podido y más”, cuenta.

De su vida en Urretxu lo que más echa de menos es la grandeza de las pequeñas cosas. Su abuela entrando por la puerta. Levantarse de la cama, ir al salón y ver a sus padres desayunando. Y a su hermana pequeña, Nora, de 11 años, con ellos. La vida en familia. 

Dentro del agua

Las Olimpiadas, una quimera. Aunque se mantiene cerca de la cúspide, Nahia Garrido se quedó fuera de los pasados Mundiales de Natación, en Doha, al no alcanzar unas marcas mínimas. “Ir a los Juegos ahora mismo está súper difícil”, reconoce. 

El valor del esfuerzo. En estos momentos Garrido está centrada en bajar sus propias marcas, y de ahí a soñar despierta. La nadadora defiende que la búsqueda de un título requiere trabajar con ahínco.