Imanol Pradales mira ya a Ajuria Enea en tanto el anunciado sorpasso de EH Bildu no se produjo y la reedición de la actual mayoría de Gobierno le convertiría en lehendakari con una mayoría absoluta de 39 escaños tras las elecciones que ganó ayer el PNV con un 35,22% del voto, pese a que el reparto territorial de escaños permitió a la coalición (32,48%) empatar a 27.
El actual socio minoritario del gabinete saliente, el PSE-EE, retiene el impulso logrado en las elecciones generales del año pasado y crece en porcentaje de voto (14,22) y representación con dos escaños más (12). Tras ellos, el Partido Popular refuerza su grupo con un parlamentario más (7).
En clave de movilización
La participación que todos los partidos reclamaban resultó superior en Bizkaia, superando el 63%, un par de puntos más que en el resto de herrialdes. Estuvo muy por encima de las cifras de la votación de 2020, en el mes de julio en plena pandemia, pero resulta apenas ligeramente superior a la de cuatro años antes. El desgaste de gobernar en pandemia y en las sucesivas crisis de precios han pasado factura al PNV, previsiblemente en términos de movilización, pero no obstante resiste como primera fuerza política en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) sustanciado en el voto de Bizkaia, donde repitió un respaldo incontestable.
Por su parte, la coalición que encabeza Sortu creció en todos los territorios y fue primera fuerza en Araba y Gipuzkoa tras liquidar a Elkarrekin Podemos y minimizar a Sumar, que quedaría con un solo representante. Su candidato, Pello Otxandiano será el líder de la más amplia fuerza de oposición representada en el Parlamento de Gasteiz durante los próximos cuatro años, en los que tendrá ocasión de acreditar su declarada vocación de alcanzar acuerdos de país, extremo propuesto a su vez por Imanol Pradales al conjunto de las fuerzas con representación parlamentaria, en virtud de la pluralidad social acreditada en las urnas, para asegurar los servicios públicos.
Ganadores y perdedores
A la victoria del PNV, que crece también en votos respecto a hace cuatro años, y el crecimiento de EH Bildu se añade un buen desempeño electoral del PSE-EE, que registró un aumento del voto y, en consecuencia, de parlamentarios.
El partido de Eneko Andueza rentabiliza tanto su presencia en el gobierno saliente en las últimas legislaturas como la polarización del voto con el PP entre los partidos de obediencia estatal.
También Javier De Andrés logró elevar la representación del Partido Popular en un representante pero queda muy lejos de su objetivo de ser determinante con sus votos y tampoco consigue eliminar de la ecuación del voto de la derecha española a Vox, que repite su parlamentaria por Araba.
Quienes resultaron claramente perdedores del día fueron las fuerzas de la denominada izquierda confederal, cuya división estratégica en el conjunto de Estado se ha traducido en Euskadi en la desaparición de Elkarrekin Podemos como fuerza parlamentaria y la entrada en su lugar de la formación auspiciada por la vicepresidenta española Yolanda Díaz. Sumar tendrá la representación testimonial de un parlamentario.
El panorama postelectoral permite una estabilidad en la gobernanza del PNV con el respaldo del PSE y la consiguiente mayoría absoluta, consolida el modelo de gestión pero anima también a EH Bildu por sus mejores resultados. Anoche, recuperó por boca de Arnaldo Otegi el discurso independentista ausente durante la campaña.