ran esperanza blanca del PP: Mire que le ha costado decidirse a oficializar lo que era un clamor desde que, hace diez días, Casado apuntó al pie y se disparó en la cabeza. Se postula como sucesor del suicida patoso, sabiendo que lo será por goleada. Con esa ventaja, impone sus condiciones. Seguirá al frente de la Xunta, que es el pájaro en mano, y ya si eso, se dejará caer por el Senado a ejercer de líder de la oposición a tiempo parcial. Cualquiera diría que no se fía de sus posibilidades de dormir algún día en el palacio de La Moncloa. Por si acaso, no haré apuestas. Jamás pensé que Pedro Sánchez lo consiguiera. Así que, sin más, hago acopio de palomitas y me dispongo a disfrutar de los próximos capítulos del culebrón.