¿Por qué quiso ser criminóloga?

-Desde que era una niña me preguntaba cuál era el origen de la maldad, qué ocurría en la mente de una persona para que llevara a cabo conductas tan extremas. Prevenir estos hechos y tratar tanto a agresores como a víctimas.

¿En qué campos que los profanos no nos imaginamos se aplican los conocimientos de la criminología?

-La criminología es muy amplia: violencia de género, bullying, agresiones sexuales, ciberviolencia económica, delitos de odio, inteligencia artificial, seguridad ciudadana, análisis de estadísticas, gestión de la reincidencia, tratamientos especializados en prisión... Cómo detectar, cómo prevenir y cómo intervenir.

¿Cuál es la faceta más apasionante de su trabajo?

-Aplicar herramientas adecuadas para mejorar la intervención con menores que han llevado a cabo conductas violentas, disminuyendo el riesgo de reincidencia y que puedan llevar una vida sin violencia. Es magnífico. Me apasiona formar a futuros criminólogos, trasmitirles lo maravillosa que es esta profesión, la gestión de la seguridad ciudadana, el análisis de datos y la investigación académica.

¿Es cierto que vivimos en una sociedad cada vez más violenta?

-Si miramos la situación actual de manera global, no, la verdad es que vivimos una de las épocas de la historia con menor violencia. Es cierto que las formas de violencia han cambiado con los años, se han transformado, evolucionan al mismo tiempo que la propia sociedad.

¿Cada sociedad tiene un tipo propio de actos violentos?

-Sin duda, cada época ha valorado de manera diferente las conductas, como delictivas o no delictivas. Conductas que hace un siglo eran delictivas hoy no lo son o conductas que hoy están penadas, entonces no lo estaban. Y hoy en día, en diferentes zonas del mundo una misma conducta puede ser considerada delictiva, o no.

¿Se puede prevenir de forma efectiva la violencia?

-Una sociedad con violencia cero es muy muy difícil de conseguir, pero tiene que ser el objetivo por el que trabajemos día a día. Y para ello hay que poner todos los recursos posibles, avanzando para que exista el menor número de víctimas.

¿Le es fácil mantener la frialdad ante la crueldad de los hechos que le toca investigar?

-Hay que parar, respirar profundamente y pensar en el objetivo final: ante un menor con conductas especialmente violentas, trabajar para conseguir mejorar su vida y la de los que tiene alrededor. Que no haya más víctimas, disminuir el daño, mejorar la gestión de la conducta violenta. Con menores siempre es más difícil mantener esa frialdad.

¿Comparte la queja de muchas víctimas sobre su marginación en los procesos penales?

-La visibilidad de las víctimas es cada vez mayor y en las últimas décadas se ha avanzado en este ámbito, hay que seguir trabajando.

¿Son reinsertables los autores de crímenes violentos?

-Dar una respuesta simple a una pregunta compleja es complicado. Es cierto que un amplio porcentaje pueden reinsertarse, siempre que se realice una intervención especializada con ellos. Hacen falta criminólogos dentro y fuera de prisión para lograrlo. Hay un pequeño porcentaje que no logrará reinsertarse, y también tenemos que decidir qué hacer con estas personas.