- Con muchos meses de retraso, han empezado los trabajos para exhumar 77 cuerpos de los miles que fueron secuestrados y arrojados al Valle de los Caídos. Hay que recorrer varios párrafos de la pomposa nota de prensa del Gobierno español para encontrarnos con la realidad. De momento, lo que se ha hecho es instalar una infraestructura técnica para la organización de los equipos que han de afrontar la tarea. Luego, se delimitará el acceso a los columbarios de las criptas, se asegurarán las deterioradas estructuras y, por fin, los forenses tratarán de localizar los restos reclamados y realizarán los análisis genéticos pertinentes que permitan la identificación. Para todo eso hay consignados menos de 700.000 euros de presupuesto. Llámenme agorero, pero se antoja una cantidad que no va a llegar ni para la mitad del proceso descrito.

- Desde luego, no es muy halagüeño que el secretario de Estado de Memoria Histórica, Fernando Martínez, se haya curado en salud advirtiendo de que "más de 60 años después de los traslados al Valle de los Caídos, las dificultades técnicas son muy grandes, por lo que entrar en las criptas no garantiza necesariamente que se encuentre a las personas que se buscan". Tal declaración contrasta con el triunfalismo mostrado hasta la fecha. A cualquiera que en los últimos años hubiera manifestado sus dudas sobre la posibilidad de realizar identificaciones positivas entre el ingente amasijo de huesos se le contestaba desde instancias oficiales que eso era una excusa de la derecha que siempre ha tratado de sabotear cualquier intento de saldar las deudas de dignidad con los represaliados por el franquismo.

- Confiemos en que las palabras del secretario de Estado atiendan solo a la prudencia. Hay decenas de familias a las que se les ha infundido la esperanza real de recuperar a sus padres, abuelos o bisabuelos. Por lo que nos toca más de cerca, se estima que al megalómano mausoleo fueron llevados los cuerpos de 1.500 ciudadanos de los cuatro territorios del sur de Euskal Herria, en la mayor parte, contra la voluntad de sus parientes. Son cálculos aproximados, pues, por poner un ejemplo, para Nafarroa se aportan hasta cuatro cifras distintas. Centrándonos solo en la CAV, una treintena de familias están entre las primeras que han obtenido el derecho a la exhumación de sus allegados, gracias al trabajo conjunto del Gobierno Vasco, las asociaciones memorialistas y los expertos. Ojalá pronto podamos ir dando cuenta de las respectivas identificaciones y devoluciones de los cuerpos.