- Lo miren por donde lo miren, Pedro Sánchez se acaba de quitar un cuidado. Pronosticaban los superlistos de la clase opinadora que esto se consumaría en verano, con la peña pensando en el chiringuito donde ponen la caña más fresquita y con la mejor tapa. Pero habría sido una tontería. Para entonces, hasta el más encabronado meseteño tendrá digerido que no queda otra que aplicarse la dieta del ajo y el agua. Política de hechos consumados, que es la única lógica que impera del Cabo de Gata al de Finisterre. Ni merece la pena perder un segundo explicando a mentes obtusas que las nueve personas ayer indultadas se han comido 1.328 días de vellón a la sombra. Con sus permisos, sus beneficios o lo que quieran. Pero pásenme siquiera una semanita en una celda como las de Lledoners, Puig de les Basses o Wad Ras y luego opinen sobre lo que vale un peine penitenciario. Eso, sin pasar por alto que el motivo del enchironamiento fue dar un escarmiento a quienes habían sido capaces de trolear al Estado español.

- Así que estos indultos a la carta y justificados en nombre del cariño y la utilidad pública -joder, qué mezcla- son una reparación mínima por parte, no lo olvidemos, del actual presidente del Gobierno español, que siempre estuvo a pie de 155, que se felicitó por la ejemplar condena y que hizo campaña prometiendo llevar esposado a Puigdemont ante los tribunales. Hay registro audiovisual de todo ello. Es también verdad, efectivamente, que los ahora beneficiados por la medida de gracia fueron igualmente grabados porfiando que no la aceptarían y que ya se la podía meter Sánchez por donde le cupiera. Pero ahora estamos en tiempo de pelillos a la mar, borrón y cuenta nueva y esta vez sí que sí vamos a ser capaces de hablar como personas adultas.

- No vayamos tan rápido. Puede que el resiliente inquilino de La Moncloa haya salvado esta bola de partido, pero todavía le queda plancha complicada. Como se le está señalando desde medios de diferente pelaje, si quiere conservar la mayoría aritmética en las Cortes, deberá hincar el diente a la cuestión de los exiliados / expatriados / fugados. Y si el sudoku de los indultos ha sido endiablado, aquí entramos en palabras literalmente mayores. No solo porque habría que tocar leyes de tronío, sino porque sería necesario aplicarlas con carácter retroactivo. Todo eso, sin contar con que al hacerlo se estará reconociendo que las actuaciones contra los dirigentes del procés fueron injustas.