- Es uno de los presentadores más populares de la televisión y no duda en reconocerlo y apreciarlo cada día. Curtido en la calle, micrófono en mano, Roberto Leal vive hoy un momento dulce, en una época en la que el entretenimiento transita también por sus mejores tiempos. Versátil y sin miedos, así se considera Leal (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1979), que acaba de estrenar en Antena 3 la segunda temporada de El desafío y sigue siendo el rey de su franja horaria con Pasapalabra.

¿Qué le aportan programas como El desafío?

—Me ha dado la oportunidad de volver a sentir el nervio y la adrenalina del directo (el show se graba en falso directo). Te vuelve a meter en la piel de ese momento en que si fallas hay que tirar para adelante. Para la gente que nos gusta el directo es un regalo.

¿Y no echa de menos el periodismo de calle?

—Para mí la calle ha sido un máster. Un aprendizaje enorme. Pero creo que al final no se me caerían los anillos por volver a la calle y estar pegado a la gente, pero claro, si llevo 22 años en la tele, 16 han sido haciendo actualidad, como reportero o presentando un programa de actualidad como España directo. Siempre soñaba con hacer entretenimiento y estoy ahora disfrutando de ese momento dulce que nunca imaginé.

Entonces, no se iría a Ucrania a cubrir la guerra si se lo propusieran.

—No tendría ningún problema porque yo soy periodista por encima de todo. Pero nadie me va a mandar a Ucrania porque para eso hay periodistas mejor preparados que yo. Pero no he dejado de ser periodista nunca. El entretener quizás no te quita rangos ni galones a la hora de hablar de la actualidad y si te la quita es porque no has hecho bien las cosas.

¿Está visto el entretenimiento como la segunda división del periodismo?

—No lo creo. Vienen tiempos de totalmente lo contrario. Ahora la gente le está dando el sitio que merece al entretenimiento, que no es otra cosa que el sano deber de entretener. Y en momentos en los que estábamos cansados o sobrepasados con la información del covid, de pronto gente desde su casa presentaba un programa como podía y te sacaba un ratito de ese hastío. Y eso a la gente que estamos haciendo entretenimiento nos ha ayudado a darle el sitio que se merece.

¿Cuánto vértigo da ser uno de los presentadores más cotizados de la televisión?

—Yo lo he vivido desde el poco a poco. Soy consciente de que mi momento es muy chulo, pero ni me lo quiero creer, ni me preocupo por el momento en el que estoy, ni me da vértigo porque sé que mañana podría estar haciendo otra vez lo que empecé y llevo tantos años trabajando en la tele que lo único que puedo estar es agradecido. A mí me sigue dando vértigo presentar programas como Pasapalabra cada día y me sigo poniendo nervioso con El desafío. Me pongo nervioso con cada proyecto que me dan, pero porque quiero hacerlo bien y al final creo que ese nervio que tú tienes te hace estar alerta. Pero esto un día pasará y cuando pase, orgulloso de haberlo vivido.

El año pasado recibió el premio Ondas al mejor presentador entre otras cosas por "su versatilidad". ¿Tan fácil le resulta cambiar de traje?

—Soy periodista y todo lo que he hecho a lo largo de mi carrera ha estado pegado a la actualidad, pero sabía que en algún momento quería pedir esa oportunidad en el mundo del entretenimiento. Ahí hay dos caras a priori bastante separadas, una la actualidad, contar cómo ha descarrilado un tren y han fallecido 80 personas, y la otra la de cantar por Andy y Lucas en Tu cara me suena o presentar Pasapalabra. Lo que trato es de disfrutar con lo que hago y esto es una máxima que tengo siempre. Cuando estaba al frente de la actualidad trataba de ser lo suficientemente creíble como para que el mensaje llegase claro a quien estaba en su casa y ahora trato de disfrutar y de ser lo más normal posible, de quitarme corsés.

¿Es la normalidad la clave de todo?

—Creo que hoy en día cuanto más normal seas y menos miedos tengas a la hora de hacer una cosa u otra eso es lo que al final demuestra tu versatilidad, el quitarte corsés y máscaras. He tenido la suerte de hacer programas que han funcionado y he hecho muchos otros que no han funcionado y creo que vivimos en un oficio, una profesión y un momento en el que si hay que hacer mil cosas hay que remangarse y ya está. Creo que hoy en día se premia la normalidad en televisión y soy afortunado porque a mí me viene muy bien porque no me sale hacer otra cosa.

"Nadie me va a mandar a Ucrania porque para eso hay periodistas mejor preparados que yo"

"Lo que trato es de disfrutar con lo que hago y esto es una máxima que tengo siempre"