E l próximo 24 de enero se estrena la última película del cineasta sueco Roy Andersson, una cinta que fue galardonada con el León de Plata a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Venecia. Tras cinco años de ausencia en el cine ?el director es conocido por sus largas pausas entre películas, llegando a pasar 25 años sin rodar un largometraje mientras se dedicaba a la publicidad?, Andersson regresa con Sobre lo infinito para consagrarse como director adaptando la estructura del clásico cuento de Las mil y una noches. La película consiste en una reflexión sobre la vida humana y sus diferentes etapas, donde los momentos cotidianos se dan la mano con los grandes acontecimientos de la Historia. Una oda a la existencia, su belleza y su crueldad, su esplendor y su banalidad, narrada con el estilo Sherezade para que el espectador pasee levitando por las diferentes escenas que se yuxtaponen como si de un cuadro se tratase.

Esta película contiene más tristeza, la tristeza de darse cuenta de que la vida pasa, desaparece paso a paso. El tema principal de mi filmografía es la vulnerabilidad de los seres humanos. Al mismo tiempo, me parece esperanzador crear algo que muestre nuestra vulnerabilidad. Si uno es consciente de la vulnerabilidad de la existencia le será posible respetar y cuidar lo que tiene, pero para conseguirlo hace falta contrastarla, hay que enseñar la peor cara, la crueldad de la existencia.

Me interesan los pintores del movimiento Neue Sachlichkeit (Nueva objetividad) que nació en los años veinte, antes del apocalipsis, por la fuerza que emana de sus cuadros. Me parecen de una nitidez y un detalle extraordinarios: todo está perfectamente enfocado, claro, se distingue. Esta nitidez no existe en el cine, donde el fondo debe estar desenfocado. Por eso me inspiran estos cuadros para mis escenas, porque todo está enfocado, incluso los momentos más grotescos de la vida. Quiero que las películas sean tan ricas como algunas obras pictóricas, que se parezcan a ellas en cuanto a valor artístico. Para esta película me inspiré en Retrato de la periodista Sylvia von Harden, de Otto Dix.

Sobre lo infinito

Espero que no. Sería muy pesimista por mi parte creer que vivimos un momento así. Dudo mucho que Otto Dix pensara que se cristalizaría el apocalipsis, pero nos advirtió de que era posible. Todos sus cuadros son advertencias.

Mi ambición era mostrar la existencia en todos sus aspectos, y eso incluye el funcionalismo, el modernismo, el estalinismo. Es una mezcla de diversas ambiciones para crear viviendas, sociedades. Mi intención no es elaborar un estilo puro, sino mostrar nuestra época, y el funcionalismo fue muy popular y se usó mucho en Suecia.

Las mil y una noches

Sí, así fue, pero no lo decidí inmediatamente. Primero probé con un hombre, incluso con mi voz, pero al final me pareció más interesante usar una voz de mujer. Es como un hada, muy inteligente, eterna incluso. Es la primera vez que utilizo una voz en off, es algo nuevo para mí, pero me sentí influenciado por la voz que aparece en Hiroshima mon amour (1959), de Alain Resnais. En algunas escenas, el personaje principal describe lo que el público está viendo en la pantalla. Me gustó muchísimo.

La escena de la pareja voladora. Se tardó mucho en realizar la maqueta de la ciudad de Colonia. La escala es de 1/200. Por ejemplo, la catedral mide medio metro. Toda la ciudad es una enorme maqueta a escala. Fue necesario un mes para construirla.

Es un terrible recuerdo de la Historia: una ciudad maravillosa fue bombardeada y destruida. He querido mostrar que la vida sigue adelante. El amor, la ternura, la sensualidad no han desaparecido; están aquí. Me pareció importante mostrar estos aspectos de la vida encima de una ciudad arrasada.

Considero que los ganadores no son interesantes porque, en cierto sentido, todos somos perdedores. Es importante reconocer que, al fin y al cabo, nadie es un ganador. No soy una persona pesimista, pero no cabe duda de que no hay esperanza. La vida es una tragedia, y no soy el primero en decirlo.

Sí, quería incluir escenas cercanas a la atemporalidad, aunque transcurran en septiembre o haya nieve. Incluso una escena histórica puede parecer atemporal. Y aquí volvemos a la pintura. Un cuadro pintado hace 200 años sigue hablándonos, lo que sugiere que los seres humanos no cambiamos mucho en el tiempo. El infinito del título no tiene nada que ver con el espacio interminable ni tampoco con la ciencia. En esta película se refiere al infinito en las señales de la existencia, del ser humano.

Sobre lo infinito

La escena en el mercado está inspirada en El grito (1957) de Michelangelo Antonioni, una película muy poco apreciada para mi gusto. También admiro el trabajo del actor y director de cine italiano Vittorio de Sica. Puede que sea un director singular por mi estilo y por cómo hago cine, pero al mismo tiempo me inspiro mucho en el cine europeo de los setenta. Era buenísimo. Tengo la impresión de que el mundo cinematográfico actual está mucho más orientado al negocio. El dinero es lo primero, antes de tener algo importante que enseñar. Durante los años setenta, creo que las prioridades económicas no tenían la misma importancia que ahora, eran más discretas. O puede que sea una visión demasiado romántica.

PERSONAL

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