Los últimos años de la vida personal y profesional de la leyenda Judy Garland son el telón de fondo de Judy, un largometraje que trata de alejarse de las películas biográficas convencionales y se adentra en “un relato de origen y al mismo tiempo de redención final”, apunta Rupert Goold, director del proyecto que protagoniza Renée Zellweger. La actriz estadounidense se llevó recientemente el Globo de Oro por su papel y es una de las aspirantes al Óscar.

“Vi que teníamos la oportunidad de explorar algo que normalmente no tenemos en cuenta cuando pensamos en esta celebridad: lo que era capaz de hacer y el coste que supuso para ella”, explica Zellweger, para destacar cómo en sus últimos años de carrera -y también de su vida- “trabajaba porque lo necesitaba, pero su cuerpo le pedía descansar”.

Porque Judy viaja hasta el invierno de 1968, treinta años después del estreno de El mago de Oz y con Judy Garland a punto de ofrecer una serie de conciertos en Londres. Su voz y su fuerza se han visto mermadas y vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood.

Es así como en la película conviven dos épocas: los años sesenta, con una Judy en el tramo final de su carrera, frente a una Judy de niña que se dio a conocer con El mago de Oz a finales de los años 30. Una ida y vuelta que retrata la cara más humana de Judy, cuando, endeudada, no dudó en poner en riesgo su propia salud para realizar unos conciertos que le permitirían ganar dinero que destinar al cuidado de sus hijos.

“Me interesaba conjugar lo que era leyenda con lo que era humano y auténtico; la madre y el mito”, cuenta Rupert Goold sobre el hilo de la película, que está inspirada en la obra de teatro End of the Rainbow. Eso sí, recalca que lejos de mostrar a una víctima de su pasado, se retrata a una superviviente que nunca se rindió.

La galardonada Renée Zellweger, ganadora de un Óscar en 2003 por su papel en Cold Mountain, es la encargada de convertirse en Judy Garland. Y pese a su experiencia previa con el canto en películas como Chicago, fue un reto: acentos, tono de voz, movimientos, transformación física... De hecho, un año antes de que comenzaron los ensayos oficiales, Renée comenzó a practicar con un profesor de canto en Estados Unidos, para finalmente ensayar durante cuatro meses con el director musical de la película: “Todas esas personas me hicieron olvidar cualquier miedo, no tenía tiempo para pensar que me iban a juzgar”, recuerda sobre un trabajo alabado por su compañero de reparto, Finn Wittrock: “Renée canta y no sólo canta, capta a la perfección el alma de la voz de Judy”.

La película llega a las salas de cine después de que en 2019 se celebrarse el 50 aniversario de la muerte de Judy Garland y el 80 aniversario del estreno de El mago de Oz. Y desde el equipo de Judy, esperan haber mostrado una faceta diferente de la artista. Y algo más: “Haberle hecho justicia”, concluye Tom Edge, guionista del filme. El tiempo dirá.