Aunque el estreñimiento ocasional es muy común, hay personas que desarrollan uno crónico que puede prolongarse durante toda la vida. Para analizar los síntomas y tomar el control de nuestra salud gastrointestinal, un equipo de expertos ha desarrollado diez falsos mitos y verdades que giran en torno al estreñimiento.

1. El estreñimiento es una enfermedad. FALSO. El estreñimiento no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que expresa una anomalía en el hábito defecatorio normal, y que en muchos casos es una manifestación de distintos tipos de enfermedades o consecuencia del consumo de determinados medicamentos.

2. No defecar todos los días es estreñimiento. FALSO. Existe la creencia popular de que una correcta salud gastrointestinal se asocia con al menos una evacuación por día. Esto puede incitar al consumo de laxantes sin prescripción médica, siendo innecesario e incluso perjudicial para la salud. De forma habitual, se considera que está dentro de lo normal defecar como mínimo unas tres veces por semana y como máximo tres veces al día.

3. Cada sistema digestivo tiene un ritmo distinto. VERDADERO. Son numerosos los factores que influyen en las veces en las que una persona necesita ir al baño: la dieta, la cantidad de agua ingerida, el consumo de ciertos medicamentos, el estado psicológico y emocional, el tipo de trabajo, etc. De este modo, si el número de las deposiciones no es menor a una cada tres días o tres deposiciones por semana, no es síntoma de estreñimiento, sino de que el sistema digestivo tiene un ritmo distinto.

4. La frecuencia es el único signo de estreñimiento. FALSO. No solo hay que tener en cuenta la frecuencia de las defecaciones para diagnosticar el estreñimiento, sino también la facilidad o dificultad al evacuar (el esfuerzo excesivo se asocia al estreñimiento), así como la consistencia y forma de las heces, o la sensación de evacuación incompleta.

5. El estreñimiento crónico se diagnostica cuando los síntomas están presentes durante los últimos tres meses. VERDADERO. Aunque el estreñimiento ocasional o agudo es muy común (dura unas semanas), muchas personas experimentan estreñimiento crónico, que dura más de tres meses y que puede prolongarse durante toda la vida, interfiriendo en su capacidad para realizar sus tareas diarias. El estreñimiento crónico se considera como el sexto síntoma gastrointestinal más común, afectando a alrededor del 15-30% de los adultos.

6. El estreñimiento puede ser una consecuencia de otras enfermedades. VERDADERO. En muchas ocasiones el estreñimiento crónico se produce como consecuencia de otras enfermedades, como las metabólicas/endocrinas (diabetes mellitus, hipotiroidismo, hiperparatiroidismo, celiaquía€); enfermedades neurológicas (esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, ictus o accidentes cerebrovasculares, lesiones de la médula espinal€); enfermedades del intestino (cáncer de colon, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celíaca, colitis isquémica€); o enfermedades sistémicas (esclerodermia, amiloidosis, distrofia miotónica€).

7. Beber poca agua puede causar estreñimiento. VERDADERO. Durante el proceso de formación de las heces, el intestino grueso absorbe agua y electrolitos. Si nuestro cuerpo se encuentra deshidratado, absorberá más agua, generando unas heces más duras y secas y dificultando de este modo la defecación. Por ello es fundamental beber suficiente agua (alrededor de dos litros, dependiendo del peso) para evitar el estreñimiento.

8. El consumo de medicamentos no está asociado al estreñimiento. FALSO. El consumo de ciertos medicamentos y suplementos dietéticos está claramente asociado al desarrollo y empeoramiento del estreñimiento, concretamente conocido como estreñimiento crónico secundario. Ocurre con medicamentos como los analgésicos opiáceos (por ejemplo, la codeína) y analgésicos narcóticos; fármacos con efectos anticolinérgicos (antiespasmódicos, anfetaminas, antidepresivos tricíclicos, antipsicóticos, antiparkinsonianos o fármacos para el Parkinson); antiácidos que contengan calcio o aluminio; antiinflamatorios no esteroideos (AINEs); medicamentos para la alergia, como antihistamínicos; o suplementos de hierro.

9. Reprimir las ganas de ir al baño puede causar estreñimiento. VERDADERO. Aguantar las ganas de evacuar provoca que las heces se acumulen, distendiendo las paredes del recto. Hacerlo de manera puntual no es un problema, pero si se hace de manera habitual provoca que el recto se adapte a esa situación, necesitando cada vez más llenado para activar el estímulo de defecación. A su vez, estas heces se vuelven más voluminosas y más duras, dificultando la evacuación y contribuyendo a desarrollar estreñimiento crónico.

10. Realizar ejercicio físico puede aliviar el estreñimiento. VERDADERO. La realización de ejercicio físico ayuda a mejorar el estreñimiento, ya que complementa a los movimientos peristálticos del intestino y ayuda al fluir del tránsito intestinal. Los ejercicios más indicados son los de tipo aeróbico, como correr, nadar o montar en bicicleta. Es importante, sin embargo, mantener la hidratación antes, durante y después de realizar ejercicio, para no deshidratarnos y empeorar de este modo el estreñimiento. Además del ejercicio y el consumo de agua, otros factores del estilo de vida que pueden generar estreñimiento son un escaso consumo de fibra o cambios importantes en la dieta.

Claves para un buen tránsito intestinal

El estreñimiento es un problema muy común que afecta, en su mayoría, a las mujeres. Por suerte existen tratamientos farmacológicos y pautas naturales para erradicarlo de forma efectiva. En el Estado español su prevalencia oscila entre el 12 y el 20% y es más frecuente entre las mujeres. Aunque se suele recurrir a laxantes habitualmente, lo cierto es que hay otras fórmulas naturales para incrementar los movimientos intestinales y de esta forma aumentar las deposiciones. Estas son algunas de ellas:

Aumentar el consumo de fibra. Escoge alimentos integrales, sobre todo cereales, y consumir mucha fruta, verdura, legumbres, hortalizas y frutos secos.

Alimentos probióticos y prebióticos. Contienen bacterias acidófilas, que previenen, además, otros problemas de salud. Los probióticos se encuentran en el yogur o fermentados como el chucrut. Los probióticos están presentes en alimentos como los granos integrales, los plátanos, verduras de hoja verde, la soja, el ajo y las alcachofas.

Hidratación. Se recomienda beber un mínimo de dos litros diarios. Otras bebidas como el té verde también ayudan, gracias a sus propiedades diuréticas. Además, sus antioxidantes previenen la inflamación.

Ejercicio. El deporte también contribuye a mejorar. En concreto, lo más recomendable son los ejercicios aeróbicos como los abdominales o las prácticas de movilidad que incluyan la zona de la cadera. Otro movimiento efectivo es tumbarse boca arriba y llevar las rodillas hasta el pecho despacio, aguantando una flexión unos 15 segundos.

Rutinas. Es importante reeducar al intestino. Por ejemplo, intentar que las deposiciones se hagan con regularidad. Para ello, siéntate todos los días a la misma hora en la taza.