Este martes se conmemora el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama, cita impulsada por la Organización Mundial de la Salud con la intención de concienciar a las mujeres de que deben controlarse regularmente con exámenes y pruebas de sus senos para así lograr una detección precoz y mejorar la supervivencia de una enfermedad que se estima que una de cada ocho mujeres padecerá a lo largo de su vida.

Más allá de los factores incontrolables por los que una enfermedad se desarrolla (una especie de lotería), y teniendo en cuenta que el cáncer no se puede prevenir ni evitar de forma absoluta, sí que existen unos factores relacionados con el estilo de vida que pueden favorecer el desarrollo de este tipo de tumores y que por tanto conviene evitar.

Uno de ellos es el del peso, sobre todo en mujeres posmenopáusicas. Estudios recientes han demostrado, según la American Cancer Society, que el sobrepeso o la obesidad, principalmente en mujeres mayores de 50 años, incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de mama y también de que la enfermedad reaparezca después de haber completado el tratamiento.

Esos mismos riesgos se asocian a la disminución de la actividad física, muy relacionada con el peso. Practicar regularmente, entre 3 y 4 horas por semana, ejercicio moderado puede proteger contra el cáncer de mama al ayudar a la mujer a mantener un peso saludable, reducir los niveles hormonales o mejorar el metabolismo. Una buena condición física puede también ayudar a que el cáncer no reaparezca después de haberse sometido a un tratamiento oncológico.

Un clásico que hay que evitar no sólo para prevenir el cáncer de mama, pero también, es el consumo de alcohol. Investigaciones recientes recomiendan limitar la ingesta de alcohol semanal a una cantidad máxima de tres o cuatro copas, y sugieren que consumir más de una o dos bebidas alcohólicas al día (aunque no sea de alta graduación, como el vino y la cerveza) puede incrementar el riesgo de desarrollar un tumor mamario y de que la enfermedad reaparezca.

Y en cuanto a la alimentación, se siguen desarrollando numerosos estudios pero no se puede afirmar con rotundidad que haya alimentos que provoquen la aparición del cáncer de mama o que lo eviten. En cualquier caso, es aconsejable llevar una dieta con una buena proporción de frutas y verduras y reducir las grasas animales porque son rutinas que se asocian con muchos beneficios para la salud en general.