Son 603 metros a 158 metros de altura sobre el Vall de Riu, que marca una altitud de 1.875 metros y une la localidad de Armiana y el collado de Cauba, en la pedanía andorrana de Canillo. Estos datos colocan a este puente tibetano como el segundo más largo del mundo.

Los amantes de las sensaciones fuertes, de sentirse funambulistas por un día ya pueden poner sus ojos y sus planes en este destino desde el que contemplar este valle pirenaico a vista de pájaro.

Aunque en principio, un puente tibetano es una estructura compuesta por tres cuerdas en forma de triángulo invertido. Dos cuerdas en paralelo están aproximadamente a la altura del pecho de quien lo cruce, para que se pueda sujetar cómodamente simplemente extendiendo los brazos a los lados mientras avanza, y la tercera (llamada el tablón) está situada en la parte inferior para dar apoyo a los pies y poder andar sobre ella.

Reciben el nombre de la región del Tibet, de donde son originarios y que la necesidad de cruzar barrancos y gargantas para poder comunicar entres sí los pueblos de esas montañas llevaron a construir estas sencillas estructuras no exentas de peligro.

De estructura más sofisticada, este de Canillo tiene un ancho de paso de un metro y las barandillas están separadas 1,70 metros, lo que permite que se crucen dos personas con cierta comodidad. Algo importante ya que, a diferencia de otros puentes de este tipo que son de una dirección al formar parte de una vía ferrata, este es de ida y vuelta.

Le han calculado una carga máxima de 100 kilos por metro cuadrado, lo que supone una ocupación máxima de 600 personas sobre el puente. Pero los técnicos no son tan optimistas, solo realistas, y calculan unas 60 personas a la vez sobre el puente, algo así como 165 cada hora. Algo que no es tampoco un mal cálculo ya que supone la visita de unas 75.000 persona en lo que dure la temporada, de junio a noviembre.

Los interesados en esta experiencia tendrán que reservar su ticket de visita, bien en la página web de la propia atracción como en la Oficina de Turismo de Canillo. La entrada para los adultos es de 12 euros, los menores de entre 5 y 12 años solo 9 y lo menores de 5, gratis.

Para aquellos a los que el vértigo de esta pasarela les resulte insuperable, tiene una opción más ligera, aunque no por ello menos espectacular. Al lado del puente también se puede visitar el mirador del Roc del Quer, una plataforma voladiza a 500 metros del suelo. La entrada de adultos tiene un precio de 5 euros, 4 euros hasta los 12 años y gratis hasta los 5 años.

Existe un pack combinado para las dos atracciones con el añadido de incluir un descuento: 14,40 euros para adultos (en lugar de 17 euros) y 11,50 euros hasta los 12 años (en lugar de 13 euros). Los menores de 5 años siguen entrando gratis.

Un dato importante, hasta el puente no se puede llegar en vehículo particular. Hay que dejarlo en el propio Canillo y tomar un autobús lanzadera (incluido en el precio de la entrada) hasta el cruce con el camino de Armiana. El puente queda un kilómetro que sólo se puede hacer a pie.

Los puentes tibetanos más largos

El puente de este tipo más largo del mundo es el Sky Bridge, de la República Checa, con una longuitud de 721 metros. Tras el recién inaugurado puente andorrano, como tercero más largo se encuentra el Gandaki Golden Footbridge, en el Nepal, de 561 metros. El cuarto de esta lista es el portugués puente de Arouca, de 516 metros.

Por su parte, el puente tibetano más largo de España acaba de terminarse a principios del presente mes de junio en la vía ferrata de Sabero (León). Se podrán recorrer sus 110 metros de longitud este mismo veranoy ofrecerá una espectacular vista de este calle minero de la Montaña Oriental leonesa.

Hasta ahora, este título lo lucía el puente de la vía ferrata de la Hermida con sus 95 metros, perteneciente al municipio cántabro de Peñarrubia, muy próximo a Potes y San Vicente de la Barquera.