Hay cosas que son incómodas de hablar, pero eso no significa que no sea necesario hacerlo, sobre todo para prevenirlas. Cada año los delitos de pederastia está aumentando de forma exponencial y la mayoría se operan a través de internet. Los pederastas crean sus materiales, los comparten a través de internet y también se nutren de fotos y vídeos que van encontrando. Por un lado están las fotos y vídeos explícitas que graban y comparten, y por otro lado están los más suaves que miles de familias comparten cada día sin ser conscientes del uso que se está haciendo de ese material. Vamos a hablar de esta última parte.

Es muy habitual ver en Twitter, en Facebook, en grupos o estados de WhatsApp, en Instagram o incluso en TikTok, imágenes de niños y niñas en la playa o en la piscina, en bañador, a veces desnudos cuando son pequeñitos€ Y no solo ese tipo de material; también son muy habituales vídeos de niños realizando diferentes acciones como bailes, ejercicios de gimnasia o actividades cotidianas del día a día. El problema es que los pederastas utilizan todas esas imágenes, desde las más hasta las menos explícitas, para hacer montajes o intentar sexualizarlas. Una niña o un niño pequeño bailando puede ser interpretado como algo muy mono por gente normal, o como algo muy sexy por gente depravada.

Hace un par de años escribí un artículo informando de que Facebook había eliminado los comentarios de siete millones de vídeos donde aparecían niños, porque se había creado una comunidad de pederastas que se daban consejos y que iban indicando en qué minuto de cada vídeo se podía ver a un niño en una posición determinada, sin camiseta€

Las familias no tienen malicia, y como no se les ocurre la cantidad de cosas que pueden pasar, actúan de forma inconsciente. No son exageraciones. Basta con buscar en Internet entrevistas de medios serios a policías que trabajan en la sección de Protección del Menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, o en secciones equivalentes de otros cuerpos de policía, para comprobar la magnitud y gravedad del problema. Pero como es un tema muy desagradable de leer y escuchar, solamente lo tratamos por encima cuando salen noticias de operaciones masivas contra la pederastia en internet.

Evitar compartir imágenes

Se recomienda no compartir imágenes de niños en redes sociales ni siquiera a través de grupos de WhatsApp, y mucho menos si están en bañador o desnudos. Una cosa es mandar una foto o un vídeo a un familiar concreto, y otra es enviar esas fotos a un grupo de WhatsApp donde hay gente con la que realmente no tenemos mucha confianza o una relación muy estrecha. La confianza no es solo en que no van a utilizar esas imágenes para malos fines, sino en que no vayan a compartirlas con otras personas, da lo mismo con qué fin. Debemos tener siempre presente que una vez que una foto sale de nuestro teléfono perdemos el control sobre ella, y que es imposible saber dónde puede acabar aunque se lo mandemos solamente a una persona.

También es muy importante respetar las edades a las que los menores pueden tener cuentas en redes sociales. Es muy habitual que haya acercamientos inadecuados de adultos hacia niños a través de mensajes, comentarios en vídeos u ofertas de regalos a cambio de que les dediquen vídeos solamente a ellos€

Los menores de 13 años no pueden tener cuentas propias en redes sociales, así lo establecen sus términos de uso. Hasta esa edad los menores pueden ir viendo las cuentas de sus familiares mientras tienen un seguimiento y supervisión directos. Con 13 y 14 años la recomendación es tener cuentas familiares, es decir, una cuenta para todos los miembros de la familia; todavía no se recomienda que tengan cuentas personales.

Si sentimos la necesidad de compartir las fotos y vídeos de nuestras vacaciones con todo el mundo deberíamos plantearnos de dónde viene esa necesidad y a qué carencias responde. Subir fotos de niños a redes sociales es ponerlos en un riesgo innecesario, seamos conscientes o no.