En los vinos blancos y rosados encontramos esos aromas y sabores que nos recuerdan a frutas aromáticas muy agradables en boca, sin ser dulces.

Cuando tenemos una comida en la que en la carta hay marisco o sabores intensos, el Ochoa Rosado de Lágrima es perfecto para la ocasión, por sus sabores marcados a fruta roja y fresca. Un vino rosado con un color rosa brillante que combina la uva Garnacha con uvas Merlot y Cabernet Sauvignon, todas ellas cultivadas en la finca El Bosque de Traibuenas, en las que el cultivo ecológico es el protagonista.

Pero si estamos ante una ensalada ligera con queso, 8 A Maitena es el elegido. La elegancia de este vino hace que mejore la cremosidad del queso, y por tanto la propia ensalada.

El 10% de Maitena (la favorita, la elegida) ha fermentado en barrica y esto le da una longitud en boca ideal. Es un vino más pálido porque ha estado menos tiempo en contacto con las pieles de la uva.

La uva principal en los rosados es la Garnacha, una uva que da unos aromas y sabores muy diversos.

En los vinos blancos y rosados la cosecha es importante porque son vinos hechos, en su mayoría, para ser disfrutados en su juventud, es decir durante los 2 o 3 años desde su vendimia. No tienen fecha de caducidad, pero es recomendable tomarlos en este tiempo, porque su frescura se apaga, y por tanto, los aromas y los sabores cambian.

Hay vinos blancos secos como el 8 A UVADOBLE que sólo necesita unos meses para conseguir todo su esplendor. Este vino está elaborado con uva Viognier. Es un vino más gastronómico con aromas de fruta con hueso como el melocotón y aromas de hoja seca de té. Podemos decir que es un vino muy completo, pero lo más importante es que es un vino perfecto para tomarlo fresquito en una terraza, hablando con amigos.

Pero si lo que apetece es un vino sin complicaciones, fácil de beber, con aromas a fruta tropical y ácida que refresca mucho la boca, entonces mejor con una copa de CALENDAS Blanco. Un chardonnay que te hará sonreír.

Ahora bien, no se puede acabar cualquier momento que se precie sin el gran MOSCATEL de Javier Ochoa. Un vino perfecto para terminar una tarde de verano en una terraza. Un vino que sabe envejecer tomando un sabor a pasas, frutos secos o mieles, pero que, si lo tomas joven, los aromas a fruta tropical predominan.

Indudablemente, son momentos de disfrutar, de salir al campo, hacer una paella o de ver caer el sol desde la playa, y esos momentos con cualquiera de estos vinos se disfrutan más. Pero, sobre todo, lo que enriquece este sabor es saber que una familia como Ochoa trabaja y se esfuerza cada día en hacer mejores vinos, de la mejor forma posible.

Enoturismo, una forma de disfrutar

Bodegas Ochoa es un lugar para disfrutar, situado en Olite, un lugar emblemático de la zona. Entre viñedos y naturaleza se encuentran las Bodegas Ochoa. Dicen que ganamos en las distancias cortas, y para la familia Ochoa no hay nada que les haga más felices que recibir gente en su casa, en su Bodega. Para ello disponen de una terraza maravillosa y acogedora, donde poder disfrutar de un vino, dos o tres.. según se tercie.

Además, se pueden realizar visitas a las bodegas de distintas maneras: en grupo, solos, con explicación o descubriendo por uno mismo cada rincón. Distintas maneras de conocer a una familia con tradición vitícola por los cuatro costados. El caso es disfrutar con sus vinos y su trabajo. Aquí o allí es el momento de disfruta un OCHOA.