Ya lo afirma el refrán: bienes y males, a la cara salen. Más cuando luces tanta jeta como Pocholo Martínez-Bordiú o El Dioni. Porque no puedes comprarte en febrero en Miami un ático de 22 millones de euros y presentar un ERTE a los empleados de tu firma solo un mes después. ¡Y con dos bemoles! Por muy mal que esté el comercio y por mucho que el gobierno británico te obligue a cerrar tus tiendas durante el periodo de confinamiento. Es estéticamente feo, muy feo, y éticamente deleznable. Pero a ella, oye, le ha dado exactamente igual. Porque chuzos y chuzos de punta le han llovido esta semana a Victoria Beckham después de que, acogiéndose al plan de ayudas del Ejecutivo de Boris Johnson, ejecutara un ERTE a 30 trabajadores, la mayor parte de su plantilla.

Y claro, el pueblo británico, tan quejoso y ojo avizor como siempre, ha puesto el grito en el cielo ante tan fea maniobra económica de la familia Beckham. Se estima, de hecho, que Vicky y su conocido marido David amasan una fortuna de 800 millones de euros, incluidos un piso en Londres de 33 millones y una casa en el campo de siete millones de euros, por lo que teniendo el lomo tan bien cubierto, no se entiende que la diseñadora se haya acogido a dicha medida de urgencia.

Una decisión que ya la está pasando factura, pues según informan los salseros tabloides británicos su imagen ha quedado muy dañada. Tanto que se ha visto obligada por los directivos de su firma a retirar las ayudas ante la amenaza inmediata de descalabro en las ventas. Todo ello en una empresa que no levanta cabeza: desde 2008 (año de su fundación) sufre pérdidas. Pero junto con la pequeña Harper, es la niña de sus hijos.

Y como el matrimonio vive en la abundancia, pues no le importa perder unos milloncejos al año con tal de pisar con fuerza el mundo de la moda. Porque saber hacer fortuna, saben. ¡Y eso también tiene mérito! Hasta sus hijos ingresan desde hace años grandes sumas de dinero por contratos publicitarios. Algo que les permite, por ejemplo, tener en propiedad un equipo de fútbol en Miami, una veintena de bolsos Hermès (su colección de Birkins asciende a los dos millones de euros), o brindar con vinos de 350 euros la botella. Para que luego vaya Vicky y solicite ayudas a papá Estado.