Cerca de 3.500 invitados€ y nada más y nada menos que 750 millones de personas más en la televisión presenciaron el 29 de julio de 1981 cómo lady Diana Spencer llegaba a la catedral de San Pablo con su padre, Earl Spencer, para dar el sí, quiero, al príncipe Carlos.

Este verano se cumple el 40º aniversario de aquella boda recordada hasta la saciedad y de la que prácticamente se sabe todo. El vestido nupcial de la novia fue diseñado por David Emanuel, y con él no solo se convirtió en la mujer más envidiada del planeta, sino que la prenda es a día de hoy uno de los vestidos de novia más famosos, de los que definieron una era. Aunque menos se habló en su día de la tiara escogida por Diana, que no pertenecía al joyero real.

No era fácil encontrar un broche de oro para rematar su vestido de tafetán de seda con cola de 25 pies, así que Diana utilizó una reliquia de su propia familia: la llamada tiara Spencer. De oro y plata y cuajada de diamantes (con cinco centrales, uno de ellos de mayor tamaño y envuelto en un pequeño corazón), la tiara Spencer destaca por el diseño con sus hojas, tulipanes, flores-estrella y los arcos de media luna. Hay que remontarse al siglo XVIII para encontrar los orígenes de la pieza, que sufrió diferentes transformaciones con el paso de los siglos. Echando la vista atrás, la primera en lucirla fue la abuela paterna de Diana, Cynthia Hamilton, que la recibió como regalo de boda de Sarah Spencer, prima de su prometido, cuando se casó en 1919 con Alberto Eduardo Spencer.

Como suele ser habitual en la realeza y en la alta aristocracia, las Spencer siguieron la tradición familiar, y sus tres hijas también la llevaron en su camino al altar. Jane, la mayor de las hermanas de Diana, fue la siguiente en lucir la tiara en su boda con Robert Fellowes, en la que Lady Di ejerció como perfecta dama de honor. Todavía nadie sabía (ni siquiera ella) que tres años después aquella pieza se haría mundialmente famosa. Pero antes todavía debía ser el turno de su hermana Sarah, que también recurrió al joyero familiar para dar el sí, quiero a Neil Edmund McCorquodale en 1980. Un año después llegaría el turno de que la luciera Diana.

Pero aquel julio de hace 40 años no sería la única ocasión en la que la veríamos sobre la cabellera de Lady Di, ya que Diana siguió usando la tiara aún después de su boda, especialmente en eventos de gala. Algunos medios llegaron a informar de que la prefería frente a la Cambridge Lover's Knot, una tiara real que le dieron cuando se casó con el príncipe Carlos y de la que se solía quejar, pues decía que le producía dolores de cabeza.

Después de su muerte en 1997, la tiara Spencer fue devuelta a su hermano y permanece en la colección familiar hasta la fecha.

¿Quién sí la ha lucido?

La princesa de Gales continuó usando la tiara Spencer hasta su divorcio. Sin embargo, la joya seguía perteneciéndole a su padre. Como decíamos, desde que Lady Di falleciera en 1997 no se había vuelto a ver esta lujosa pieza hasta que 25 años después, en 2018, reapareció en la boda de otra Spencer, en este caso en la cabeza de Celia McCorquodale, una de las sobrinas de Diana, concretamente la hija de la hermana de la princesa Lady Sarah, cuando se casó con George Woodhouse en una iglesia en Stoke Rochford, Lincolnshire.

Al margen de que la boda fuera de relumbrón o no, lo que está claro es que la famosa tiara ha pertenecido por generaciones a la familia de la fallecida princesa, por lo que todas las mujeres Spencer que quieran pueden usarla el día de su boda. Es por eso que en 2018 la tiara había resurgido sobre la cabeza de Celia McCorquodale.

La espectacular joya, que fue fabricada por la joyería Garrards en los años treinta y que cuenta con diseños de flores decoradas con diamantes y platino, fue utilizada en otra boda mientras Diana estaba aún con vida. Victoria Lockwood lució la Spencer cuando se casó con el hermano de la princesa, Charles Spencer (el noveno conde) en el año de 1989. El enlace se celebró en la casa familiar de los Spencer y asistieron los príncipes de Gales y el príncipe Harry, que tenía cinco años y que hizo de paje. Fue magistral el look de la novia (que era exmodelo) ya que combinó la tiara Spencer con un romántico vestido con bordados de oro diseñado por ella misma y confeccionado por Tomasz Starzewski.

¿Quién no la ha lucido?

No la lucieron ninguna de sus nueras. Y eso que mucho se habló y mucho se dio por hecho€ pero no. Fue una de las grandes incógnitas que rodearon las bodas del príncipe William con Kate Middleton y del príncipe Harry y Meghan Markle. No solo se habló de sus trajes de novia, sino también de las tiaras que coronarían su look nupcial. Tanto en una como en otra se pensó que usar la tiara Spencer sería una forma de honrar la memoria de Lady Di. Pero no fue así.

Kate, con la tiara Halo de Cartier.

Kate llevó la tiara Halo de Cartier, a pesar de que se rumoreó que la novia quería lucir una corona de flores. Con aquella elección para su enlace real el 29 de abril de 2011, Kate convirtió la deslumbrante pieza en una de las tiaras de bodas reales más emblemáticas de la historia. Se compone de 739 diamantes de talla brillante y 149 diamantes baguette, y fue un préstamo de la reina Isabel II a Kate.

Meghan Markle, por su parte, dio la sorpresa eligiendo la tiara bandeau de la reina Mary de Teck, una pieza que no había sido utilizada públicamente desde que murió la abuela de Isabel II en 1953. Este es un ejemplo de piezas que se van transformando y montando de nuevo con el paso de los años; de hecho la diadema, hecha en platino y diamantes, tiene un gran diamante central que en un principio formaba parte de un broche que le fue regalado por el condado de Lincoln a la entonces princesa Mary con motivo de su boda con el príncipe Jorge, futuro Jorge V, abuelo de la actual soberana.

En 1932 Mary de Teck pidió al joyero real que convirtiera el broche en la tiara que lució Meghan Markle. La propia reina Mary usó esta tiara con asiduidad y era una de sus favoritas.

Y en la boda de este verano€ tampoco

Uno de los cinco vestidos que lució Lady Kitty Spencer en su boda de este verano.

Ha sido uno de los grandes eventos de la aristocracia europea de este verano: la boda de Lady Kitty Spencer con el magnate Michael Lewis. Ella es sobrina de Lady Di y uno de los detalles que más ha hecho correr ríos de tinta ha sido el espectacular vestido de la novia, creado por Dolce & Gabbana (no nos olvidemos de que ella es embajadora de la marca). Una creación de encaje floral, con cuello alto, mangas largas y hombros abullonados que ha dado la vuelta al mundo y que se ha convertido en una locura en redes sociales. El escenario elegido para el enlace fue Villa Aldobrandini, ubicada en Roma y que data del siglo XVII. Pero atención, porque lo más comentado no fue la ubicación, ni el primer vestido de la novia, sino los ¡cinco cambios de vestuario que hizo! ¿Le daría tiempo a algo más el día de su boda que a cambiarse de ropa? Nadie lo sabe. Todos los vestidos, eso sí, fueron creaciones de Dolce & Gabbana. Uno de esos estilismos iba rematado por una diadema floral en el pelo pero€ ni rastro de la tiara Spencer. Aunque con tanto cambio de vestidos€ ¿alguien se acordaría de ella?