Cuando en la infancia hacíamos trayectos largos en coche, sabíamos lo que deparaba el final del viaje: ¡el parabrisas de nuestro padre lleno de insectos aplastados!

¿Por qué ahora los cristales de los coches llegan a su destino con muchos menos bichitos apachurrados? ¿Por qué cada vez es más raro un grillo, incluso en el campo, y los niños ya no juegan a cazar mariposas? ¿Acaso te has preguntado hace cuántos años que no ves una luciérnaga brillar?

¡Los insectos están desapareciendo en todo el mundo y la causa es la actividad humana! Esto nos debe alamar, porque nos gusten más o menos, aunque le tengamos pavor a una araña y nuestro instinto sea aplastarla con un zapato, los insectos son cruciales para los ecosistemas. De ellos depende el equilibrio de la naturaleza. Además de ser el componente esencial de casi cualquier cadena alimenticia, el 80% de las plantas con flor necesitan la ayuda de estos pequeños seres para completar su ciclo vital.

Los insectos, no sólo son fundamentales para la mayoría de los espacios naturales, que sin ellos se verían abocados a la desaparición. ¡También son imprescindibles para los cultivos que mantienen la cadena agroalimentaria! Prácticamente el 80% de los cultivos europeos, dependen de la acción de las abejas, que al contrario de lo que la mayoría cree, no sólo elaboran miel. Las abejas también producen una variedad inimaginable de verduras y hortalizas: la tercera parte de lo que comemos. Así que, para que el mercado pueda producir alimentos que sean sanos y seguros para los consumidores y en suficiente cantidad, es necesario fomentar la presencia de insectos polinizadores.

No obstante, los insectos no sólo son el eslabón de las cadenas tróficas y polinizan cultivos, también cumplen otras funciones importantísimas en beneficio del planeta. Muchas especies utilizan la carroña, plantas y animales muertos, para mejorar los suelos y hacerlos más fértiles, y participan en la biodegradación de mucha basura, lo que los vuelve unos recicladores óptimos de la naturaleza.

Los insectos constituyen el grupo más diverso de animales y el más abundante, representando cerca del 90% de las especies. ¡Y nosotros estamos acabando con ellos! Porque, como alertan los expertos, cada vez hay menos abundancia y diversidad de ellos en todo el mundo.

La deforestación, la urbanización, la polución de los ecosistemas acuáticos, el abuso de sustancias contaminantes y el cambio climático, entre otros factores, están provocando su desaparición. Si ya no vemos tantas luciérnagas brillar en la oscuridad es porque la contaminación lumínica, el exceso de luz artificial que por las noches invade las ciudades, las está llevando a la extinción, ¡como a tantos otros insectos!

Así que la próxima vez que queramos aplastar a esa araña o a esa abeja, pensémoslo mejor, porque la realidad es que necesitamos a los insectos para la supervivencia de las plantas, de muchos animales y de los humanos. Sin insectos el mundo colapsaría€