hace dos semanas tuvieron lugar sendos eventos en Euskadi de indudable importancia en el mundo de los residuos. Por una parte, se celebró la Semana Europea de la Prevención de Residuos (https://ewwf.eu.esp/), que nació en 2009 como un proyecto LIFE+ financiado por la Unión Europea, y auspiciado por la Comisión Europea, que se celebra año tras año también en Euskadi. Esta iniciativa promueve la realización durante una semana de diferentes acciones sobre prevención y gestión sostenible de residuos.

Entre sus objetivos se encuentra sensibilizar sobre la reducción de residuos, la reutilización de productos y el reciclaje de materiales en los estados miembros de la UE, así como movilizar y animar a la ciudadanía a llevar a cabo en sus hábitos diarios el ejercicio de las llamadas Tres Erres (Reducción, Reutilización y Reciclaje).

Otro evento de indudable interés ha sido la celebración del Basque Circular Summit 2022, uno de los encuentros más importantes en este ámbito del Estado y del sur de Europa que, organizado por la sociedad pública Ihobe del Gobierno Vasco, con la colaboración del grupo SPRI, ha convertido a Euskadi, del 23 al 25 de noviembre, en referencia europea en materia de economía circular y que se ha centrado en su aplicación en el tejido empresarial. En este foro han participado representantes de la Comisión Europea, empresas vascas, diversos clústeres, centros tecnológicos, y universidades, y atrajo a Irun a más de 600 profesionales de múltiples sectores industriales para conocer nuevos modelos más sostenibles y competitivos.

En la jerarquía comunitaria de gestión de residuos, la prevención ocupa en primer lugar, y se trata de un conjunto de medidas para reducir la cantidad de residuos, así como los impactos negativos sobre el medio ambiente y la salud humana de los residuos generados, incluyendo el ahorro en el uso de materiales y energía. Y, como tal debería ser altamente promovida por las administraciones publicas y por supuesto que también desde el ámbito empresarial, privado y asociativo. Pero a pesar de ello, y aunque aparezca como la primera opción a llevar a cabo en la jerarquía europea de gestión de residuos, la prevención, tal y como lo han dicho diversos especialistas en la materia, es la hermana pobre de la política de residuos, y cada año que pasa los expertos y científicos nos alertan sobre la escasez de los materiales, y seguimos alimentando la sociedad del usar y tirar.

¿A qué se debe esto? Puede haber distintas cuestiones. Entre ellas, está el fundamento del propio sistema económico en el que vivimos que hace que el consumismo se convierta en la base sobre la que funciona el sistema productivo y que no tiene en cuenta las problemáticas ambientales tan negativas que genera. Y, en este sentido, se trata de alentar los hábitos consumistas, de los que la mayoría de la ciudadanía somos cautivos, y caemos en el comprar-usar-tirar.

A pesar de que la prevención presida la jerarquía de los residuos en Europa desde hace ya unos cuantos años, todavía es el día en que se ha avanzado bastante poco, lo que muestra con cierta claridad un cierto fracaso en este campo de la política comunitaria en materia de residuos, que debe ser suavizado por los avances en materia de recogida selectiva y reciclaje, aunque ello no quita que la gran asignatura pendiente sigue siendo la prevención. Que la política de residuos se vaya integrando más con las políticas de recursos será positivo, y nos permitirá conocer cómo está nuestro modelo económico en relación a su circularidad. Hoy en día, tal y como se dijo en el Basque Circular Summit 2022 celebrado en Ficoba (Irun), “cerca del 62% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero se liberan durante la extracción, el procesamiento y la fabricación de bienes y productos para satisfacer las necesidades de la sociedad. Por eso, el fomento de la economía circular en el tejido empresarial vasco es una herramienta clave para la descarbonización de nuestra economía”.

Este congreso, tal y como se señala en la publicación de Ihobe sobre este evento, tenía como misión dar a conocer a las empresas vascas las líneas de trabajo propuestas por la Comisión Europea, así como los retos que tendrán que afrontar a corto plazo, como son el nuevo reglamento de ecodiseño para productos sostenibles, la implantación de un pasaporte digital de producto o la nueva directiva europea sobre información corporativa en materia de sostenibilidad, aprobada hace dos semanas por el Parlamento Europeo. El diseño adecuado de un producto puede ayudar a reducir su impacto ambiental y alargar su ciclo de vida, apostando por materiales más duraderos y fácilmente reciclables.

La dependencia de la industria vasca de las materias primas importadas es del 77%, pero aún se desechan materiales en vertederos vascos valorados en casi 45 millones de euros anuales. De acuerdo con el Diagnóstico de Economía Circular en la Industria del País Vasco, si se acometieran soluciones innovadoras más circulares, se estima hasta un ahorro potencial medio del 6% en el consumo de materias primas, lo que supondría ahorros de 2.000 millones de euros en la industria vasca.

El documento Perfil Ambiental 2017-Residuos, elaborado por la Sociedad Publica de Gestión Ambiental Ihobe, en el que se hace referencia a la problemática de los residuos en nuestra comunidad, viene a decir que “el historial clínico-ambiental evoluciona favorablemente, pero no tan aprisa como querrían las instituciones y la sociedad, en general. El último dato que aparece en el Perfil Ambiental 2017-Residuos indica que todavía se producen 5.906.738 toneladas de desechos, aunque a día de hoy han sobrepasado los seis millones, lo que significa que, de media, cada persona genera 2.695 kilogramos de residuos al año. Una cantidad cuantiosa y más aún en comparación con la Unión Europea (entre 1.000 y 1.500 kilos por persona y año).

Por tanto, es urgente promover que las industrias tengan en cuenta el ecodiseño –cada vez hay un mayor número de empresas vascas que lo hacen– y de esta forma se revisen todos los procesos en los que puedan reducir la generación de residuos, así como la reutilización y reparación, lo cual permitirá avanzar en la durabilidad de los productos; en la eficiencia en cuanto al uso de energía y de recursos; en el reciclado; en la información que proporcionará conocer la sostenibilidad medioambiental de los productos.....

En cuanto al titulo de este articulo ¿Hacia una sociedad sin residuos?, sin duda, se trata de una cuestión un tanto utópica. Pero no lo es tanto, la transformación de los residuos en recursos, rechazando el modelo lineal de extraer-producir-desechar y adoptando un modelo circular donde el valor de los productos y de los materiales se mantiene en la economía el mayor tiempo posible.

Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente