Conspirando. El atrio de la parroquia de Ibaeta, finalizado el funeral del amigo y compañero Carlos Sánchez, de tan grato recuerdo para quienes tuvimos la fortuna de conocerle, es el escenario de reencuentro de viejas glorias y otras, todavía en activo en aquel antiguo casino que, sin dejar de serlo del todo, es la donostiarra Casa Consistorial. Muchos de los asistentes, poco habituados a estos actos, salían escandalizados por el sermón ultramontano. Herencias de Munilla, según los entendidos, que ahora cabalga su mula torda por la Vega Baja del Segura.

Las primarias de los socialistas donostiarras, con la amenaza de un posible retorno de Odón, ilusionan a algunos jubiletas, dispuestos, en las mismas condiciones económicas que anuncia el todavía diputado, a colaborar con quien fuera su alcalde. Algún jurista matiza la ilegalidad que ese hecho supondría y sugiere que asuman la directiva de un hogar de jubilados, el de Altza, por ejemplo, tan vinculado a aquella alcaldía, para dar rienda suelta a su creatividad, a costa del presupuesto municipal.

Consenso generalizado respecto a la atonía generalizada en la vida municipal que denuncia en los medios el aspirante, y el desánimo, falta de ilusión y desorganización interna que transmiten los que permanecen en activo, en absoluto comparables al ritmo de “paso ligero” que caracterizaba el odonato en todas sus facetas. Tampoco creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor y la propaganda, que no información, que se generaba en algún siniestro despacho del altozano y que en ocasiones provocaba risas entre el personal, no es de recibo en la actual Donostia. Otra cosa sería en el Madrid de Ayuso.

Otros “leen” los nombres que faltan en la relación de apoyos a la aspirante a candidata, valorando las ausencias. Tan necesitados de llegar a fin de mes están los firmantes de los avales a destiempo, como los que no han firmado. Nadie se acuerda de Gasco. Una penita.

Valoro la existencia de primarias en un partido político y me pareció edificante el proceso que siguieron hace unas semanas los conservadores ingleses para sustituir al dipsómano Boris Johnson por la señora Truss en el inquilinato del 10 de Downing Street.

Para algunos, todo es una maniobra mediática para promocionar ante la ciudadanía y en los medios, los dos afines –prensa y radio– y los otros, a la lideresa socialista, siempre a la sombra del alcalde en las fotos y sin saber qué hacer con las manos, como le ocurre al ministro Garzón en sus duetos con la mediática ministra Yolanda Díaz, dándole cancha para exponer en solitario sus ideas, ambiciones y proyectos para la ciudad y su ciudadanía, lo que no deja de ser un regalo envenenado. Amanecerá y veremos.

Gatos ferales

Hace unos meses hablábamos de esas señoras que consagran su existencia a la copiosa alimentación de colonias de gatos callejeros y, mutatis mutandi, a las ratas del barrio.

Antes eran clandestinas. Actuaban a deshoras, sigilosas, cargadas con sus bolsas con variados menús. Algunas hacían largos desplazamientos desde su domicilio, mirando a los lados, porque sabían que “estaban en pecado” y los guardias podrían sancionarles. Entre ellas, por lo general, las relaciones no eran cordiales, cada una alimentaba a “sus” gatos y espantaba a los despistados que se acercaban a degustar sus guisos, robándoselos a los auténticos destinatarios. Incluso una, de buen corazón, se encaprichó de un tigretón, un micifuz “alto y rubio como la cerveza”, macho, claro, que castigaba a las gatitas por el paseo de Hériz, lo capturó y se lo llevó a “su” colonia en el puerto de Pasaia para darles una alegría a las michinas pasaitarras con el Isidoro antiguotarra.

Hace unos años decidieron constituirse en lobby. Sí, como suena. Participé en una reunión en la Casa Consistorial donostiarra, en la época postodonato, claro, con media docena de gateras que acompañaban a otra supergatera, catalana para más señas, venida exprofeso de Bruselas (no es broma) que se empeñó en convencernos de las ventajas que tenía el programa CES (Captura. Esterilización. Suelta), que en Donostia se venía aplicando, en circunstancias muy concretas, hacía una década, pero no hubo forma de que nos escuchara.

Ahora, oídas sus reivindicaciones por algunos partidos políticos con escaños parlamentarios, con la nueva legislación sobre bienestar animal, han salido del armario y se afanan hacendosas en la captura de los mininos, su esterilización y posterior suelta. Incluso dicen que los ayuntamientos les van a dotar de una identificación como colaboradoras en la gestión de colonias gatunas. Quizás, en un futuro cercano, consoliden sus plazas y les hagan funcionarias en un cuerpo estructurado y escalafonado, con posibilidades de hacer brillantes carreras profesionales. Tampoco me extrañaría nada, visto lo que hay. En el hipotético caso de que volviéramos al odonato, tendrían sus días contados. Con Odón, poco miau-miau.

Un trabajo publicado en la revista científica norteamericana Conservation Science and Practice, calificaba de ineficaz el programa CES, considerando a los gatos ferales como los depredadores no nativos más dañinos para la biodiversidad y principal causa de la mortalidad de pequeños mamíferos y aves, por encima de atropellos, envenenamientos o la caza.

Pablo gonzález

El periodista vasco de doble ciudadanía, española y rusa, continúa preso en régimen de aislamiento en Polonia y abandonado a su suerte por el Gobierno español que, además de mirar para otro lado, sugiere a los directores de los grandes medios, incluso los tildados como progres, que se mantengan un perfil bajo con este tema.

Assange

Me imagino que todavía vive, aunque permanezca olvidado por todos. Incluso de los medios que hicieron caja a su costa. El País, por ejemplo. También les habrán dicho que chitón, que viene el sereno.

Hoy domingo

Ensalada de tomate ilustrada. Merluza en salsa verde con almejas. Fresas, mango y melón. Txakoli Urruzola. Café. l