En el Michelin del futuro “todo será sostenible”. La movilidad es la razón de ser de Michelin y están convencidos de que es un aspecto fundamental del desarrollo humano. En Michelin innovan con pasión para que la movilidad sea cada vez más segura, más eficaz y más respetuosa con el medio ambiente.

La organización ha analizado todo el ciclo de vida del neumático y está desarrollando acciones para reducir el impacto medioambiental en todas sus fases. En el año 2020, los neumáticos Michelin se fabricaban con un 28% de materiales sostenibles (26% de materiales de origen biológico como caucho natural, aceite de girasol, etc., y 2% de materiales reciclados como acero o polvo de neumáticos reciclados). 

En ese sentido, Michelin ya ha anunciado que en el año 2050 todos sus neumáticos se fabricarán íntegramente a partir de materiales renovables, reciclados, biomasa y otros materiales sostenibles. Hace cinco años, Michelin presento VISIÓN, un nuevo concepto de “neumático” en esta línea. Es una solución de movilidad que combina neumáticos, servicios y materiales inéditos. Una innovación inspirada en la naturaleza que se integra perfectamente en el contexto de una economía circular.

Además, han desarrollado proyectos de reforestación de los bosques tropicales en el entorno de las plantaciones de caucho natural para reducir el impacto en la biodiversidad y favorecer una producción responsable y sostenible de ese caucho natural.

El proceso de fabricación del neumático debe guardar coherencia con los objetivos de desarrollo sostenible. Todos los centros de producción de Michelin tienen la certificación ISO 14001 desde hace más de una década y se valorizan todos los residuos industriales. La energía eléctrica que se consume en las fábricas procede de fuentes 100% renovables.

Reducir las emisiones 

El objetivo de Michelin es reducir en 2030 en un 50% las emisiones de CO2 en la fabricación y la energía (Base:2010) y llegar a la neutralidad en carbono en este perímetro en 2050. El principal impacto medioambiental de un neumático se debe a su resistencia a la rodadura, que supone un 20% del consumo de combustible en el caso de un coche, y del 30% al 40% para un camión. El 86% de las emisiones de CO2 a la atmósfera relacionadas con el neumático se producen mientras está en el proceso de utilización.

Desde el año 1992, Michelin fabrica neumáticos de baja resistencia a la rodadura, manteniendo sus prestaciones hasta el final de su vida útil. Además, garantiza el mismo comportamiento del neumático desde el inicio de su utilización hasta alcanzar el límite legal de desgaste de 1,6 mm, con el consiguiente ahorro económico y beneficio para el medio ambiente.

Cuando los neumáticos llegan al final de su vida útil son recogidos y valorizados. Michelin cumple con esta obligación legal (en España) a través de la empresa SIGNUS de la que es socio fundador. Asimismo, está invirtiendo en el reciclado de alta tecnología para que en el año 2050 se reciclen en todo el mundo el 100% de los neumáticos.

Pero además de invertir en la mejora del proceso de fabricación y en la reducción del impacto medioambiental del neumático, el Grupo Michelin está convencido de que la movilidad ligada al hidrógeno será uno de los componentes esenciales de la movilidad limpia, complementaria a la batería eléctrica. Además, es una solución muy interesante para combatir las emisiones de CO2 y la contaminación atmosférica. Por ello, Michelin ha creado alianzas con líderes tecnológicos en la industria automotriz como Forbia, antes Faurecia, para trabajar juntos en la movilidad basada en el hidrógeno, y para ello han creado la empresa Symbio que desarrolla pilas de hidrógeno.

Y recientemente ha presentado el proyecto Wing Sail Mobility (WISAMO), que es una solución innovadora que consta de un sistema de velas automatizado, telescópico e inflable que se puede instalar tanto en buques mercantes como en embarcaciones de recreo, para ayudar a descarbonizar el transporte marítimo. N.G.