Hay cantera de las buenas en el Zinemaldia y, aunque alguno de ellos peine canas, conserva una pasión y un espíritu juvenil que para sí quisieran tantos adolescentes. Las entradas del festival se han puesto a la venta este domingo a partir de las 9.00 horas, pero el día ha comenzado mucho antes para Javier Aldabe, vecino de Irun, de la Avenida Iparralde, para más señas. “Me he levantado a las cuatro de la madrugada y mañana vuelvo”, dice bajo su gorra, mostrando esa baraja de poker que conforman sus "diez entradas del festi", que le han costado 70,46 euros.

No es amigo de lamentos. El único pero -dice- "los 65 céntimos que se lleva la entidad bancaria" por cada entrada. Por lo demás, quien algo quiere, algo le cuesta. A sus 77 años ha cogido el autobús a las 5.38 horas en Irun y para las 6.15 ya estaba haciendo cola en Donostia, a la espera de que abrieran las taquillas del Zinemaldi Plaza, en la planta baja del Kursaal. “Fíjate si hay ganas que, a pesar de todo, he llegado el octavo”, sonríe el hombre, que cuenta las horas para la puesta de largo de la 70 edición del Festival de Cine de San Sebastián, que arrancará el viernes 16 con cierto sabor de reencuentro, después de la larga travesía en el desierto de dos años de pandemia.

Si mañana vuelve Aldabe, es porque este domingo están disponibles solo las entradas para las sesiones de las tres primeras jornadas del certamen. La venta se ha realizado hoy sin contratiempos de manera escalonada, tanto online como en taquillas. Mañana lunes se ampliará para los días 19, 20 y 21, y a partir del martes se podrán adquirir para el resto del certamen.

Entretener la espera: bien vale una novela de Pearl S.Buck

El irundarra entretiene tanta espera con una novela de la escritora estadounidense Pearl S. Buck, hija de misioneros en China, novelista crítica con ciertos aspectos de la república comunista. "Y usted, Aldabe. ¿Es crítico con el sistema de venta de entradas del Zinemaldia?”, le trasladamos al cinéfilo, que esboza media sonrisa.

“Veo ciertas incongruencias en quienes le critican a Rebordinos -el director del Festival- porque no ponga a la venta todas las entradas al mismo tiempo. De hacerlo, se caería el sistema. Acudiendo aquí, físicamente, no tienes problemas. El peaje a pagar, claro está, es tener que venir, pero es alucinante la comodidad en la que viven tantos críticos. Eso de que vivan en El Antiguo y te digan que de ir al Príncipe nada, que eso está en la capital. Ocurre también a la inversa. Otros, sin rechistar, cogemos un tren desde Irun de madrugada”, suelta con cierta retranca.

El caso es que el hombre para las 6.15 horas estaba ya en la casilla de salida, con su mochila al hombro, devorando la novela de Pearl S. Buck frente a la entrada del Kursaal. “Te dan el número como en la carnicería, todos los años es el mismo. Por supuesto que le he saludado al encargado”, sonríe el irundarra, un clásico entre los primeros puestos en este tipo de ventas escalonadas.

Junto a él, otros apasionados lamentaban el revés pandémico que parece seguir acusando el séptimo arte después de dos años. “Hay gente que ha dejado de venir”, lamentaban en un corrillo. El Zinemaldia, tras dos ediciones condicionadas, vuelve así con los aforos al cien por cien, y recupera todas las actividades, incluida la "alfombra roja" por la que desfilarán una larga lista de estrellas.

Algunas ya han confirmado su presencia, como Juliette Binoche y David Cronenberg, que recogerán los Premios Donostia de la edición, Penélope Cruz (En los márgenes), Ricardo Darín (Argentina, 1985), Vicky Krieps (Corsage/La emperatriz rebelde), Diane Kruger y Liam Neeson (Marlowe), Noémie Merlant y Nahuel Pérez Biscayart (Un año, una noche), Hannah Schygulla (Peter Von Kant) y Olivia Wilde (Don't Worry Darling / No te preocupes querida).

Además del 80% del star-system español, Rebordinos espera contar con alguna otra presencia internacional en Donostia. De hecho, el Zinemaldia trabaja para conseguir un tercer Premio Donostia.