Donostia – A Carmen Solórzano no le tiembla el pulso cuando dice que la que presidía era la mejor candidatura. Ejerciendo ya de presidenta es consciente de que su caballo de batalla en esta legislatura es la Atención Primaria: “Trabajaremos para que no corra peligro”.

Ya han pasado más de dos meses desde que fuera nombrada directora del Colegio de Médicos de Gipuzkoa. ¿Qué valoración hace?

–Trabajo, trabajo y trabajo. Hay muchas cosas que hacer. Ahora tenemos menos actividad colegial y lo que hacemos es planificar un poco de aquí a cuatro años qué queremos hacer.

¿Y qué es lo que quieren hacer?

–Muchas cosas. Fundamentalmente hay varias cosas que en el Colegio de Médicos a mí me importan muchísimo. Una de ellas es la participación. Lo mismo que vienen muchos colegiados a los cursos que organizamos con la Fundación, saber qué otro tipo de actividades podemos llevar a cabo. Saber qué es lo que les puede interesar a los colegiados que trabajemos juntos. El Colegio es de todos y queremos ir en esa línea.

¿Qué supone para Carmen Solórzano ser la primera mujer presidenta del Colegio de Médicos de Gipuzkoa?

–Para mí es muy importante. Las mujeres somos mayoría en el Colegio de Médicos. En el MIR, de 90, 75 eran mujeres. Hay que dar visibilidad a ese porcentaje y a esa sociología de la profesión, algo que me parece muy importante. Y me hace ilusión.

Antes de su nombramiento, la Junta Electoral del Colegio de Médicos de Gipuzkoa acordó suspender las elecciones a este órgano. ¿Qué es lo que pasó?

–Se presentaron dos candidaturas y se generó una situación incómoda porque la Junta Electoral decidió suspender las elecciones. Pero el Consejo de Colegios Médicos Vasco, que es nuestro ente superior, decidió que eso no se debía de haber hecho y anunció que se celebraban otra vez inmediatamente. No hubo problemas y mi candidatura salió.

¿Se lo esperaba?

–Sí. Para qué nos vamos a engañar. Hemos trabajado con mucha ilusión. Yo ya llevo nueve años en el Colegio y la candidatura que presentábamos reunía todo lo que se puede reunir. Quiero decir, experiencia, porque un 40% éramos los mismos; renovación, porque un 60% eran nuevos y habíamos conseguido que estuvieran representados todas las vocalías que hay en Consejo General de Colegios Médicos. Hasta ahora, por ejemplo, no teníamos la vocalía de las Administraciones Públicas. Ahora, la tenemos. La gente de antes estamos con ilusión y la nueva, con muchas ganas de trabajar. Era una muy buena candidatura.

Llega a la Presidencia en un momento complicado...

–Sí, pero probablemente la situación era más complicada antes. Fue más complicado todo el tema del covid que le tocó a nuestro maravilloso expresidente Manuel García Bengoetxea, una labor difícil de mejorar. A él sí le tocó un momento duro. A nosotros ahora nos toca trabajar.

¿Cómo está la sanidad?

–En Euskadi tenemos una muy buena sanidad. La percepción de la ciudadanía sobre su sanidad es buena y eso ayuda. Hay gente muy brillante y muy trabajadora, como en la sociedad guipuzcoana. Es un reflejo de esa sociedad a la que queremos servir. Estamos a su disposición. Que la población esté más sana depende de nosotros y de mucha cosas. Nosotros vamos a ayudar en lo que podamos.

La Atención Primaria es el caballo de batalla. ¿Cómo ve todo este asunto?

–Sí, es una tarea pendiente. ¿Por qué? Por muchas cosas: la sobresaturación, la poca valoración. Estamos en un sistema muy hospital-céntrico. Y esto quiere decir que el que más sabe es el del hospital. No digo que no, pero los de Atención Primaria también. Es gente muy preparada, se hace investigación... Las facultades ya tienen un freno y el tema es cuántos médicos de Atención Primaria se pueden formar al año. ¿De qué depende eso? De los tutores. Esa figura no está para nada ni bien valorada, ni bien estimulada, ni bien pagada. Los tutores son el campo más importante que tendríamos que trabajar para que se pueda formar gente en Atención Primaria. Se está trabajando en la facultad para que les pueda resultar atractivo. Cuando los estudiantes optan por Primaria es porque les gusta. Es la puerta de entrada a la sanidad. La relación que tienes es mucho más cercana, más humana. Estamos hablando de personas enfermas, no estamos hablando de enfermedades. Esa cercanía solo la tienes en Primaria y es muy estimulante. Ese tipo de relación es muy importante.

¿Se ha perdido, en ese sentido, un poco de sensibilidad?

–No, para nada. Ahora que hemos tenido la recepción MIR es el mensaje que hemos querido transmitir. La gente que ha pasado todos los filtros es gente excepcional. Pero además, les insistimos mucho en la humanización: si alguien está en una cama del hospital y le dices buenos días, llamándole por su nombre, te acercas a esa persona. Es otra cosa.

¿Entiende el enfado de la gente?

–¿Quién está enfadado? ¿Por qué está enfadado? Yo ese enfado no lo percibo. Se le ha vendido la moto de que porque se pague, voy a ponerme una tirita y exijo que me vean ahora mismo, pero estoy hablando de un porcentaje mínimo. ¿Enfado? Por que no se cumplan las expectativas de que le pongan la tirita a las tres y media que vengo de la playa... Pues me parece muy bien, que se enfade. Hay otras prioridades. Estamos gestionando dinero público en Osakide-tza. De verdad, creo que es un porcentaje mínimo.

¿Y el de los sanitarios?

–Están cansados, se ven poco reconocidos, no se da autonomía de agendas… Hay muchas cosas que se podrían hacer de otra forma. Todo el mundo tiene su conciliación familiar, el derecho a vacaciones, si no hay sustitutos, te tienes que organizar… No te enfadas cuando cobras la nómina. Hay trabajos mucho peores, pero están cansados, es lógico.

¿Qué siente cuando escucha aquello de que las enfermeras pueden realizar las labores de los médicos?

–Ni pueden ni deben. No se trata de que estemos enfrentados. Yo he trabajado con enfermería y los equipos que hemos hecho en pediatría, cada uno teníamos muy claro cuál era nuestro papel. Ni una enfermera me da más trabajo ni me lo quita. Yo diagnostico y trato. Esa es la labor del médico. ¿La labor de enfermería? Seguimiento. Su trabajo es insustituible. Somos complementarios, un equipo que trabajamos por el bien de la población. El trabajo de la enfermería ya no es hacer solo recetas. ¿Qué es importante en la enfermería? La capacitación. Y también me parece muy importante la responsabilidad.

¿El sistema sanitario está más centrado en curar que en prevenir?

–No, creo que no y sobre todo en pediatría: la prevención, la higiene, la alimentación, la obesidad, hábitos saludables, ejercicio... Cuando empecé a trabajar en Errenteria teníamos una relación con los servicios sociales increíble. Era maravilloso. Había reuniones que hacíamos con la ikastola, los servicios sociales y las familias en el ambulatorio, por ser un sitio menos problemático para las familias.

Cada vez más gente joven padece problemas mentales. ¿A qué se debe?

–La sociedad del bienestar nos impone determinados peajes. Cada vez los hay más jóvenes y es algo que preocupa porque, además, es como feo tener una enfermedad psiquiátrica. Puedes un tumor, pero, socialmente, incluso para ti, es decir: ¡qué débil soy que tengo una depresión!. Eso hay que tratarlo, empezar desde muy pequeños. Prevención y estar muy alerta a los signos de alarma. Cuanto antes actúes, menos se va a prolongar una patología.

Como quien dice acaba de empezar. ¿Cuáles son los principales objetivos que se marca?

–Muchos. Los más importantes son la estabilidad en los puestos, la formación continuada, las condiciones laborales... El tema de urgencias y emergencias, que está un poco así. Creemos que tiene que salir como una especialidad. Lo están haciendo muy bien, pero hay que apoyar para que salga por fin la especialidad de urgencias y emergencias, que es fundamental. Los tutores y docentes, mayor inversión económica para los recursos humanos, recursos técnicos, reconocimiento de la carrera profesional, metodología docente para que el que enseña aprenda a enseñar mejor. Que los colegiados vean que estamos aquí. Charlas para la población… Recuperar un poco lo que hacíamos antes del covid. l