“Es más complicado pronunciar la letra ‘s’ que la ‘r”
Clemente reivindica la figura del logopeda frente al ninguneo de las instituciones y el intrusismo profesional
donostia- Existe la impresión de que los logopedas tratan solo al público infantil. Pero cualquier persona puede necesitar uno.
-Efectivamente, nos vinculan a expertos que enseñan a los niños a pronunciar la r. Nosotros tratamos a los niños, claro que sí. Pero el logopeda atiende a una persona a cualquier edad porque a lo largo de toda la vida pueden surgir problemas, no solo en el ámbito del habla, sino de la comunicación, o incluso en otros ámbitos que atañen a las funciones orales no verbales.
¿Cómo cuáles?
-Por ejemplo, alrededor de 19.000 vascos padecen daño cerebral adquirido y cada año se dan 5.975 nuevos casos, el 95,6% causados por ictus. Son personas que tienen un problema en un momento dado que cursa con una alteración de sus funciones comunicativas. Además, la mitad va a tener un problema de disfagia, es decir, de dificultad para tragar. Y la mitad de ellos va a contraer una neumonía por aspiración y la mitad de esos, va a fallecer como consecuencia de ella. Hay mayores que mueren por esa disfagia, pero no existe la figura del logopeda en geriatría.
¿Se puede ayudar a gente con algún tipo de parálisis o ictus a que recupere el habla y pueda llegar a comunicarse?
-Sí, nuestra intención es que pueda recuperar todas las funciones para comunicarse en la medida de lo posible. Las funciones que afectan a la psicomotricidad son competencia de los fisioterapeutas. Y las competencias sobre el lenguaje y la comunicación son de los logopedas.
En el caso de los más pequeños, ¿qué signos hacen sospechar a los padres de que su hijo o hija no evoluciona bien con el lenguaje?
-A los dos años hay un indicador muy claro de que las cosas no van bien. Es cuando el niño no empieza a unir dos palabras -de las 50 que suele manejar- para hacer una frase. En ese caso, lo prudente es que se consulte a un logopeda. A esa edad no se interviene pero se valora y se programan actividades para que desarrolle la familia. También se establece un programa de intervenciones periódicas para ver si el niño mejora.
¿Cuándo se desatan las señales de alarma?
-Si sobre los tres años o los tres años y medio persisten las anomalías en el desarrollo del lenguaje, hay que intervenir ya profesionalmente. Porque un altísimo porcentaje de estos niños tiene luego problemas para la lectura y la comprensión. Y un porcentaje de estos también puede encontrarse dentro de un trastorno que se llama trastorno específico del lenguaje. Pero a esas edades solo puedes hacer unos diagnósticos previos que hay que confirmar más adelante.
El problema de no pronunciar la letra ‘r’ es el más conocido.
-Sí, el de la ‘r’ es el más conocido pero no es el más complicado de los que tenemos. El más complicado es la ‘s’ por eso hay tanta variación en ese sonido a nivel regional. Incluso, y voy a decir algo controvertido, hay profesionales que lo enseñan mal.
¿Es más difícil decir la letra ‘s’ que decir la ‘r’?
-Ningún sonido es especialmente complicado. Normalmente un niño a los tres años y medio ya dice todos los sonidos sin ser especialmente dotado. Y sin tener problemas motrices finos de articulación, más bien son problemas de perfección fonológica, de habilidades auditivas. Tampoco hay que vincularlo a que los niños sean buenos o malos comedores.
¿Los problemas no se solucionan solos verdad?
-Los problemas raramente se solucionan solos. A veces la gente se fija en que el niño no habla bien, y no atiende a que el niño comprenda bien las cosas y se comunique bien. Un problema de habla tiene una evolución. Es verdad que puede llegar a solucionarse solo, pero si a partir de los cinco años y medio, un niño no tiene todos los sonidos conseguidos, todo el tiempo que dejemos pasar, corre en su contra.
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