El ciudadano medio en el Estado emite cada año 7,15 toneladas de CO2eq, de los cuales el18% procede del transporte, o sea casi 1,3 toneladas de CO2eq. Reducir este volumen de emisión es una tarea a la que todos podemos contribuir en nuestra movilidad. Las opciones son varias. En general, la cantidad media de emisiones de CO2 por kilómetro depende del modo de transporte, el número de pasajeros y la distancia recorrida.

Por ejemplo, cuando tenemos que realizar un viaje podemos decantarnos por un medio de transporte u otro. Así, un vuelo en avión de larga distancia no emite más CO2 por kilómetro que un viaje en coche con un único pasajero a bordo. Sin embargo, el avión sigue siendo uno de los medios de transporte más contaminantes.

La cuestión es la distancia recorrida, según explica Selectra respecto a este tema. Así, una persona hace menos viajes en avión pero recorre más kilómetros que en coche. De esta forma, por viaje, el avión, debido a su uso de larga distancia, emite más CO2 que un coche. Pero si se realiza un vuelo corto, el resultado sigue siendo el mismo ya que el avión emite aún más CO2 por kilómetro recorrido porque es durante el aterrizaje y el despegue cuando un avión consume más queroseno.

Trenes eléctricos

En cuanto al tren, suponiendo que tenga 8 vagones mide 200 metros aproximadamente. El ferrocarril es mucho más pequeño que una carretera de dos carriles y tiene un menor impacto ambiental en el uso del suelo. La mayoría de los trenes del mundo son eléctricos, pero su huella de carbono depende del mix energético del país. Si el país produce su electricidad sin utilizar combustibles fósiles, el tren es un medio de transporte con bajas emisiones de carbono. Por ello, el tren es preferible al coche, incluso si se utiliza para compartirlo. De hecho, incluso con cuatro pasajeros a bordo, un coche sigue siendo más contaminante que el autobús o el tren.

Y si se compara el avión frente a tren, el primero es más rápido que el segundo en velocidad si no se tiene en cuenta el viaje al aeropuerto y las dos horas de espera antes de embarcar. En definitiva, no se trata de dejar de viajar, si no de elegir el medio de transporte que permite conciliar el medio ambiente, el dinero, el tiempo y la salud.