Roberto López Ufarte repasó la trayectoria de España en el Mundial 1982 y se mostró muy crítico con Miguel Muñoz, que fue quien sustituyó a José Santamaría al término del torneo: “Teníamos una selección fantástica e hicimos un torneo desastroso, esa es la verdad. Luego se habló mucho sobre si los de la Real habíamos sido los culpables. Nos quitaron prácticamente a todos de la selección; solo mantuvieron al capitán, Arconada, y gracias, porque cuando llegó el momento también se lo cargaron. Fue como si nos eliminaran dos veces. Y eso es lo que nadie entendió. Yo, por ejemplo, seguí haciendo buenas temporadas. Miguel Muñoz, el relevo de Santamaría, que para casi todo el país era el número uno, para mí fue un punto negro. Tengo la impresión de que no quiso llevarnos porque se alió con el sentir general de vamos a jugar con otro tipo de gente, más gente del Madrid… Y se olvidó de que durante dos años los de la Real habíamos sido campeones de Liga y de que el fútbol del norte seguía en pleno auge con el Athletic. Pero supongo que hay entrenadores que se dejan guiar más por cuestiones políticas y mediáticas. Lo encajé, claro, pero con mucho dolor. Tenía 24 años, podría haber seguido. Pagamos un peaje”, declara en una entrevista publicada por Panenka.

La leyenda txuri-urdin estaba muy ilusionada con el gran evento que se celebró en tierras españolas: “Aunque había debutado con España en 1977, el Mundial de 1982 iba a ser mi primer gran torneo de selecciones. De Argentina 78 me caí a última hora y un problema de riñón me privó de estar en la Euro de Italia. Nadie quería perderse la efeméride. Mi auténtica ilusión era, si participaban 22 jugadores de 24 selecciones distintas, estar entre los 500 mejores del mundo. Cuando José Emilio Santamaría me convocó sentí placer y orgullo. Había ganado con la Real la segunda Liga seguida y estaba en mi apogeo futbolístico”

El equipo campeón estuvo representada por seis futbolistas: “El seleccionador tuvo la personalidad y la valentía de apostar por el bloque del campeón. Y claro, que el núcleo duro estuviera compuesto por jugadores de la Real… Ya se sabe: la prensa de Barcelona y Madrid tienen mucha fuerza. ¿O acaso no se critica a Luis Enrique por llevar a tan pocos futbolistas del Madrid? A Santamaría no le importó que la opinión pública se cuestionara por qué se convocaba a seis de los nuestros: Arconada, Periko Alonso, Zamora, Satrustegi, Uralde y yo mismo. Pero si estábamos allí era por méritos propios. Nuestro nivel era altísimo”.

A otro nivel que en la actualidad, pero eran de los más mediáticos de la convocatoria: “Los meses anteriores al torneo nos hinchamos a participar en campañas de publicidad. Yo grabé un anuncio de Bitter Kas en el que decía: refresca mucho y no llena nada. Mi hija se parte de risa cada vez que lo ve. Había tanta demanda que nos turnábamos unos con El Corte Inglés, otros con Adidas… No voy a decir que nos sentíamos invencibles, pero sí importantes. El despliegue en seguridad acentuó esa percepción. Nos pusieron cuatro escoltas por jugador una vez terminada la Liga, porque se habló de que ETA podría planear atentados. Por esas fechas abrí una tienda de deportes en San Sebastián y en la inauguración vinieron compañeros de la Real. Haz números: ¡se juntaron 24 agentes de paisano!”.

En lo que respecta a España, todo salió mal desde el inicio: “La planificación fue un desastre. Primero nos concentraron en La Molina, en el Pirineo catalán, donde hacía un frío de cuidado y acabamos helados. Y de ahí a El Saler, en Valencia, a 40 grados. Hasta Gordillo, que era un superdotado físicamente, decía: ¡No me siento las piernas! El calor era realmente insoportable y algunos compañeros perdían muchísimos kilos tras los partidos. Fue duro”.

La sede española era Valencia, una afición exigente, y López Ufarte cree que tampoco les ayudó para soportar la agobiante presión a la que fueron sometidos: “Que la sede durante la primera fase fuera el Luis Casanova también parecía una buena idea, pero la afición de Valencia suele ser muy exigente con su propio equipo. Cuando jugábamos ahí con la Real siempre decíamos: Si aguantamos 15 minutos, ganamos. Porque el Valencia siempre salía en tromba, pero si no marcaba pronto, la afición se impacientaba y silbaba a los suyos. Obviamente eso no fue así con la selección, pero sí huno omentos complicados. ¡Pero no quisiera achacarle eso a la ciudad, que se volcó con nosotros y viajaron aficionados de todo el país! Puede que no supiéramos gestionar bien la presión, el hacerlo bien, que la gente esperara tanto… Accedimos a la segunda fase con una sola victoria y fuimos a parar al grupo de la muerte con Alemania e Inglaterra. Aún me acuerdo de lo que nos dijo Santillana, todo optimismo: Tranquilos, jugamos en el Bernabéu. Su magia nos empujará. Pero no dimos la talla. Alemania nos superó sobre todo en el aspecto físico y contra Inglaterra ya estaba todo el pescado vendido”, explica en la revista Panenka que dedica su número al Mundial celebrado en España.