- ¿Cómo le va?

-Ha pasado tiempo ya desde que dejamos de entrenar, y estamos aprovechando para hacer otras cosas. Seguimos aprendiendo y creciendo, porque la formación en el fútbol resulta interminable. Lo hacemos viendo partidos, viajando y analizando cosas del extranjero que igualmente nos ayudan a mejorar.

Me habla en plural porque usted y su 'staff' técnico se consideran un equipo.

-Es que lo somos. Estamos muy unidos y muy por la labor de continuar mejorando. Para ello trabajamos. Lo nuestro con el fútbol es vocacional, así que no paramos.

¿Se puede saber dónde han estado?

-Entre otros sitios, en Inglaterra, viendo fútbol de allí y hablando con entrenadores. Cuando te mueves, conoces cosas nuevas que a uno le ayudan a reflexionar.

¿Y la Primera División española? ¿También la siguen?

-Por supuesto, tenemos que estar empapados de todo. Si un fin de semana me pilla en casa, sigo todos los partidos de la jornada en directo. Y si no puedo, los veo luego en diferido.

¿Suena el teléfono de Paco López? Me refiero a si hay clubes que se han interesado por su situación.

-Estos temas los llevan los representantes. Yo simplemente les he trasladado cuáles serían las principales preferencias, y a partir de ahí me mantengo al margen. En España existe una normativa según la cual no puedo entrenar a ningún club esta temporada, al haberla iniciado con el Levante, así que por este lado ha tocado esperar a la próxima campaña. A ver si cuaja algo para entonces, ya sea en la Liga o en algún proyecto del extranjero.

Me habla de evolución, de formación, de crecimiento... ¿Pero existe un 'estilo Paco López'? ¿Mantiene la idea desarrollada con el propio Levante?

-Más allá de estilos y de propuestas, yo en lo primero que creo es en los futbolistas. El entrenador parte siempre del tipo de jugadores de los que dispone. Y con base en ello desarrolla una estructura y una propuesta. Es cierto: todos tenemos nuestras propias ideas. Pero estas siempre deben avanzar adaptadas a las características de una plantilla.

Usted llegó al banquillo granota en 2018 y rompió con los estigmas que apuntaban a un Levante áspero y 'feo' de ver, con todas las comillas del mundo. ¿Lo siente así?

-Yo pienso que sí conseguimos eso que comentas. Le dimos una identidad al equipo, unas señas distintas a las que el Levante había tenido durante sus años en Primera, desgraciadamente no muchos. Por encima de cualquier aspecto más técnico, quisimos crear un conjunto atrevido, valiente y decidido. Como te decía ahora, creo que lo logramos.

Tenían futbolistas para actuar como describe.

-Sí. Es verdad que venían de desarrollar una idea diferente durante la anterior etapa, pero nosotros detectamos que jugadores como Bardhi, Campaña, Rochina o Morales contaban con un muy buen nivel técnico para la Primera División, así que tratamos de proponer algo que se adecuara a estas características.

Enseguida llegaron los primeros enfrentamientos con la Real de Imanol. ¿Se salían de la norma de lo que era entonces la Liga?

-Sí, sobre todo en aquellos primeros duelos. Éramos dos equipos que buscábamos siempre la portería rival, cada uno con su estructura pero, principalmente, ambos con futbolistas que querían atacar. Se vieron partidos bonitos, con goles, de los que agradece el espectador.

¿Y ahora tiende el fútbol a la generalización de este tipo de encuentros más abiertos?

-Bueno, esto funciona por rachas, por modas. Yo siempre digo que en este juego todos los caminos resultan respetables. Aquí lo que se valora es ganar y, muchas veces, el cómo importa poco. No todos pensamos así, pero debemos entender también que vivimos de los resultados y que siempre existen las urgencias, sea cual sea el objetivo de tu equipo. A partir de ahí, cada técnico interpreta esa urgencia de la forma en que cree que va a sacar más partido a sus futbolistas.

¿Se anima a contarme cómo hacía daño su Levante a la Real de Imanol? Recuerdo un 1-2 en Anoeta, por ejemplo.

-Pero la Real también nos hacía daño a nosotros, ¿eh? (risas) Tenían un buen funcionamiento colectivo y futbolistas de mucho talento. Como ahora.

Usted hacía partir como falsos extremos a centrocampistas de muy buen pie que se centraban para recibir a los costados del pivote, Zubeldia o Zubimendi.

-Me acuerdo perfectamente. Lo hicimos así en más de un partido. Contra una Real que se ordenaba en 4-3-3 con un único pivote, tratábamos de recibir dentro con esos jugadores a los que aludes, Campaña, Bardhi o Rochina. Partían de la banda, pero se metían a la espalda de los interiores rivales, a los lados del propio pivote. Nos llegó a salir bien, pero durante 90 minutos pasan muchísimas cosas.

Es que a Imanol no le quedaba más remedio que reaccionar. Por ejemplo, en un 1-1 en La Nucía, tras el confinamiento, terminó formando una zaga de cinco.

-De aquello también me acuerdo. Con Imanol me une una gran amistad. Es un gran entrenador e igualmente es un gran tío. Después de los partidos comentábamos siempre estos movimientos tácticos. Es lo bonito del fútbol: como te decía, un encuentro completo da para mucho, y si encima lo puedes analizar todo a posteriori con el técnico rival...

¿Se identifica con Imanol? Comparten sensibilidad futbolística y, sobre todo, a ambos les ha costado mucho llegar a entrenar en Primera.

-Sí. Me identifico por ambas cosas, sobre todo por la segunda. Nadie nos ha regalado nada, a los dos nos ha costado muchísimo llegar a donde hemos llegado, y de ahí puede venir el feeling que tenemos. Antes de enfrentarnos no nos conocíamos de nada, pero enseguida entablamos una relación que va más allá de la típica entre técnicos rivales.

El oriotarra ya ha cumplido tres años consecutivos en el banquillo de la Real.

-Tiene muchísimo mérito. Si llegar ya es difícil, mantenerse cuesta todavía más. Ahí están su trayectoria y los resultados que viene logrando.

Pues no le falta su sector crítico. ¿Es complicado ser profeta en la tierra de uno?

-El mundo del entrenador es complicado, seas de donde seas y estés donde estés. Sabemos que estamos expuestos a las críticas y debemos saber convivir con ellas.

Mañana hay partido en el Ciutat de Valencia. Me pedía antes de iniciar la entrevista no ahondar en la actualidad del Levante...

-No por nada en concreto, simplemente por el respeto que le tengo al club.

¿Y de esta Real qué me puede decir?

-Que está en la pelea por Europa manteniendo una propuesta atractiva, juntando a muy buenos futbolistas e intentando siempre jugar bien.

¿Detecta una evolución en el equipo txuri-urdin hacia unas mayores madurez y solidez?

-Sí. De hecho, estamos hablando de uno de los equipos menos goleados. La Real tiene una mezcla muy interesante de futbolistas jóvenes con otros de mayor experiencia, y esto te da una regularidad que se traduce en esa solidez que citas. Lo que pasa es que además, a nivel ofensivo, el equipo sigue mostrándose temible.

Pero falta acierto ante la meta contraria y los goles escasean. ¿Dónde termina la responsabilidad del entrenador y empieza la del delantero que falla una ocasión?

-No creo que los técnicos debamos excusarnos ante nada. Tenemos nuestra parte de responsabilidad en todo aquello que sucede en el campo. Somos importantes porque manejamos a lo más importante, a los futbolistas. Así que cualquier déficit de un equipo será cosa de todos. Los entrenadores nunca tenemos que lavarnos las manos. Además, aunque todo se puede mejorar y trabajar, el fútbol resulta también muy complejo. Lo es hasta el punto de que, muchas veces, se hace imposible establecer una relación causa-efecto de las cosas. Cuesta dar con los motivos de determinados problemas.

Usted conoce bien a Portu.

-Sí, le tuve en el filial del Valencia.

No ha marcado aún en Liga y estamos en mayo. ¿Le dará la vuelta?

-Seguro. Para empezar, tiene algo muy importante: es generoso y solidario con el equipo en cuanto a esfuerzos. Antepone lo colectivo a lo personal. A partir de ahí, lleva muchos años en esto, sabe lo que hay y estoy seguro de que no se va a venir abajo. El fútbol es a menudo una cuestión de rachas, y Cristian va a seguir intentándolo.

La última: ¿veremos a Paco López dirigiendo a un rival txuri-urdin el próximo curso?

-Ojalá, ojalá. l