nas molestias en el gemelo izquierdo imposibilitaron que Diego López fuera de la partida en el duelo de ayer frente a la Real. El amigo de Xabi Prieto, en esta ocasión, se perdió el encuentro de Anoeta por lesión. Su ausencia dio la oportunidad para jugar de inicio a un viejo conocido por estos lares como es Oier Olazabal, que, seguramente, no guarda un buen recuerdo de su etapa como txuri-urdin. Moyes le puso la cruz en uno de los pocos partidos en los que se puso bajo palos, precisamente, frente al Espanyol. El irundarra tuvo que salir al terreno de juego aquel día para ocupar el hueco dejado por el expulsado Rulli. La Real acabó perdiendo aquel encuentro merced al postrero tanto de Hernán Pérez en el minuto 90. En la rueda de prensa posterior al duelo, el técnico británico, preguntado por las causas de la derrota, cargó contra Olazabal. Nadie lo entendió.

Ayer el irundarra a punto estuvo de sacarse esa espina que tenía clavada desde entonces. Solo pudo batirle Isak, de penalti Solo pudo batirle Isak,de penalti y en el tiempo de descuento. Es más: estuvo incluso a punto de sacar el balón impulsado por el sueco, pero iba tan fuerte y tan abajo que le fue imposible despejar la pelota. Los gestos de desesperación en el guardameta eran evidentes, señal inequívoca de lo cerca que había estado de parar el lanzamiento de Isak, que, por fin, pudo romper la sequía en la que estaba inmerso.

Las actuaciones del guardameta hasta ese minuto 94 habían impedido que el conjunto blanquiazul fuera por delante en el electrónico. Fue el protagonista de dos auténticos paradones. En la primera acción, al poco de empezar el partido, impidió el gol de Martín Zubimendi. Lo consiguió de una manera poco convencional, con la cabeza. El centrocampista lo tenía todo a su favor, pero estrelló su disparo casi en la sien del cancerbero. Zubimendi se llevó las manos a la cabeza. No se lo creía.

Tampoco hubo que esperar mucho tiempo para verle de nuevo en acción. En esta ocasión le ganó la partida a David Silva que, con todo a su favor, no pudo superar al guardameta del Espanyol, quien se hizo muy grande ante el canario, que no encontró el hueco para batir al irundarra. Dos actuaciones claves para explicar que la Real no se hubiera puesto por delante.

Alexander Sorloth sí que logró perforar la portería defendida por Olazabal. Su remate ni mucho menos fue claro, pero el balón impulsado por el noruego acabó dentro de la meta del irundarra. Unos instantes después, Jaime Latre, a instancias del VAR decidió no dar validez al gol del gigantón blanquiazul, que no se lo creía. Pocos minutos más tarde, el meta del Espanyol volvió a cruzarse en el camino de Zubimendi, cuyo remate de cabeza fue atrapado por el ex de la Real Sociedad, que se las prometía muy felices, como el resto de compañeros, por la posibilidad de puntuar en Anoeta. Sin embargo, el colegiado de la contienda vio penalti en esa acción postrera que acabó con Merino en el verde. Sin Mikel Oyarzabal en el césped, Isak cogió la responsabilidad y no falló. Su disparo, eso sí, estuvo muy cerca de ser interceptado por Olazabal. Menos mal. Gol y tres puntos. Oier Olazabal se quedó con las ganas.