- Imanol se mostró categórico el sábado, durante su rueda de prensa previa a la visita al Camp Nou, cuando le preguntaron por el estado de forma de equipo. El oriotarra reconoció que la maquinaria txuri-urdin se encuentra lejos aún de poder alcanzar su mejor versión, aludiendo a una circunstancia completamente lógica. Hablamos de un equipo que, pese a dominar distintos registros futbolísticos, busca marcar la diferencia desde un ritmo alto de juego. Y este siempre resulta difícilmente alcanzable con el curso recién iniciado. Así lo indican, además, los precedentes con Alguacil en el banquillo, habiéndose producido dos situaciones muy distintas entre sí.

Cuando ha asumido las riendas del primer plantel en plena campaña, con los jugadores rodados, ha sabido dar con la tecla para mejorar las rachas de resultados. Sin embargo, cuando ha tenido que encargarse de períodos completos de preparación, ha priorizado la adquisición paulatina de velocidad de crucero, en detrimento de llegar a la primera jornada de Liga en una condición cercana a la óptima. En el curso 2019-20, por ejemplo, el gran punto de inflexión se produjo en la cuarta jornada del campeonato, transcurrido ya un mes desde su inicio. En sus tres primeros partidos, todos a domicilio, el equipo había sumado la correcta cifra de cuatro puntos, aunque la serie dejó un mal sabor de boca con la derrota en el derbi de San Mamés. Después llegó el estreno de Anoeta, finalizada ya la obra de reforma del estadio, y el triunfo ante el Atlético de Madrid lanzó a los txuri-urdin a la zona alta, donde pasaron buena parte del curso.

Dicha campaña terminó de forma muy rara. El campeonato se detuvo por culpa de la crisis sanitaria, y las once jornadas finales se recuperaron a partir de junio, comprimidas en apenas un mes. A la Real se le juntó todo: un período de entrenamiento extraño e insuficiente para adquirir ese ansiado ritmo (sin amistosos), un panorama de jornada liguera cada tres días y partidos jugados, en líneas generales, a cámara lenta, marcados por los carruseles de cambios y las pausas de hidratación. Los txuri-urdin reanudaron aquella Liga con la posibilidad de clasificarse para la Champions en perspectiva. Sin embargo, solo sumaron un punto de los primeros quince que disputaron. Y ganaron, por fin, el sexto encuentro, imponiéndose en Anoeta al ya desahuciado Espanyol (2-1). Terminaron consiguiendo premio europeo pese a todo, aunque con un bagaje que ni los más pesimistas podían intuir: en aquellas once jornadas finales solo obtuvieron dos victorias, la ya mencionada y otra ante el Villarreal (1-2).

El curso terminó con alegría para, prácticamente, solaparse con el siguiente, durante un verano de 2020 muy convulso. Los casos de covid abundaron en el vestuario, la Real inició la Liga en cuadro (1-1 en Valladolid) y no entró en calor hasta iniciado el campeonato. Solo venció uno de sus cuatro primeros duelos, aunque, curiosamente, su injusta derrota en la cuarta jornada ante el Valencia (0-1) apuntó ya, en cuanto a juego, a lo que vendría después: un gran otoño con semanas en el liderato. El equipo no renuncia ahora a repetir aquello. De momento, el primer ingrediente, un inicio complicado, ya se encuentra sobre la mesa.

La Real se lanzó a la zona alta con el 2-0 al Atlético en la 4ª jornada.

La Liga paró a falta de 11 jornadas, por la crisis sanitaria. La Real sufrió en el regreso y no ganó hasta el sexto partido, al Espanyol (2-1).

El equipo solo venció uno de sus primeros cuatro duelos ligueros.