- No va más. Quedan cuatro jornadas para el final del campeonato y la Real se ha quedado sin margen de error tras su derrota en Huesca. Si se saca la calculadora, un riesgo que se puede pagar con tropiezos inesperados como el del sábado pasado, las cuentas parecen bastante claras. Si los realistas pretenden alcanzar esa deseada quinta plaza que le otorgará el campeonato de los terrenales y una plaza directa para la Europa League, no pueden dejar escapar puntos en los dos compromisos que les quedan en Anoeta. Evidentemente que todo cambia sin público, porque no es lo mismo tener que sumar en un estadio a reventar, con todo lo que ello implica en todos los propios agentes protagonistas en el duelo. La máxima necesidad de sus dos visitantes, Elche y Valladolid, les convierte en dos rivales mucho más peligrosos que en otros momentos de la temporada en los que no ponían en juego su supervivencia en Primera.

Lo cierto es que los de Imanol bajaron un poco la guardia en Huesca después de haber logrado dos victorias consecutivas que se antojaban cruciales para lograr su ambiciosa e ilusionante meta ante el Celta y el Eibar y lo acabaron pagando muy caro. Una pena, porque a estas alturas todos los puntos son buenos y tienen su peso en oro, sobre todo si se consiguen a domicilio con la posibilidad de hacerlos mejores sellando un triunfo en casa en la siguiente etapa. Ahora, tras la derrota, otro tropiezo le metería en una situación comprometida a todas luces evitable si se tiene en cuenta su actual nivel físico y las limitaciones con las que se presenta en la recta final del maratón de encuentros que ha afrontado esta temporada.

Decía Piqué hace unos días que la Liga no se iba a decidir en esta jornada en la que hay duelos directos entre los cuatro primeros clasificados, porque en las tres últimas etapas se iban a producir más tropiezos y resultados sorprendentes. Si eso va a suceder en la planta noble, habrá que estar preparado para lo que pueda acontecer en otras batallas, como la de Europa y la de evitar el descenso. Lo que está bastante claro es que con dos triunfos en cuatro partidos, los donostiarras sellarán de forma matemática su vuelta a las competiciones de la Europa League. Habrá que ver aún en cuál de ellas.

La semana ha estado marcada por la gran noticia de la recuperación de Asier Illarramendi. Su probable vuelta a la convocatoria es un buen aliciente moral para el vestuario, sobre todo por el peso del brazalete y por ser uno de los referentes gracias a su veteranía y experiencia. Parece más complicado que pueda ayudar desde el verde, ya que ya solo restan dos semanas de competición para alcanzar la bandera de cuadros. En cambio el regreso más esperado es el de Silva, quien ya participó unos minutos en El Alcoraz, y que se perfila como la gran novedad en el once. Nada mejor que el regreso de un especialista y de un futbolista diferencial para afrontar estos duelos en los que a algunos corren el peligro de que les pueda agobiar la presión. Algo que parece bastante superado después de toda la tensión que tuvieron que soportar en la previa de la final de Copa. Lo normal es que Imanol no toque demasiado al equipo al no haber podido recuperar a más efectivos. En la zaga se mantendrán los mismos, los supuestos titulares, con Gorosabel, Aritz, Le Normand y Monreal. En el centro del campo, la entrada de Silva provoca que la única otra novedad posible sea la entrada de Guridi por los favoritos para seguir Zubimendi y Guevara. Arriba, lo lógico es pensar que el oriotarra apostará por su tridente favorito compuesto por Portu, Isak y Oyarzabal, aunque no se puede descartar la entrada de Januzaj de inicio, ya que de revulsivo le está costando más marcar las diferencias.

el rival

El Elche se presenta por primera vez en el renovado Anoeta con la soga al cuello. Los ilicitanos se encuentra en puestos de descenso por un solo punto al haber fallado el penalti en el último minuto ante el Atlético. Con Fran Escribá, un buen entrenador, han ganado en estabilidad, pero les sigue costando mucho sacar adelante sus partidos. Sin muchos nombres relevantes, su mayor peligro se llama Lucas Boyé que ya lleva seis dianas en esta Liga. A estas alturas ya nadie se puede fiar de nadie.