La Real Sociedad empató este domingo su partido contra el Valencia en Mestalla, un duelo correspondiente a la 30ª jornada de Liga. La contienda tuvo un contenido muy rico en materia táctica, con diversos movimientos de pizarra de Imanol Alguacil. Para comenzar, el técnico apostó por su esquema más habitual, el 4-3-3, ya que Carlos Fernández ocupó esta vez la tercera altura de la medular, formando un triángulo con Urko González de Zárate (pivote) y Ander Guevara (interior zurdo).

El papel del sevillano en la presión fue muy significativo. Como se aprecia en la imagen inferior, Carlos se quedó siempre con el pivote local Racic. Así, en las fases del inicio del encuentro en las que la Real apretaba muy arriba, correspondía a Oyarzabal dejar la marca del lateral Correia y saltar a por el central valencianista Diakhaby (foto).

¿Por qué optó Imanol por este mecanismo? En un principio, no quiso desproteger nunca la medular, dejando siempre tres hombres defendiendo por dentro (Carlos, Guevara y Urko). Posiblemente pretendiera así tapar los envíos verticales con los que el Valencia venía encontrando en las últimas jornadas las caídas de sus puntas o la posición centrada de sus extremos. En la imagen, Gameiro y Guedes (marcados) piden un balón en el mencionado espacio, la semana pasada contra el Cádiz.

La Real logró evitar esos pases interiores peligrosos del Valencia, y poco a poco mejoró a medida que puso en práctica su habitual salida de tres. Como se aprecia en la imagen (Gorosabel queda fuera de la misma), dibujó un 3-5-2 con Urko incrustado entre centrales, Guevara como pivote y Oyarzabal metido a interior izquierdo. De este modo, los txuri-urdin consiguieron a menudo que los laterales locales saltaran a por Gorosabel o Monreal, lo que habilitó provechosos carriles para Portu e Isak.

En el minuto 27 se produjo el penalti fallado por Carlos Soler. ¿Cómo nació la jugada? Oyarzabal ejerció su ya citado papel en la presión y vigiló al propio Carlos Soler, dejando libre al lateral Correia. En estas circunstancias, un buen cambio de juego de Gabriel dejó a Monreal solo contra Correia y Wass, cuyo centro terminó en la mano de Gorosabel.

Imanol aprovechó el parón de la pena máxima para ajustar a los suyos. En esta imagen se aprecia cómo, en la primera acción tras el saque de puerta de Remiro, Portu y Oyarzabal ya habían cambiado sus perfiles. El murciano actuaba en la izquierda. Oyarzabal, en la derecha.

El cambio más significativo, sin embargo, aludió a la presión realista. Los txuri-urdin pasaron a dibujar un 4-4-2 a la hora de apretar. Entonces sí, Carlos saltaba a por Gabriel. Y era González de Zárate quien pasaba a ocuparse de Racic. La imagen corresponde a los momentos previos a un robo que dio pie al 0-1 (ocasión de Isak que en segunda instancia aprovechó Guevara para marcar).

La Real no se detuvo. Insistió en esa misma presión que le había dado ventaja. Y en una jugada parecida recuperó el esférico que acabó con Alexander Isak marcando el segundo.

Para la segunda parte, Imanol diseñó el 3-5-2 que la Real ya había dibujado en fase ofensiva durante la primera mitad. Los blanquiazules se encontraron muy cómodos con el nuevo esquema, pero el Valencia logró meterse en el partido aprovechando las decisiones arbitrales de Pizarro Gómez.

La rabia por el resultado y por el modo en que se produjo, sin embargo, no puede ocultar que los de Imanol Alguacil completaron un notable partido en Mestalla.