La Europa League 2020-21 concluyó el jueves para la Real, con un empate sin goles en Old Trafford. El cuadro txuri-urdin puso fin a una participación continental de luces y sombras, mediante la que Imanol Alguacil ha podido conocer en qué punto de su camino se encuentran. El análisis de los ocho partidos del torneo que han disputado apunta a que han progresado respecto a experiencias recientes, pero también dice que deben mejorar en mayor medida para poder competir con los equipos más importantes del panorama internacional.

En el apartado positivo figura el buen nivel que ofrecieron los realistas durante la fase de grupos, en la que marcaron distancias si tomamos como referencia sus dos últimas incursiones en liguillas continentales. La Champions League 2013-14, con Shakhtar, Leverkusen y Manchester United de por medio, dejó a los de Jagoba Arrasate muy lejos de optar al billete para octavos. Ni siquiera pudieron pelear la tercera plaza que al menos daba acceso a las eliminatorias de la UEFA. Mientras, la Europa League 2017-18 deja para la posteridad el enorme asterisco que supone el bajo nivel de aquel grupo con el Vardar y el Rosenborg, además del Zenit.

En cuanto el cuadro ruso subió algo el nivel de exigencia para los de Eusebio Sacristán, quedó claro el padecimiento de estos para estar a la altura de un adversario de cierto nivel, pero alejado aun así de la aristocracia europea. En la actual temporada, mientras, la Real pudo sobrevivir a una liguilla compartida con AZ Alkmaar y Nápoles, superando a los neerlandeses y haciendo lo propio con los italianos en largas fases de sus enfrentamientos. Todo ello, desde el punto de partida de una propuesta futbolística moderna y adaptada al juego de ritmos altos que se estila en el continente. Además, en otra clara diferencia respecto a la última participación de hace tres años, esta vez la Real encara el tramo final de la Liga en buena disposición, sin haber visto cómo compaginar competiciones le descolgaba de la lucha en el campeonato.

LO NEGATIVO Un balance completo de lo que ha supuesto para el equipo de Imanol la Europa League también debe apuntar, en cualquier caso, a las circunstancias negativas que han rodeado a la experiencia. Resulta innegable que el frenético ritmo que implica alternar partidos los jueves y los domingos se ha cobrado varias lesiones de jugadores importantes. Ahí están los casos de Gorosabel, Zaldua, Aritz, Oyarzabal o incluso de Silva (recayó en Anoeta frente al Rijeka) para ilustrarlo. Las ausencias de eibartarra y canario coincidieron en el tiempo durante un duro diciembre de resaca, mes en el que, tras el celebrado 1-1 de Nápoles, la Real solo sumó un punto de doce en la Liga.

Por otra parte, la derrota de Turín contra el Manchester United (0-4) puso de manifiesto que la Real está lejos aún del nivel de los más grandes, aunque todo el camino andado previamente indica también que los txuri-urdin siguen un rumbo acertado. Futuras experiencias confirmarán o desmentirán esta sensación.

Una propuesta a la altura

La Real demostró durante la liguilla de la Europa League que su idea futbolística también es competitiva ante buenos rivales continentales. Los txuri-urdin desarbolaron al AZ en Anoeta (1-0), fueron superiores al Nápoles en Italia y nunca perdieron la cara a ningún encuentro de la fase de grupos. Dieron así un paso adelante respecto a la campaña 2017-18.

Una velada para el recuerdo

Dicen que el fútbol son experiencias, para los equipos y para sus aficionados. Independientemente del desenlace de los dieciseisavos de final, perdurará en el tiempo el modo en que la Real accedió a ellos, regalando a la hinchada una velada para el recuerdo en el Diego Armando Maradona. El gol de Willian José hizo estallar de júbilo a Gipuzkoa entera.

La situación en Liga, muy buena

Cuando en 2018 la Real cayó en Salzburgo y miró a la clasificación de la Liga para centrarse en el torneo doméstico, se vio en la 12ª plaza, a nueve puntos del sexto. Esta última participación europea, mientras, no ha penalizado como aquella en el campeonato. Los txuri-urdin encaran quintos las catorce jornadas finales, con cinco puntos más que el séptimo.

El peaje de las lesiones

Gorosabel en el calentamiento de Anoeta contra el AZ, Oyarzabal en casa contra el Rijeka, la recaída de Silva ante los croatas, el contratiempo de Aritz Elustondo en Turín... No puede negarse que el hecho de compaginar la Europa League con el resto de torneos ha penalizado a la Real en forma de lesiones y bajas importantes.

La dura resaca de diciembre

Las lesiones citadas en el anterior punto sirven para explicar también, aunque solo en parte, el bache de resultados y juego que la Real sufrió en diciembre, tras el partido de Nápoles. Desde el empate en Italia hasta el derbi de Nochevieja, el equipo mostró una cara empeorada y solo sumó un punto de doce en Liga, lastrado por la liguilla continental.

Un sopapo de realidad en Turín

Posiblemente el 4-0 final de Turín no refleje la verdadera distancia entre la Real y el Manchester United. Sin embargo, resultados al margen, el encuentro de Italia sí evidenció que a los txuri-urdin todavía les queda mucho camino por recorrer hasta poder mirar a la cara a los grandes de Europa. El cuadro inglés destrozó a los de Imanol con sus transiciones.