l mercado es un ser vivo". Fue una de esas célebres frases de Roberto Olabe que se quedan para la posteridad. El singular director deportivo txuri-urdin pretendía explicar que a lo largo del verano y del mes de enero se producen a diario movimientos que modifican el panorama general en el que se mueve un club. Y lo cierto es que los últimos días vividos en las oficinas realistas lo han vuelto a confirmar. En poco menos de una semana hemos pasado del "never never never" de Florentino con Beckham, a la guipuzcoana con el "a día de hoy no hay nada de nada de nada" de Aperribay antes de la disputa de la semifinal de la Supercopa, a cerrar la venta de Willian José a los Wolves, la esperada compra de Carlos Fernández y el supuesto coqueteo con Odegaard para que regresara a Anoeta.

Nadie mejor que Olabe sabe que no se puede comparar el mercado estival con el de invierno. Al primero acudes con previsión y paciencia, sin prisas, como si fuese la típica compra enorme tras comprobar que tienes telarañas en tu despensa y en tu frigorífico (qué palabra, tenía una amiga italiana que se moría de risa cuando la escuchaba). Y, por el contrario, el de enero es el de las urgencias, cuando te has equivocado o te falta algo y lo vas a comprar con celeridad presa de la necesidad. En esas estamos. Que quede claro. Si la Real va a hacer movimientos antes del 1 de febrero es porque algo no ha hecho bien antes o su plan no ha salido como lo había previsto.

Normalmente, otra de las diferencias es que, con las premuras de tiempo, en invierno todo es bastante más caro. Sobre todo para comprar, aunque la crisis por la pandemia ha motivado que los clubes tengan muy pocas reservas para afrontar operaciones costosas, lo que deriva en un sinfín de cesiones.

El punto de partida de la Real también es complicado y con poco crédito para arriesgarse con grandes dispendios. Esto no quita para que sus cuentas estén saneadas y sean envidiadas por muchos clubes gracias a la gestión responsable y competente de su actual directiva. A pesar de todo, la dirección deportiva ha analizado la situación del equipo y ha decidido apuntalar su plantilla con unos movimientos comprometidos y que, sobre el papel, no garantizan que vaya a mejorar el actual nivel del equipo. Algo que sería duro de encajar y de aceptar de aquí hasta el mes de mayo, en el que le aguardan muchos frentes y la madre de todas las batallas.

Yo sigo un poco extrañado con la lista de prioridades de la Real. Desde el verano he defendido la imperiosa necesidad de fichar un central. Todos coincidimos en que la exigencia ha subido varios niveles en una temporada con cinco competiciones y salta a la vista que, tras la marcha de Diego Llorente, la retaguardia se ha debilitado. Lo curioso es que hasta los más fanáticos defensores de que no había que traer a otro zaguero fueron los primeros en hacer saltar todas las alarmas cuando la Real cayó en Sevilla con una defensa impropia de los objetivos que persigue este proyecto. Me consta que la dirección deportiva ha sondeado la posibilidad de traer un central cedido de un club importante de la Premier, pero ahora ya parece difícil que encare otra operación que tampoco saldría barata.

La de Willian es la crónica de una marcha anunciada. Son ya varias las ventanas de mercado en las que el club, que hay que dejarlo claro, en principio pretendía sellar un importante traspaso por encima de los 30 millones, y el propio jugador se ponían en el escaparate para escuchar ofertas. Esto se resume en que, en teoría, las dos partes deberían estar más o menos satisfechas con la operación salida. Solo en teoría, porque la directiva realista parece que ha logrado cerrar una cesión sin cláusula de compra obligatoria, solo opcional, por lo que en junio podría volver a tener una patata caliente como lo ha sido Rulli este verano. Es decir, la sensación de ser una peligrosa huida hacia adelante, cuando se trata de un futbolista con gol, que ha superado el listón de la decena de tantos en sus cuatro campañas anteriores y que, a pesar de tener la cabeza en otra parte, es capaz de decidir una eliminatoria de Copa como la de Córdoba (¿alguien ahí dentro le ha preguntado a Imanol qué piensa de todo esto?). De todas formas, algo muy mal estarán haciendo el brasileño y sus representantes, cuando después de haber sonado para clubes de postín cambia la Real, uno de los proyectos más ilusionantes de la Liga, con una final de por medio ante el Athletic, que él sabe muy bien lo que significa marcar contra el vecino, por los Wolves, 14º en la liga inglesa. Cambiar Donostia por la oscura Wolverhampton. Con lo brasileño que es. Una pena Willy, pudiste estar elevado en los altares txuri-urdines, y has acabado saliendo por la puerta de servicio. Con lo que tú has sido€

Lo que nos ocupa ahora es cómo se va a quedar la Real. Y sorprende que, reconocido el problema de puntería, se cambie a un futbolista cuyos registros de cara a puerta son indiscutibles, con una opción de compra poco fiable de que se cumpla, por un Carlos Fernández que apenas ha jugado en la primera vuelta tras despuntar en el Granada. Y con esto no estoy poniendo en duda su valía como futbolista, porque sus condiciones y posibilidades me ilusionan (en Los Cármenes aseguran que tiene potencial de selección), pero insisto, la lista de la compra en invierno debería tener un mismo denominador común: certezas y rendimiento inmediato.

Y, por si fuera poco, de repente Odegaard€ Una pena, porque nunca antes se había significado y movilizado tanto la parroquia realista para lograr el regreso de un futbolista. Sabiendo que el jugador quería venir, si Aperribay, con lo que gusta contentar al pueblo y los nervios que genera el resultado de la Supercopa, no ha dado los pasos firmes necesarios para recuperarlo es que no había ninguna opción y que no sobra ni un euro. Nada más. Eso sí, en el caso de que sus asesores, que en su día ya le aconsejaron ir a Leverkusen en lugar de a la Real, y el propio Madrid le hayan empujado a fichar por el Arsenal en lugar de regresar a Donostia (algo muy raro pasó la tarde del jueves) es para recordarlo y no olvidarlo jamás. Sobre todo si lo sumamos a su feo incumplimiento de contrato del pasado agosto. Aunque es tan bueno que lo mejoraría todo (o casi todo, a Silva no), el tiempo y la recuperación del canario marcarán si su incorporación debía figurar en la larga y mesurada lista de la compra de verano, o en la de las urgencias del invierno. No, no tengo tan claro que la Real haya mejorado en las dos últimas ventanas de mercado y esto, en un año tan apasionante, nos deja un poco fríos... Con los que estén y quieran estar, hoy toca el Betis. El martes también, aunque igual ya serán otros. ¡A por ellos!