- Se suele decir que las tandas de penaltis son una lotería, pero no es del todo así. Por algo los técnicos estudian hasta el último detalle de cada jugador y de las opciones que suelen elegir en los momentos de máxima tensión. Lo cierto es que a la Real no le salió nada bien la tanda desde los once metro, a la que llegaba con menos moral como suele suceder a los equipos que se muestran superiores en los últimos minutos del tiempo extra. Y no todos acabaron contentos con la forma en la que eligieron a los lanzadores.

Como recordarán, en la última jugada del encuentro, Imanol decidió quitar a Zaldua, al que había dado entrada al final de los 90 minutos, para meter a Bautista con la intención de que ejecutara uno de los lanzamientos. El de Errenteria es un consumado especialista, como ha demostrado en el Sanse e incluso en el primer equipo este verano, pero era el primer balón que tocaba y tiene 25 años. Un marrón como este normalmente se suele destinar a un jugador veterano, habituado a este tipo de citas trascendentales.

Menos aún se entendió que lanzara la primera pena máxima que, como suelen repetir los especialistas, es clave desde el punto de vista moral. La tanda la suelen abrir siempre los primeros espadas. Su error, algo que podía pasar, obviamente multiplicó las dudas y, sobre todo, motivó la crecida de Ter Stegen.

El segundo fue Oyarzabal, que lo normal es que hubiera abierto la tanda porque le había ganado la batalla al teutón en el gol realista del encuentro. El tercero fue un Willian José al que le encanta aparecer para probar suerte desde los once metros, pero que debe entender que no todos los delanteros están preparados para dicha responsabilidad.

Merino, cómo no, y Januzaj, que fue quien acabó el duelo con mayor confianza, no tuvieron problemas en transformar sus lanzamientos. Una pena.