- Nápoles y el rebautizado estadio Diego Armando Maradona figuran desde el jueves en la historia de la Real Sociedad. El equipo txuri-urdin obtuvo allí un empate que le otorgó el billete para los dieciseisavos de final de la Europa League, gracias al gol anotado por Willian José en el minuto 91. El desenlace desprendió el aroma a épica propio de las grandes citas. Unas grandes citas que, en cualquier caso, el equipo de Imanol empieza a convertir en rutina. Se ha acostumbrado ya a afrontar citas a todo o nada, a domicilio y en complicadas circunstancias. Y se ha acostumbrado igualmente a solventarlas con éxito. Parece tratarse de una escuadra inmortal.

No es de extrañar semejante sensación, empezando como empezó esta historia. La Real de Imanol comenzó de forma sobresaliente la temporada 2019-20. Obtuvo muy buenos resultados en la Liga. Y, a partir de diciembre, empezó también a superar rondas coperas. En Palencia contra el Becerril, en Ceuta, en casa ante Espanyol y Osasuna... Así hasta que la fortuna apuntó a jugarle una mala pasada. Para los cuartos de final del torneo del K.O., el bombo de Las Rozas le deparó una eliminatoria contra el Real Madrid a partido único en el Bernabéu. Parafraseando la célebre sentencia de Gerard Piqué, con el 3-4 de Chamartín "empezó todo".

No fue solo el triunfo. Fue el modo en que se produjo. Imanol apostó por una alineación valiente. Y por una actitud idéntica. La Real protagonizó minutos brillantes en el coliseo merengue, ganó el partido y obtuvo así el billete para unas semifinales en las que se midió al Mirandés. A toro pasado y transcurridos ya nueve meses, comparar ahora el Bernabéu con Anduva suena a sacrilegio. Pero conviene recordar las perspectivas con las que la Real viajó a Miranda de Ebro. Desconocida en el partido de ida (se ganó 2-1 en Anoeta), acudió a tierras castellanas plena de confianza, pero igualmente consciente de que certificar el pase a la final iba a implicar sufrimiento.

Al final los padecimientos no fueron tantos. Porque la Real afrontó el compromiso como lo que era, un duelo crucial a vida o muerte. Y salió indemne sin apenas despeinarse, gracias a un planteamiento adaptado a las circunstancias. Sobre un césped maltrecho y ante un Mirandés envalentonado por los réditos obtenidos en Anoeta gracias a su presión alta, Remiro se pasó el partido entero golpeando en largo a la posición de Willian José. Y el equipo txuri-urdin tradujo este otro fútbol en un cómodo 0-1 que nunca peligró y que añadió una capa de cemento adicional a las bases de la actual Real. A la brillantez del Bernabéu y de anteriores citas sumó esta vez toneladas de poso y de confianza. En el mismo verde de Anduva se festejó el acceso a una final aún por disputar.

La Real se enfrentará al Athletic, se supone que el próximo 4 de abril, en pos del título. Igual que el próximo lunes estará en el bombo de Nyon, con motivo del sorteo de los dieciseisavos de final de la Europa League. El camino recorrido hasta la ciudad suiza también tiene su aquel, y en cierto modo resulta similar al de la Copa del Rey. Se han dado durante el trayecto un par de situaciones límite que los txuri-urdin, una vez más, han sabido solventar. Comenzado por el match-ball del pasado 19 de julio en el Wanda Metropolitano. A escasos cinco minutos del final del partido, el conjunto guipuzcoano perdía 1-0 y estaba fuera de Europa. Un gol de Adnan Januzaj, sin embargo, otorgó a los de Imanol la sexta plaza en la Liga. Entraron así en las competiciones continentales. Y lo hicieron además evitando la engorrosa séptima plaza que implica tres previas veraniegas. Un éxito y un alivio.

Con semejantes precedentes, resultaba comprensible que la afición realista encarara desde el optimismo la visita al Nápoles, este pasado jueves. Y la Real dio la razón a los suyos haciendo buenas semejantes perspectivas. Empató en el feudo italiano, lo que, unido a la derrota del AZ en Rijeka, significó la clasificación. Pero lo mostrado en el Diego Maradona fue mucho más allá de un mero resultado. La puesta en escena txuri-urdin, valiente y arriesgada pese a las notables bajas existentes en la plantilla, valió mucho más que cualquier resultado.

Quedan aún seis meses de temporada por delante, con muchos frentes abiertos. Y tarde o temprano llegará el día en que la Real de Imanol sea apeada de uno de los torneos en los que participa. O el día en el que no consiga su objetivo liguero. Inmortal, en el sentido literal del término, no es. Pero su bagaje sí habla de un potente caparazón que el equipo construye a su alrededor y que invita a ilusionarse mirando al medio y al largo plazo. También al corto. ¿Por qué no?

4 de marzo: mirandés 0-1 real. El partido de ida en Anoeta se saldó con un 2-1 favorable a la Real, pero el Mirandés logró poner contra las cuerdas a los blanquiazules con su presión alta. Imanol cambió el planteamiento en Anduva y apostó por un juego más directo que eliminó cualquier atisbo de sufrimiento. Un gol de Mikel Oyarzabal de penalti terminó de encarrilar el pase a la final, aún sin disputar.

6 de febrero: R.madrid 3-4 real. Los txuri-urdin asaltaron el Bernabéu en los cuartos de final de la Copa del Rey, dirimidos a partido único. El sorteo no fue benévolo con la Real, que sin embargo logró eliminar a los blancos ejecutando en Chamartín su habitual propuesta de fútbol atrevido y alegre. Odegaard, Isak (2) y Mikel Merino anotaron los goles del equipo de Imanol Alguacil.

10 de diciembre: nápoles 1-1 real. Como en el campo del Atlético de Madrid, la Real se jugó el jueves su futuro europeo a todo o nada. Se plantó en el campo del Nápoles con opciones de ser campeona de su liguilla y también de caer eliminada. El gol de Willian José en el minuto 91 supuso oro para los txuri-urdin, que además vieron luego cómo el Rijeka marcaba el 2-1 contra el AZ Alkmaar.

19 de julio: at.madrid 1-1 realDespués de pasar gran parte del campeonato en puestos europeos, con varias jornadas entre los cuatro primeros, la Real acudió al Wanda en la fecha final obligada a puntuar para sellar su pasaporte. En el minuto 87, un gol de Adnan Januzaj significó el acceso a la Europa League, además evitando las molestas eliminatorias previas de cada verano.

europa league, espera un sorteo durísimo

El lunes en Nyon. La nómina de posibles rivales en la ronda europea de dieciseisavos de final quedó confirmada el jueves a última hora de la noche. Ayer viernes llegó el momento de estudiarla y de digerirla, resultando evidente que el lunes en Nyon (13.00 horas) espera un sorteo durísimo. Hay 14 clubes con los que la Real puede quedar emparejada, y más de la mitad de nombres infunden un respeto mayúsculo. La Real puede medirse a cuatro equipos ingleses (Arsenal, Manchester United, Leicester y Tottenham), dos italianos (Roma y Milan) y dos alemanes (Leverkusen y Hoffenheim). También son posibles rivales Ajax, PSV Eindhoven, Brujas, Shakhtar Donetsk, Dinamo de Zagreb y Glasgow Rangers. El partido de ida se jugará el jueves 18 de febrero en el estadio de Anoeta y la vuelta, a domicilio, una semana después, el jueves 25. Los octavos se jugarían en marzo.