Jokin Aperribay atendió a los medios de comunicación desplazados nada más aterrizar en el aeropuerto de Rijeka. El presidente no quiere confianzas y, aunque mostró su confianza en el equipo, espera un encuentro de mucha dificultad: "La verdad es que el equipo está en un buen momento y a ver si podemos mantener la ilusión en Europa y seguir mejorando. Me dicen los entrenadores que es un partido muy difícil, contra un equipo con mucha fuerza y que juega bien al fútbol. No parece que haya un favorito claro".

La expedición txuri-urdin se sintió extraña sin la compañía de sus aficionados: "Es un viaje raro desde el inicio, hay que hacerlo con mucha precaución por la pandemia, aunque en el campo vaya a haber afición. Nosotros estamos deseando que nuestros seguidores vuelvan al campo, de momento seguro que lo viven con ánimo. Estamos preparando Anoeta y vamos a hacer lo posible para que se pueda jugar allí pronto".

De momento, todo parece indicar, tras las últimas restricciones, que ya no van a ser mil los que entren en Anoeta ante el Nápoles: "No van a ser más de 600 porque es lo que dicta ahora el Gobierno Vasco. Hay que esperar hasta el último día; si se puede, se hará, porque nosotros estamos preparados".

Uno de los mensajes más recurrentes lanzados por el presidente es que quieren que sea habitual su presencia en Anoeta: "Creo que en los últimos ocho años hemos jugado cuatro veces en Europa, y no está mal. Hay que seguir en esta línea y, si se puede, a ver si en los siguientes ocho años pueden ser seis o siete".

Como resaltó Olabe el martes, Aperribay reconoció que el inicio de la competición les había ilusionado mucho a todos: "Hemos empezado bien, después de una pretemporada rara, con hasta 15 bajas. Sabíamos que íbamos con una preparación retrasada, y nos hemos preocupado en hacerlo bien e intentar ganar luego los partidos".