esta hora solo reflexiono sobre el partido que se nos escapó ante el Valencia. Si ese día nos mira el santo de cara, andábamos un poco más chulitos y sacando pecho. Claro que, después del partido contra el equipo ché, llegaba el Getafe, que podría transmitir de todo menos calma. Sorprendentemente, porque jugar contra ese equipo nunca es fácil, se gana con solvencia, se suman tres puntos y te vas al parón con el cuerpo un poco pizpireto. Por momentos, el equipo fue una borrasca, en plan Alex desatando su fortaleza en casi todas las zonas del terreno. Me gustó mucho el comportamiento del colectivo txuri-urdin.

Una parte de culpa de esa alegría le corresponde a Mikel Oyarzabal. Era un día que pintó de rojo en su agenda. Doscientos partidos no se alcanzan así como así, pero él ya forma parte de ese colectivo bicentenario. Cogió el balón, se fue al punto de penalti, miró al árbitro, chutó y a la jaula. Diez de diez, desde los once metros, en su carrera en Primera División. Como si fuera el Xabi Prieto de antaño, apunta, dispara y suma. A lo tonto, a lo tonto lleva marcados 51 txitxarros y ha dado 29 asistencias para que sus compañeros se luzcan. ¡Hablamos de un chico de 23 años!

Parece que no está, pero cautiva. Transmite calma. Es el futbolista favorito de la señora que me vende, cada sábado, los tomates, las vainas y los huevos frescos de gallinas vascas. Ayer me quedé sin nada, porque estaba el día como para montar el chiringuito callejero. En su cuenta de Twitter, Mikel suma 17.000 largos de seguidores y en la de Instagram 72.500. ¡Una pasada! Y eso que no asoma mucho por las redes sociales y cuando lo hace es de un recatado sublime. Quiere ello decir que tiene un algo cautivador. Lo mismo que Mikel Merino. Los dos protagonizaron el segundo tanto ante los de Bordalás. Yo centro, tú rematas, luego nos abrazamos y nos vamos de viaje con la selección para disputar tres partidos en diez días. ¡Que vuelvan sanos y salvos!

Por lo tanto, con un gol y un pase de gol, celebró doscientos partidos y le puso la guinda al pastel, aunque no tengo la menor duda de que le dio mucha más alegría y valora como siempre el triunfo del equipo. Lo necesitaba en su campo y ante el espíritu no presencial de sus seguidores. Desde aquella victoria frente el Espanyol, en tiempos pandémicos, los de Imanol no lograban sumar tres puntos en Anoeta. Así que otro problema menos y otra estadística que no se alimenta.

A los dos goles comentados, debemos sumar el tercero. ¡Esa cucharita divina de la muerte que Portu aprovechó con sutileza! Hay cucharitas, me refiero a las futbolísticas, cucharones, cucharas y manos para tentarse la ropa. Cuando conocimos entre semana que pitaba Mateu y que González González se encargaba de la tecnología punta, no es que saltaran las alarmas, sino que nos entró el canguelo. Al menos, a mí. Menos mal que el amplio y solvente triunfo, tapa las costuras, porque el gol anulado nos hubiera dado bastante juego. No tanto como el que puso en práctica el equipo ayer. Consistente atrás, potente en el centro del campo y eficaz en la vanguardia. Notable alto, sin discutir. Mucho más sabiendo cómo se las gasta el equipo madrileño, lo bien que maneja sus armas y lo efectivo de su plan. Por eso, el mérito de la victoria está en los puntos y en el modo de conseguirlos.

En la postdata final del comentario del pasado miércoles cuando nos visitó el Valencia, escribía que no me fiaba ni de mi sombra. En este momento, tampoco. Quedan pocas horas para que se cierre el mercado de fichajes. Como tenemos experiencias no muy lejanas, hasta el último minuto andaremos con la mosca detrás de la oreja, por si aparece un tío o un enviado especial. Hace dudar el asunto de Willian José. El entrenador decidió no alinearle ni un segundo. Decisión técnica, física o cautelosa. A partir de ahí, caben todas las especulaciones. Sólo el tiempo decidirá cómo quedan las cosas. ¿Saldrá uno? ¿Llegará otro? ¿Nos la jugarán como el Barça al Depor cuando le levantaron a Rivaldo en el último minuto y sin posibilidades de reaccionar? Ya os digo que no me fio ni de mi sombra. ¡Y eso que es amplia!

Las opiniones de los seguidores realistas, de la Real, inciden mucho en la necesidad de un central con experiencia. Más allá del rendimiento de la zaga (otro partido anoche sin encajar) entienden que el horizonte está plagado de exigencias. Ahora ya sabemos con quiénes nos vamos a jugar las pestañas en Europa. Lógicamente, ante equipos de semejante envergadura, no nos bastará sólo con el txistu y el tamboril. Es el momento de las decisiones, el momento del equilibrio económico-deportivo, el momento del préstamo antes que de la inversión, el momento de tomar decisiones, el momento de€ otra guinda. El equipo la puso sobre el césped y se va al parón con la sonrisa puesta, con la satisfacción de que el trabajo colectivo asoma en los resultados y que el reto del calendario que nos espera a la vuelta no puede dejar indiferente a nadie.