arece lo mismo, pero no lo es. No puede ser igual. Todos mantenemos muy fresca la confusión que se vivió nada más marcar Le Normand el empate en la última jugada del partido contra el Valencia. Como recordarán, fue una jugada muy embarullada en la que sucedieron muchas cosas dentro del área. Unos, los nuestros, no sabían si celebrar o no, y los otros, los valencianistas, protestaban sin saber muy bien el motivo de la supuesta infracción que anulara el gol para llevarse los tres puntos. Como nos ha pasado demasiadas veces, la realidad palpable en todo ese pitote era que nuestro gozo iba a acabar en un pozo, porque por una cosa o por otra el tanto no iba a subir al marcador. Cuando veíamos detenidamente la repetición, comprobamos que lo único punible era la mano involuntaria de Aritz Elustondo. Pero mientras seguíamos analizando, ya con los brazos caídos, las imágenes desde distintos puntos de vista, no paraba de salir en mitad de la escena Domenech, el portero del Valencia, que no paró de hacer un ridículo espantoso protestando una posible falta que, como podíamos comprobar en todas las repeticiones, no existía, ya que no le tocó ningún realista en su estirada. Incluso cuando el árbitro tomó la decisión, el meta se fue encantado hacia la portería creyendo que habían sido clave sus irrisorias quejas.

Qué quieren que les diga, lo puedo entender. En el fragor de la batalla y cuando te sientes tan cerca de dar la sorpresa en un escenario de máxima exigencia en el que te habías presentado con piel de cordero a pesar de ser el Valencia. Sí, es cierto, su objetivo es equivocar y hacer trampa, pero se puede comprender, porque es fútbol y se juega con pasión. Lo que no se puede aceptar es la insidia como norma. Como planteamiento y estilo de juego. En un mensaje cifrado desde el banquillo o mejor dicho desde la pizarra del vestuario. Eso es lo que nunca se debe admitir.

Pocos reportajes gráficos han desnudado de forma más nítida las miserias de un equipo como el que emitió El Día Después con el lateral derecho del Getafe, Nyom, como protagonista. En la pieza, de mucha calidad e indudable interés, se puede comprobar cómo antes de comenzar el encuentro el camerunés apunta en su mano, supuestamente, varias jugadas de estrategia para que no se le olviden, lo que provoca que se lo tomen como un vídeo de humor. El problema es que nada más comenzar el partido continuaron con el mismo tono para acompañar una de las exhibiciones más lamentables de un futbolista en un campo de fútbol. Algo que por cierto, lo repite en casi todos sus encuentros hasta acabar sacando de sus casillas a todo bicho viviente. El portero de Osasuna, incrédulo, incluso llegó a clamar al cielo anonadado: "Lo de ese tío es de locos, lo más fuerte que he visto yo en el fútbol". Pero lo peor de todo, sin duda, es que el árbitro, al que se pasó 90 minutos intentando equivocar y no le dejó de protestar, le lanzó un guiño cuando fue a saludarle nada más acabar el encuentro, mientras resoplaba, y le estrechó la mano: "Cabrón", le espetó con una asombrosa complicidad.

No lo puedo entender. Ni la actitud del colegiado Hernández Hernández, de los mejores de la Liga (perdón, de los menos malos), ni por supuesto las carcajadas de los presentadores nada más acabar el reportaje como si fuesen muy graciosos los shows que monta este señor. Algo que, por cierto, en un dato más que significativo, no solía hacer en el Granada cuando era un jugador de verdad y hasta Montanier dobló laterales para frenar sus subidas con el objetivo de defender un 4-1 en la Copa del Rey que, como es lógico por el planteamiento, estuvo a punto de ser remontado (para los masocas, luego llegó el 6-1 de Mallorca).

No, no tiene ninguna gracia. Es más, habría que luchar muy activamente contra este tipo de comportamientos reprochables y poco ejemplares. Como se abolieron casi de raíz las patadas que ponían en peligro las piernas de Maradona siempre que jugaba. Por un casual ven ese vídeo en Inglaterra y no darían crédito que se esté fomentando y protegiendo entre risotadas la trampa y la mentira.

Me gustan los valores que transmite la Real y sobre todo Imanol, su entrenador. Nunca una palabra malsonante o irrespetuosa contra un rival o contra un entrenador. Elogioso hasta con Bordalás que precisamente no se dirigió con corrección a Mikel Oyarzabal en mitad del partido del año pasado en Anoeta al comentarle con chulería: "Ahora no eres tan listo€ Tranquilo eh", ante la mirada de perplejidad del eibartarra.

Tenemos que asumir de una vez por todas que la frase "el fútbol es de listos" no tiene nada que ver con el indudable éxito del Getafe y su entrenador, a quien no le quito mérito porque ya ha sido líder en siete categorías distintas del fútbol español. Si hay algún fútbol al que se le suele relacionar con este tipo de artimañas es al uruguayo. Siempre competitivos y con jugadores de un talento excepcional para una población tan pequeña (apenas 3,6 millones, menos que Madrid), los charrúas son una marca de calidad. La mejor demostración es que son muchos los aficionados de la Real que prefieren que venga Cabrera antes que Hermoso, pese a costar la mitad, por esa señal de distinción. Su seleccionador, el maestro Óscar Washington Tabárez, lleva 14 años en el cargo y es tan reconocido en el mundo como el entrañable expresidente de su país José Múgica. Responde a la pregunta de si Uruguay es más que garra: "La significación que le da un futbolista a lo que hace, el cariño hacia su país, sentirse parte de esto€ Todo junto hace que cuando se le presenta la posibilidad de un desafío lo coge y lo intenta. Y cuando ve que en ese camino se siente respetado es una gran fiesta. Cuando llega un jugador nuevo a la convocatoria, es el rey del día. Le atienden de forma especial, le hacen sentir bien. Y cuando son chicos, que todavía no entienden ese factor colectivo, tratamos de hacerles ver rápido lo importante que puede llegar a ser. En las charlas ponemos el acento en las dos cosas que cuando está dentro del Complejo Celeste no se puede dejar de hacer. La primera es saludar al trabajador, al visitante€ Aunque no lo conozcan. Se saluda siempre porque es la mejor manera de comunicarse. Y la segunda es agradecer. Al utillero, al que entregas la camiseta sudada, al cocinero que te hace la comida€ Es ser civilizado y formarse en valores. Se trata de establecer un camino para la selección mayor. Y ahora en la absoluta contamos con un montón de jugadores que proceden de esas categorías. El respeto hace grupo". A ver si al final todo el problema del Getafe se va a resumir en una simple cuestión de educación. No, Bordalás, nadie te persigue, más bien perseguís vosotros. Y no, no es casualidad que vuestros partidos sean broncos y trabados, porque es lo que ordenas y buscas tú. Alguno pensará leyendo la reflexión de Tabárez que ya nada es lo que era. Yo en cambio, al menos en este capítulo, me quedo con lo mucho que hemos progresado. Si hasta la misma Real que defendieron con sangre los Gorriti, Urreisti y Martínez intenta alcanzar la excelencia en todos sus encuentros. Algo está cambiando o ha cambiado ya. La evolución y progresión son ya irrebatibles. Y es el camino correcto ¡A por ellos!