- Una de las claves de la exitosa temporada de la Real ha radicado en el gran rendimiento exhibido por los fichajes que se incorporaron el verano pasado. Además del gran trabajo realizado por los canteranos, algunos de ellos hasta integrantes del Sanse que han debutado en la recién finalizada campaña, suele ser crucial para el buen funcionamiento del equipo txuri-urdin que los futbolistas foráneos marquen la diferencia. Esta es la máxima de la filosofía del club realista: la conjunción entre los jugadores de casa y los que llegan de fuera, que tienen que aportar lo que no ofrece Zubieta.

Y esta puede ser una de las campañas en la que mejor resultado han ofrecido los fichajes de la Real. Salvo el lunar de Modibo Sagnan, el resto de fichajes han rayado a una gran altura. Así, se puede asegurar, sin ningún género de duda, que Álex Remiro, Nacho Monreal, Martin Odegaard, Portu y Alesander Isak han marcado las diferencias. Justo lo que se pide a los futbolistas que llegan de fuera para complementar a los canteranos.

Remiro, cuya contratación se cocinó a fuego lento habida cuenta de que acababa contrato con el Athletic y quedaba libre, es una de las apuestas de futuro que el verano pasado hizo la Real. Le costó entrar unas jornadas, en las que fue titular Miguel Ángel Moyá, pero, desde que asumió la titularidad, ha destacado por su regularidad hasta que Imanol decidió volver a sustituirle por el balear en las últimas cinco jornadas ligueras, seguramente por el fallo que cometió en Getafe con el fin de tratar de quitarle responsabilidad en un momento tan complejo, en el que el equipo txuri-urdin se estaba jugando la clasificación europea.

Otro de los aciertos, y que pudo sorprender por su edad -en la actualidad tiene 34 años-, es el de Nacho Monreal. El navarro, haciéndose con el puesto de lateral izquierdo, ha dotado al conjunto realista de una veteranía que adolecía. Junto con Moyá y David Zurutuza -que acaba de colgar las botas-, han sido los tres únicos integrantes de la plantilla que superan los 30 años. El pamplonés es un seguro de vida y cumple tanto en labores ofensivas como en las defensivas. El típico futbolista que todo entrenador quiere tener en su vestuario.

Odegaard, cuyo futuro aún no se ha anunciado aunque todo apunta a que cumplirá en la Real un segundo año de cesión, ha sido uno de los pilares de esta exitosa Real. El noruego ha incrementado la calidad del equipo, sobre todo en la faceta creativa, y su función no ha estado exenta de sacrificio y derroche físico, al contrario de lo que muchos pensaban. Es el futbolista total: dirige al equipo, da asistencias, marca goles y, además, defiende. La mejor noticia para el club txuri-urdin es que el Real Madrid quizás no tenga prisa por recuperarlo a tenor de la pléyade de estrellas que forman su plantel en la actualidad.

Portu, sin embargo, ha incorporado a la escuadra blanquiazul una cualidad de la que no está sobrada: la garra. El murciano es un jugador que muerde, que aprieta y que nunca da un balón por perdido. Y esto lo contagia a sus compañeros, que es lo más importante. Además, su velocidad y su instinto matador, con la portería siempre entre ceja y ceja, le convierten en un elemento imprescindible en la actual Real.

Y para concluir con el capítulo de aciertos faltaría Isak. El delantero que ha encandilado a la afición txuri-urdin; el atacante que tiene facilidad para desbordar y busca el gol. Uno de los componentes del equipo realista que más ha influido en la sobresaliente actuación copera y en algunos de los partidos más importantes de la trayectoria liguera. Como el derbi ante el Athletic de Anoeta, en el que marcó un golazo que le hizo fundirse con la Grada Zabaleta. Es el nuevo ídolo de la hinchada txuri-urdin. Un héroe del que la Real puede disfrutar durante muchos años dada su corta edad. A sus 20 años, va rompiendo puertas allá por donde pasa.

Y el de Modibo Sagnan se puede considerar como el único fracaso. Eso sí, hay que darle un voto de confianza porque aún tiene 21 años. El central francés, por el que la institución txuri-urdin pagó al Lens un montante de 4,5 millones de euros, ha decepcionado en su primera temporada. Incluso en Zubieta ha sorprendido su pobre nivel. Por el momento no está preparado para desenvolverse en Primera División, aunque su cesión al Mirandés, donde sí ha tenido oportunidades, le habrá venido bien para adaptarse.

No obstante, este único lunar no puede empañar el acierto y el gran trabajo demostrado por el departamento dirigido por Roberto Olabe. Esto es lo que siempre se ha exigido a la Real, que los fichajes aporten lo que Zubieta no produce. Y esta última temporada sí que lo ha hecho. Con creces, además.